Análisis Far Cry 3

¿Conoces la definición de la… demencia?

En nuestra opinión, los juegos pasilleros son algo del pasado. Sabemos que desarrollar un sandbox es mayor trabajo, pero también es mayor diversión para el jugador.

Far Cry 3 nos ha demostrado que sandbox no significa grandes extensión en donde debemos caminar y caminar, viendo terreno interminable sin situaciones interesantes. Uno de los que demostró que hay más posibilidades dentro del mundo sandbox es Red Dead Redemption, un mundo lleno de posibilidades, repleto de ideas y creado para sorprender al jugador en cada paso que das.

Far Cry 3 es una joya del género. Un juego que sorprende a cada paso que damos, en el que nos demuestra que un sandbox puede estar muy vivo, con un mundo lleno de posibilidades donde el jugador está deseando moverse por él, un completo mundo el que nos brinda en este caso Ubisoft.

Ubisoft Montreal ha demostrado su mejor mano con este título y la gran variedad de situaciones, que si no acabas siendo la merienda de un cocodrilo acabas ayudando a una tribu a cazar a un tigre legendario... Ocurren tantas cosas que al final, el juego, te acaba apareciendo corto por la diversión que ofrece.

Recordemos que Far Cry fue una pequeña maravilla de Crytek. Antes del popular Crysis para PC, tuvieron una apasionante aventura selvática con el original Far Cry, que fue luego portado deficientemente con versiones en Nintendo Wii o la primera Xbox. Después, Far Cry obtuvo una terrible secuela que no cuajo ni con la critica ni con los usuarios, ya que con su mecánica a las pocas horas acababas aburrido, viéndote continuamente haciendo una y otra vez lo mismo. Esta vez con Far Cry 3 han conseguido enmendarse, con un videojuego mágico y con ganas de estar jugando horas y horas perdiéndote por la selva. Sería una verdadera pena que no triunfe, porque se tiene merecido ser uno de los juegos del año. 

La historia tampoco se queda atrás. Quizás no es la más original de la historia de los videojuegos, pero tiene algo que la hace ser grande y enriquecida, y ese algo tiene un nombre y apellido: Vaas Motenengro.