Análisis Atelier Ayesha: The Alchemist of Dusk

¡Alquimiza que alquimizarás!

A lo largo de este texto se ha mencionado ya en un par de ocasiones la recolección de ingredientes y la existencia de recetas de aqluimia, elementos que construyen la que es la piedra angular tanto de 'Atelier Ayesha' como, por extensión, el resto de la franquicia. No en vano, el término "atelier" es la palabra francesa que designa un taller y es en nuestro taller de alquimista donde pasaremos una buena cantidad de horas.

Tal y como ya hemos comentado, todos y cada uno de los escenarios de 'Atelier Ayesha' se encuentra plagado de ingredientes que podemos recoger. Estos incluyen numerosos tipos de plantas, rocas, arcillas, frutos o cosas más rebuscadas como colas de dragón y demás cochinadas por el estilo, cada uno de los cuales cuenta con sus propias características en términos de calidad y atributos elementales. A todo ello hay que sumarle numerosos ingredientes que podremos adquirir en las tiendas y en el mercado mensual, aunque de poco servirían si no fuéramos también añadiendo a nuestra particular biblioteca distintos libros de recetas, puesto que no podemos experimentar por nuestra cuenta.

El proceso de alquimización en sí es sencillo en sus términos básicos, aunque cuenta con un nivel de complejidad y profundidad suficientemente elevado como para satisfacer a los más aficionados al mundo del "item crafting". Los pasos básicos se limitan a seleccionar los ingredientes deseados para llevar a cabo la receta, que en la mayoría de casos no requiere de elementos específicos sino de ingredientes pertenecientes a categorías genéricas como combustibles, líquidos, arcillas o hierbas. A continuación, basta simplemente con mezclarlos en el caldero para obtener el resultado deseado a cambio de una cierta cantidad de días, en función de la dificultad y la cantidad de producto a preparar.

Esto sería, por supuesto, la versión más esencial del proceso, pero la cantidad de variables es mucho más elevada. Cada ingrediente cuenta, además de con sus atributos básicos, con distintas propiedades que al combinarse pueden otorgar al producto final nuevos efectos adicionales. El orden en que los ingredientes se añaden al proceso, además, repercuten también en el valor final de las afinidades elementales del objeto obtenido, así como en su calidad. Ya para rizar el rizo, los productos resultantes pueden a su vez utilizarse como ingredientes para nuevas síntesis, pudiendo así transferir nuevamente sus características y alcanzar resultados finales de amplísima variedad.

Como puede imaginarse, controlar todos estos parámetros de forma plenamente consciente requiere de bastantes pruebas y tiempo, y aun así, pese a que el juego ofrece una amplia sección de ayuda, diversos aspectos son muy poco intuitivos y terminan por no quedar claros. Esto no es en ningún caso un impedimento para disfrutar del juego y para obtener los objetos necesarios sin problema alguno, pero sí puede resultar algo frustrante el encontrarse en muchos casos "a ciegas" ante el caldero de alquimia.

Ahora bien, exactamente... ¿Qué es lo que podemos sintetizar y para qué? La verdad es que muchas de las recetas de alquimia existentes no tienen una gran utilidad práctica. Esencialmente, sirven para completar los numerosos encargos que nos plantearán los habitantes de las ciudades del juego, quienes nos pedirán un objeto en concreto a cambio de dinero, puntos de memoria y nuevos ingredientes. La totalidad de misiones secundarias de 'Atelier Ayesha' son de este tipo y es algo que resulta algo cansino, puesto que no existe razón alguna para no haber compatibilizado esta actividad con otros encargos de otro tipo.

Eso no quita, por supuesto, que otros muchos productos de alquimia sean de gran utilidad, ya que seremos capaces de preparar distintos alimentos con propiedades sanadoras, pociones y tónicos que aumenten los atributos en combate o incluso distintos tipos de bombas. Sorprende en cambio la imposibilidad de sintetizar piezas de equipo. En su lugar lo que podremos alquimizar son distintas piedras de afilar y tintes, que al ser usadas sobre las armas y armaduras despertarán, por decirlo de algún modo, sus atributos latentes.