Análisis Sunset Overdrive

Libertad total de movimientos

Al principio tardaremos un tiempo en hacernos con todas las mecánicas del juego, ya que son muchas, nuevas y bastante variadas; pero cuando pasen los minutos, si somos algo habilidosos, lograremos llevar nuestro personaje con gran agilidad de una punta a otra de la ciudad sin tocar el suelo prácticamente en ningún momento. La dificultad no es ajustable en 'Sunset Overdrive', y en ocasiones supone un cierto reto, pero si realmente hacemos uso de las habilidades y controlamos correctamente al personaje, tenemos todo para salir airosos de los combates. En este sentido nos parece bien que Insomniac haya arriesgado y haya optado por nivelar el conjunto, con riesgo de que algunos jugadores lo encuentren demasiado difícil. Moriremos en algunas ocasiones, pero será un peaje a pagar hasta que vayamos mejorando. 

La libertad de movimientos es una constante en todo el juego y estos se irán ampliando poco a poco según vayamos avanzando en la aventura. Llegará un momento en el que nuestro personaje alcanzará una gran baraja de habilidades cuyo buen uso será indispensable para no caer derrotados -a las que habrá que sumar el sistema de amplis y turbos, que detallaremos más adelante-. Además de los ya comentados, podremos hacer ataques con caídas en picado, barridos al grindar, dar un acelerón en el aire para llegar a la siguiente plataforma, rodar por el suelo, dar un salto potenciado al botar, y algunos más que bien usados convertirán nuestras partidas en una verdadera experiencia de libertad de juego.

El control del personaje es bastante intuitivo y generalmente no da problemas, más allá de de tener que rotar la cámara en momentos de desplazamiento a gran velocidad. El cambio de armas es rápido: pulsando LB el tiempo se ralentizará y podremos escoger la siguiente; un cambio que será automático si nos quedamos sin munición con la equipada. De lejos habrá dos botones que machacaremos durante nuestras partidas: A para saltar y X para grindar por el mobiliario urbano.

Sunset City sirve muy bien de contenedor para una aventura de mundo abierto como esta. Es a la vez horizontal -con una gran superficie de cables y barandillas para grindear sin parar- y vertical -con grandes rascacielos a los que tendremos que encaramarnos-. La ciudad está algo desierta; una soledad que se rompe con las apariciones de grupos de enemigos. Pero esta soledad encuentra su justificación en el guión: estamos en medio de un apocalipsis. Por otro lado, Sunset City es lo suficientemente grande como para que nos hartemos de recorrerla de punta a punta y la variedad es notable, con zonas de aspecto diferente que corresponden a varios capítulos del juego (aunque toda es accesible en cualquier momento). Su diseño está estudiado el milímetro para que prácticamente no tengamos que pisar el suelo y para ello Insomniac la ha llenado hasta arriba de elementos con los que podremos interactuar. Incluso podremos deslizarnos unos segundos por la superficie de agua del puerto para unir luego el movimiento con un salto o un grindeo.

Durante el juego podremos desarrollar nuestro personaje y su armamento a través del sistema de amplis y turbos, todo ello unido a nuestro medidor de estilo. Los amplis serán poderes especiales que se asociarán a nuestras habilidades o a nuestras armas, pudiendonos hacer más peligrosos de lo normal. Para "activar" estos amplis que tendremos que asociarnos en el menú, tendremos que mantener rellena nuestra barra de estilo luchando y desplazándonos de la "manera más guay posible"; es decir, haciendo combos de saltos, grindeos, etc., sin para en ningún momento. Tendremos hasta cuatro niveles en la barra de estilo: en los primeros activaremos los amplis más básicos y los últimos nos podremos convertir en una máquina de matar mortífera con todo activado.

Llevando más allá nuestras habilidades

En segundo lugar nos encontramos con los turbos, una especie de sistema de perks que potenciarán las habilidades pasivas de nuestro personaje (por ejemplo aumentando el daño a los colgados en un 5%). Para conseguir o mejorar estos turbos tendremos que intercambiarlos por un número determinado de insignias que iremos consiguiendo automáticamente al matar enemigos, grindar, saltar, etc. Por el contrario los amplis habrá que comprarlos cuando los desbloqueemos en la base de Floyd a medida que el juego vaya avanzando. El desarrollo de nuestro personaje es muy personalizable, hasta el punto de poder llevarlo por el camino que más nos interese, potenciando nuestra manera de jugar. El sistema es bastante completo, pero a nuestro juicio es bastante confuso, abrumador y poco fresco para un juevo con una propuesta tan desenfadada y directa como 'Sunset Overdrive'. El sistema de mejoras y el planteamiento del juego en sí sufren un choque y no hacen demasiado buena pareja, aunque bien es cierto que cuando llevemos varias horas de juego y nos familiaricemos, sabremos sacarle bastante partido.

Las armas son por su parte también protagonistas en el juego, y a la vez muy similares a lo visto en 'Saints Row'. Nos encontraremos con una decente variedad de armamento, no ingente, pero sí suficiente como para cubrir muchos estilos de juego. Podremos asignarnos hasta 8 armas en el inventario, que van desde lanza ositos de peluche explosivos, hasta rifles congelantes, lanzadores de vinilos elétricos o arpones; todas muy diferentes y que nos permitirán adaptarnos a todo tipo de situaciones y enemigos. La munición será algo limitada si la malgastamos, teniendo que renovarla acabando con los enemigos y nos obligará a utilizar gran parte de nuestro armamento equipado. El humor con el que se ha ideado todo este arsenal está a la altura del resto del juego.