El apocalipsis gamer

Apocalipsis: Final Mix

Los cuatro modelos de desastre de proporciones épicas repasados hasta ahora suponen el grueso de las situaciones apocalípticas más comunes del panorama jugón, pero no hay que olvidar que también hemos podido asistir a muchas otras menos convencionales.

Un fin del mundo totalmente literal es el que proponía 'Darksiders', en el que Guerra, uno de los cuatro jinetes del apocalipsis, es engañado para desatar el fin de la humanidad y permitir a las fuerzas demoníacas campar a sus anchas cargándose la civilización de un plumazo. Y sí, le cayó una bronca considerable por ello, amén de tener que tratar de arreglar el desastre en la medida de lo posible. ¡Menudo dineral en obras públicas para la reconstrucción!

Mucho más hilarante, por lo esperpéntico de su concepto, es la destrucción parcial del mundo que tiene lugar en 'Final Fantasy VI' a manos de Kefka. Literalmente un payaso diabólico, malvado, cruel y básicamente muy loco que se carga el mundo como si tal cosa a pesar de los esfuerzos de los héroes. La verdad es que, puestos a elegir cómo terminar nuestros días, hay que reconocer que morir como parte del plan de dominación de un maníaco vestido de payaso tiene su punto y es original. ¿O no?

Quedan por otra parte diversos juegos ambientados en etapas posteriores a algún tipo de apocalipsis que terminó con el mundo, aunque sin entrar en muchos más detalles. Conforman lo que podríamos catalogar como "el fin del mundo porque sí", siendo lo importante el resultado y no la causa. Encontramos así la hermosa a la par que angustiosa soledad de 'Fragile Dreams', el exhuberante renacimiento de la naturaleza en plena ciudad de 'Enslaved' o la simplicidad de 'I Am Alive' y su mundo destrozado por algo conocido simplemente como "el evento".

El premio a la absurdidad queda finalmente para 'Tokyo Jungle', donde la humanidad se extingue de forma gratuita dejando todo lo demás casi intacto, para uso y disfrute de los numerosos animales salvajes que irrumpen de la nada para poblar la ciudad. Pero vamos a ver... ¿¡Desde cuando hay cebras en Japón!?

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Predecir un fin del mundo impredecible no es tarea fácil. Ampararse en una iglesia u otro edificio de culto podría servir en caso de apocalipsis bíblico, pero de poco servirá una pistola cargada de agua bendita si lo que irrumpe por la puerta es una oleada de robots sublevados con cañones láser.

El caso del payaso chiflado es asimismo un evento de difícil previsión, aunque como norma general para el propio día a día sería saludable de por sí el desconfiar de cualquier hombre maquillado y más si se ríe de forma maliciosa.

En cualquier caso, recomendamos disfrutar plenamente de su frágil e insignificante existencia en la medida de lo posible, dedicando una cantidad razonable de tiempo al uso y disfrute del rico mundo del videojuego y sus maquiavélicas formas de acabar con el mundo.

Esperamos que esta guía haya resultado de utilidad y le invitamos, muy cordialmente, a compartir sus experiencias apocalípticas.