Análisis Two Worlds 2

Gráficos

Two Worlds II mantiene el tipo en el apartado técnico con un buen nivel, pero que no es suficiente para destacar. Desde Reality Pump se ha hecho un buen trabajo para recrear Antaloor, llenarlo de vida y hacerlo creíble, pero el resultado final queda un escalón por debajo de lo que se espera de una gran producción. No sabemos si el título puede considerarse como tal, pero aunque es más que resultón, sin duda faltaría esmerarse aún más y pulir los detalles al máximo para ser puntero en este sentido. Se nota, eso sí, el cambio de motor gráfico con respecto a la anterior entrega.

El juego muestra un enorme mapeado por el que podemos campar con libertad, aunque no sin excesivos tiempos de carga que a veces se nos antojarán tediosos. A pesar de ello, los paisajes con los que nos premia el título son preciosos, bien realizados aunque no demasiado bien detallados, puesto que en su mayoría serán parajes desérticos (no en el sentido geográfico de la palabra, que también) con enemigos y algo de vegetación por medio. Podríamos decir que en cuanto a texturización y realización estos escenarios rayan el notable, pero les falta algo más de gracia, de vida, para que sean perfectos. Por suerte, este apartado se puede considerar bueno, aunque mejorable, como muchos otros.

Digamos que es en las distancias cortas donde Two Worlds II muestra sus debilidades. Las animaciones faciales y las texturas tanto de seres humanos como de los animales y criaturas que encontramos dejan bastante que desear, sin llegar a desentonar con un aspecto general no demasiado brillante. Es por ello que nos invadirá la sensación de que se ha hecho una buena faena técnicamente, pero siempre nos parecerá que está por debajo de la calidad que destila el título en muchos otros apartados.

Intentamos dejar claro que no es un juego mediocre gráficamente, pero simplemente se ha quedado corto en algo muy importante para muchos, y es que entrar por los ojos es lo que tratan de hacer muchos títulos que por dentro no tienen nada que mostrar. Pero en el caso que nos ocupa hay un material muy interesante que muchos no llegarán a conocer y explorar, porque la carcasa en la que se presenta está un par de años desfasada.

En el resto, nada que objetar: buen nivel de frames por segundo, aguantando como un campeón, y pocos glitchs gráficos, por no decir casi ninguno, en toda la aventura. Cabe destacar también los efectos de luz, realmente buenos, sobretodo durante los cambios horarios que, por cierto, también se han representado con mucha gracia. Se ha dotado al juego de un aspecto personal en toda la extensión de terreno que supone Antaloor, huyendo de las convenciones del género. Por desgracia, este aspecto es demasiado homogéneo y carente de detalles de calidad, como comentábamos.

Concluimos diciendo que si bien es un juego correcto y sólido en todo lo referente al apartado gráfico, si que se podría haber metido otra marcha para situarlo más cerca de la élite. Es ciertamente irregular, aunque entra bien por los ojos y no ofrece excesivos problemas en este aspecto.

Jugabilidad

Two Worlds II se mueve entre la compleja red de variables de los juegos de rol y la espectacularidad de un título de acción. Puede que no sea tan sencillo como eso, pero es una forma de definir que sigue el camino abierto por otros y, más concretamente, es continuista en cuanto a la primera parte. Se nos ofrece un amplio abanico de posibilidades en cuanto a habilidades, que de una forma algo confusa se muestran en un menú donde podemos ir mejorando a nuestro personaje a medida que consigamos puntos de mejora.

Lo más interesante del asunto es que las mejoras que inflijamos en el personaje se verán reflejadas también en el juego, más incluso que en otros juegos de esta índole, lo que le añade aún más componente estratégico a en qué puntos mejoramos al personaje. Algunas habilidades requieren más puntos que otras, y podemos mejorar varias a la vez, pero el objetivo final siempre será pasar al siguiente nivel de cada una de ellas. Es una función muy interesante y, aunque en un principio parece algo confusa, resulta muy fácil y rápida cuando avanzamos en el juego. Muy gratificante.

Esa es la parte más técnica y que en los juegos de rol resulta incluso burocrática. Pero lo cierto es que el control a la hora de la acción no es para nada peor. Tras el tiempo de adaptación, que resultará crucial sobre todo para descubrir cómo funciona el tema de los menús y el inventario a los primerizos, descubriremos que el juego fluctúa con total suavidad y comodidad, si bien hay momentos en que nos jugará alguna que otra mala pasada. Sobre todo en los combates, que son espectaculares y fluidos pero que en los que en muchas ocasiones el personaje no reaccionará como deseamos.

Existe también la opción de crear pociones y mejorar nuestras armas y armaduras a través del menú. Podremos mezclar ingredientes en un caldero y crear mejunjes que puedan servir para mejorar ciertos aspectos del personaje, o que no sirvan para nada. Bautizaremos esas pociones y tendremos la posibilidad de guardar su receta para crear más. Los ingredientes podremos comprarlos en los pueblos, o recolectarlos en nuestros viajes. También podemos recurrir a algunos libros para encontrar recetas secretas con las que crear pociones muy poderosas. La opción de orfebrería es bastante simple: podemos mejorar nuestro equipamiento añadiendo mejoras.

El resto de opciones de control son complejas pero con el tiempo nos adaptaremos, con algunos fallos como hemos comentado pero en general dando una sensación bastante satisfactoria. Si es cierto que nuestro protagonista se mueve de manera algo robótica, y que quizás a veces cueste atinar con lo que queremos hacer, pero no es algo que moleste y, desde luego, es incluso mejor que lo que vimos en Oblivion, por poner un ejemplo similar.

Una parte interesante del título es el editor del personaje, algo básico pero sencillo de utilizar. Justo cuando empezamos la partida podremos escoger una serie de opciones para diferentes partes del cuerpo. Hay muchas opciones pero no demasiada variedad en ellas, pero por suerte los resultados suelen ser buenos y no habrá opción de crear horrores como en otros juegos con editor. Además, es sencillo crear un personaje con el que nos identifiquemos o que, simplemente, nos parezca "molón".

En resumen, Two Worlds II tiene una jugabilidad a la altura de las circunstancias, que tiene sus fisuras pero en general ofrece una experiencia que podemos disfrutar de principio a fin.