Análisis The Legend of Zelda: A Link Between Worlds

El efecto 3D

Como nos tiene acostumbrados, Nintendo vuelve a subir el listón de uso con sus propias tecnologías. En este 'Zelda' no sólo nos encontramos una ejecución casi perfecta del 3D, sino que se ha pensado en cada acción para sacar provecho del mismo.

Así, los enemigos suelen dejar el mundo cruel con algún gesto en la dirección en la que nos encontramos, o los que están compuestos por partes (como un esqueleto), pierden alguna hacia nuestros ojos. No sólo se ha implementado un gran 3D, sino que se ha sabido aprovechar.

De hecho, la gran novedad entre los nuevos poderes de Link, la habilidad de convertirse en un cuadro móvil pegado a la pared, también la aprovecha. Hay un interesante contraste entre la figura tridimensional de Link, y el momento en que nos fundimos con la pared, pasando a ser un objeto plano, y con un movimiento de cámara que nos permite avanzar sin perder nuestra posición.

A nivel jugable tenemos también una integración más allá de convertirnos en pintura de un modo visualmente creíble. Calcular en qué momento nos debemos lanzar a la plataforma de abajo, asestar un ataque certero al enemigo con capacidad para volar en el momento en que baja… las posibilidades van en aumento según avanzamos en la historia.

Visualiza algún vídeo en tu 3DS para apreciar su genial efecto 3D

Tócala otra vez…

La música sigue siendo ese toque especial de todo 'Zelda', en esta ocasión escucharemos una banda sonora orquestada que conseguirá una aventura aún más épica. Veremos melodías rescatadas de otros 'Zelda' (las referencias al pasado de la saga son constantes) y temas nuevos.

Así cada zona tendrá su propio acompañamiento musical, melodias animadas para las mazmorras, más pausadas cuando visitamos el pueblo…, incluso nos encontraremos con personajes que nos ofrecerán tocar una melodía con un par de instrumentos a cambio de unas rupias.

Los efectos de sonido son más continuistas, pero siguen siendo fundamentales para la inmersión en la aventura. El ataque de un enemigo, el choque entre espadas, un grito de Link al precipitarse al vacío…

El mundo oscuro

No voy a contar aquí ningún spoiler más allá de lo que se ha visto en los trailers lanzados por la propia Nintendo. En ellos podemos ver la aparición, al igual que el juego al que homenajea - 'A Link to the Past' -, de un mundo oscuro, un mundo vinculado a la catástrofe que se avecina.

Al igual que Hyrule, Lorule también tiene su princesa, llamada Hilda. Sus cabellos, al contrario que Zelda, son oscuros, muy representativos del mundo que nos encontraremos. Tomado por fuerzas maléficas y poderosos monstruos que no paran de acosarnos.

Hilda, una de las novedades de este Zelda

Sus habitantes han sido también corrompidos por tanta oscuridad, muchos de ellos se entregan a creencias absurdas, otros intentan sacar dinero de donde sea, como auténticos usureros, incluso personajes de los que jamás lo pensaríamos nos pedirán rupias a cambio de sus servicios.

Afortunadamente la cartera de Link no tiene límite, y podremos dedicarnos a coleccionar rupias desde el principio, ya que nos harán falta en muchas ocasiones. Tras completar una mazmorra podremos jactarnos de nuestra riqueza, pero pronto, tras una visita a la tienda de Ravio u otras localizaciones, observaremos que el dinero no es tan abundante como puede parecer.

Link puede entrar en ese mundo oscuro a través de diversas grietas que aparecen tras uno de los ataques de Yuga. Debemos fijarnos bien en su localización, ya que en ocasiones tendremos que alternar ambos mundos para conseguir llegar a nuestro objetivo.

Resulta atractivo llegar a Lorule por primera vez, tras dominar el mapeado de Hyrule, y comprobar que en realidad no somos tan fuertes como pensábamos. En Lorule los caminos se cortan, los enemigos son más poderosos y, encima, no hay muchos personajes dispuestos a echarnos una mano, o simplemente a dejarnos en paz.

En un mundo tan oscuro y agresivo quizá se hecha en falta una mayor dosis de dificultad de los enemigos finales de las mazmorras, que en general se mantienen en un nivel similar de complejidad (no así el discurrir de las mazmorras, donde algunas son claramente más difíciles que otras).

¡Juguemos al nuevo Zelda!

Pasamos a hablar sobre la jugabilidad de 'A Link Between Worlds'. El esquema de control básico será pan comido para los que ya han jugado al 'Zelda' de Super Nintendo, escudo y espada serán nuestros mejores aliados en todo el viaje. Tampoco será complicado para los nuevos jugadores.

La pantalla inferior nos permitirá cambiar rápidamente de arma

La asignación de los botones X e Y será por nuestra cuenta, nosotros decidiremos qué ítem queremos utilizar en esos comandos. La gran cantidad de objetos que podemos adquirir de golpe, y el hecho de que tendremos que usar muchos de ellos indistintamente, crea la necesidad de estar entrando constantemente en el inventario a cambiarlos, pero Nintendo también ha pensado en un modo para reducir el tiempo de cambio.

Podremos ordenar los ítems que más utilizamos en la pantalla táctil, y pulsando en el icono del botón correspondiente podremos movernos por un menú vertical cambiando rápidamente de arma. Es algo parecido al uso del Gamepad de Wii U, pero con la limitación de tamaño de la pantalla táctil se ha optado por este sistema, que resuelve perfectamente y no interrumpe el ritmo de juego.

Precisamente ese ritmo de juego me ha dejado gratamente sorprendido. La aventura no nos deja un respiro, los puntos de guardado permitirán movernos entre ellos al instante (gracias a cierto personaje), para no perder ni un segundo.

Basta decir que en apenas minutos ya tendremos espada y escudo, y estaremos frente a la princesa Zelda en persona, que nos pedirá que sin dilación nos dirijamos hacia nuestra mayor aventura.

Cuando guardamos partida, en ocasiones nos salta un mensaje que nos invita a tomarnos un descanso, al principio pensaba que saltaba con demasiada frecuencia, pero no, lo que ocurre es que el tiempo vuela mientras nos sumergimos en esta frenética aventura.