Análisis Dishonored: La muerte del Forastero

Dishonored: La muerte del Forastero. Atando cabos sueltos

Sin demasiados complejos, es sencillo apuntar hacia el shooter en primera persona como uno de los géneros más determinantes en la evolución del videojuego a lo largo de su historia. De su fórmula han nacido proyectos que reivindicaban formas únicas de juego, junto a otras que han instaurado precedentes en facetas tan explotadas en la actualidad como el multijugador, la narrativa o la inmersión.  

Dentro de sus cánones existen bastantes libertades, que, tal vez, no sean tan notables en otros terrenos, lo que permite retorcer su concepto de forma constante con nuevas ideas. No es demasiado complicado hacer memoria y señalar nombre como Half-Life, Halo o Deus Ex, y aunque los años pasen, siempre existe un referente que intenta explotar sus posibilidades únicas. Gracias a su longevo trasfondo, existen estudios con amplia experiencia en él, que con relativa facilidad son capaces de elevar el género a su máxima potencia. En el caso de Arkane Studios, tras haberle dado forma a una marca como Dishonored, poco tienen que demostrar.

Sus filas rezuman conocimiento y de sus manos nacen pulidas propuestas que comprenden las virtudes de sus herramientas. En concreto, prefieren enfocarse en plantear sus combates como puzles a resolver con calma, y tras decepciones como la de Mankind Divided, poca competencia existe que les plante cara. Los últimos tiempos han sido especialmente movidos para ellos, y, de hecho, la continuidad de Dishonored no está del todo clara tras un año de infarto. De esta forma nos llega Dishonored: La muerte del Forastero, que se presenta como el cierre a su arco argumental principal y, quién sabe, si también de la franquicia.

Algo pasa con Billie

Si hasta la fecha no le habíais dado oportunidad, la ocasión se os antojará apetecible. La muerte del Forastero llega como un DLC standalone que evidentemente se venderá a un precio reducido, algo idóneo para probar esa saga del que todo el mundo habla. Al menos ese es el caso en el que me encuentro,y en parte no creo que sea la idea más acertada.

Pongámonos en situación… En esta ocasión dejaremos de lado a la familia Kaldwin y tomaremos el control de Billie Lurk. En el pasado fue protagonista de hechos determinantes en la trama del universo, pero actualmente se haya sin un objetivo al que dirigirse y un profundo arrepentimiento frente a sus actos. Con la intención de calmar sus pesadillas, se embarca en el rescate de su mentor y padre adoptivo Daud. Tras atravesar un local comandado por una orden sectaria, Billie se encuentra cara a cara con Daud. A pesar de sus diferencias harán frente a su último encargo, asesinar al Forastero, un importante personaje al cual ven como principal culpable de muchos de sus problemas.

La información básica está ahí y no hay que ser especialmente avispado para darse cuenta de que el trasfondo que envuelve a Dishonored está más que trabajado. Si por algo ha recibido alabanzas en el pasado es precisamente por esa ambientación, que, simplemente, atisbando su superficie, parece no tener nada que envidiarle a otros referentes del género a la altura Bioshock. El problema es, que se ha desarrollado a lo largo de, hasta el momento, otras dos entregas. Existen innumerables diálogos alternativos, textos y detalles que te permiten imaginarte algo, pero siempre habrá cosas que se te escapen y no entenderás. Más o menos puedes sumergirte, dejarte contagiar por su rica atmósfera… sin embargo, parece evidente que el enfoque va dirigido hacia aquel que ya lo conoce.

Conoce tus posibilidades

En cualquier caso, no es un factor completamente determinante y a pesar de ello sigue siendo igual de disfrutable. Y es que, como comenta la introducción, Arkane sabe cómo sacarle hasta la última gota a las posibilidades de sus trabajos. Mi experiencia previa es Prey y aunque en esta ocasión la envergadura es mucho más reducida, la libertad de elección a la hora de cumplimentar nuestras tareas sigue siendo una constante.

Como Billie nuestros ataques básicos son cuerpo a cuerpo, pero desde nuestro brazo izquierdo podemos activar un amplio número de proyectiles y poderes. Cada uno cumple funciones específicas y nos permitirá ser más o menos letales. Aunque existe ciertos sistemas de progresión, la verdadera evolución aquí funciona a través de nuestra experimentación. Con experiencia previa en mecánicas similares, es fácil olvidarse de los poderes que nos hacen únicos y optar por la infiltración a ‘pecho descubierto’, pero no tardaremos demasiado en descubrir que, independientemente de la dificultad, los enemigos no están ciegos.

Será cuando descubras todas tus posibilidades que el cepo de Dishonored te enganchará con firmeza. Aprenderás a cómo avanzar de forma eficiente y la sensación de control absoluto sobre tus movimientos frente a los de tus víctimas, no podía ser más satisfactoria. Realmente el número de factores que se tienen en cuenta es abismal, creando una serie de situaciones inesperadas que pocas veces hemos visto y que son marca de la casa.

Esencia intacta

Todo depende de los motivos por los que hayas llegado hasta aquí, aunque prácticamente desde cualquier perspectiva puede llegar a merecer la pena. Si conoces la saga es difícil que te decepcione, ya que los elementos que la caracterizan siguen más vivos que nunca, con un soplo de aire fresco por medio de la nueva protagonista y el cierre de su argumento. Sin embargo, si llegas aquí como novato puede que no las tengas todas contigo. Es difícil no disfrutarlo si has probado piezas del mismo corte, pero es evidente que un trozo de un pastel mucho más grande.

Ciertamente, la licencia se siente merecedora de todo su reconocimiento. No inventan la rueda, no revolucionan, pero elevan sus posibilidades al máximo exponente. Es una declaración que no viene a confirmar nada, pero que sin duda asegura, que, si bien no estamos hablado del Dishonored Definitivo, La muerte del Forastero es una buena muestra de las posibilidades que en si ofrece.