Análisis Total War: Rome II

Hay muchas más cosas que hacer durante la partida a través de esta gestión de nuestros dominios. Por ejemplo, desbloquear y mejorar habilidades especiales para la guerra, dependiendo de algunos territorios o tipo de tropas, y por supuesto construir edificios y crear tropas. Todo con el objetivo de tener el ejército más potente, pero también para mantener la paz dentro de nuestro propio territorios y evitar rebeliones innecesarias. No solo nos tenemos que preocupar de invadir, sino también de mantener lo conquistado con unos niveles dignos de bienestar.

En el caso de la gestión se notan más las mejoras introducidas, principalmente porque ayudan a simplificar la tarea al jugador y ofrecen más y mejores opciones en este sentido. Pero esa reestructuración también supone un tiempo de aprendizaje incluso para el jugador más veterano, un tiempo que puede llegar a la hora de juego como mucho. La nueva interfaz sorprende, y es inicialmente compleja, pero cuando nos acostumbramos es muy manejable. Se ha reforzado este apartado con buenas ideas sin sacrificar el resultado final, y la mejora, sin ser excesiva, se nota para bien durante el juego.

Por supuesto, todas las opciones de gestión estarán disponibles en el modo Campaña, el más completo de todos. Hay batallas rápidas, históricas e incluso algunas en las que podremos seleccionar los parámetros que prefiramos para jugarla. Si el modo Campaña ya nos va a dar decenas de horas de juego, estos modos secundarios nos podrían dar algunas horas más para perfeccionar nuestra técnica o disfrutar de refriegas rápidas a nuestro gusto. 'Total War: Rome II' es un juego que nos puede durar meses si somos aficionados de la estrategia.

Cabe destacar que la Enciclopedia de 'Total War: Rome II', disponible desde el menú principal, nos explicará todos y cada uno de los detalles tanto históricos como técnicos para disfrutar al máximo del título desde el principio.

Técnicamente depurado...y exigente

Estamos ante un 'Total War', y si eso siempre es garantía de calidad en cuanto a la estrategia, también lo es en cuanto al apartado técnico. Los juegos de esta franquicia muestran siempre un acabado espectacular, con muchos elementos en pantalla y un realismo extremo para mostrar campos de batalla llenos de detalles. El motor gráfico en tres dimensiones se ha ido mejorando, haciendo nuevas versiones o refinando las existentes, para que todos los elementos estratégicos de la franquicia se cristalizaran en batallas emocionantes y bien representadas.

Pues bien, ese motor gráfico de las últimas entregas, que ya había mostrado campos de batalla espectaculares, se ha llevado al máximo con esta entrega. Si tenemos las opciones gráficas dispuestas al máximo, gozaremos de lo lindo con un título que nos ofrece la guerra con todo lujo de detalles: desde tropas en las que cada soldado individual actúa diferenciado del resto, hasta ciudades y fortalezas muy bien representadas y con cierto respeto a la exactitud histórica, pasando por elementos del territorio como bosques y utensilios para la guerra dispuestos por el mapa.

El juego está lleno de detalle gracias a un potente motor gráfico

Eso será obviamente con las opciones técnicas al máximo, que será un auténtico espectáculo para la vista. Si optamos por lo contrario, por el mínimo, sencillamente el juego parecerá otro, mucho más sobrio, con menos detalle y menos poblado de elementos. Pero las opciones son muchas, y si no optamos por personalizarlo nosotros mismos, tendremos que decidir entre unos niveles con poca diferencia entre ellos. Una diferencia que apenas cambia el rendimiento de uno a otra, al menos en los niveles bajos.

Eso supone que aunque la optimización si que es precisa con ordenadores de gama media-alta, el juego ya no es accesible para ordenadores algo antiguos o poco potentes. Es bien cierto que 'Rome II' es un juego que se disfruta muchísimo más con todas las opciones al máximo, pues la inmersión es mayor al encontrarnos con una recreación muy realista, pero hasta la fecha quienes contaban con equipos más humildes también podían disfrutar, con muchas limitaciones, del juego. Eso terminó.