Análisis Drakensang: The River of Time

El rol clásico parece estar de capa caída en PC. Si bien hace unos años era común encontrar obras de calidad como Baldur´s Gate o Icewind Dale , poco a poco el género fue perdiendo fuelle hasta que Bioware lo reavivó con títulos de la calibre de Dragon Age: Origins. Ha habido otros igualmente buenos como Fallout 3 a cargo de Bethesda, pero ese sabor clásico de poder manejar a nuestro antojo un grupo de personajes y vernos involucrados en una historia de proporciones épicas se ha ido perdiendo.

Por suerte FX Interactive está en todo, es por ello que han publicado la segunda parte de Drakensang. The River of Time nos promete un gran número de horas que nos devolverán esa magia ya casi olvidada por los amantes del buen RPG y todo a un precio de risa.

Si añoráis las aventuras de rol profundas y donde las normas tipo Dungeons & Dragons son vuestro fuerte, estáis de enhorabuena. Posiblemente Drakensang 2: The River of Time os contente más de lo que pensáis.

Argumento

Antes de centrarnos en su argumento me veo obligado a hablar del mundo en el que está basado Drakensang. A los que seáis roleros como yo; si, de esos en los que se juega con papel, lápiz y un puñado de dados, deberíais de conocer el mundo de The Dark Eye y en el cual está basado el título que hoy nos ocupa.

De origen alemán, su lanzamiento fue en 1983 para dos años más tarde ver actualizado sus normas a una versión Advanced. Dicho juego de rol ha sido comparado directamente con el gran Dungeons & Dragons, aunque lo cierto es que en ciertos momentos su ambientación nos recuerda más a la vista en Geralt de Rivia que a los paladines y kobolds del mítico Gary Gygax.