Análisis Doom Eternal

(Pc, PS4, One)

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Análisis DOOM Eternal: ¿El mejor shooter de la generación?

DOOM 2016 sentó, en cierta manera, las bases del género. Ahora su secuela DOOM Eternal no sólo hace de nuevo lo propio sino que las reinventa por completo, siendo por méritos propios el mejor shooter de la generación

Plataforma analizada: PC
17/03/2020 17:27
DOOM Eternal no tarda ni dos minutos en meternos en faena. Ya os avisamos que si buscáis una shooter con un gran historia, tal vez lo nuevo de Id Software no sea la mejor opción. Al contrario que Wolfenstein New Order o The New Colossus, ambos con un equilibrio entre jugabilidad y narrativa, DOOM Eternal se centra por completo en la pura diversión de destrozar demonios.
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Destroza y desgarra hasta que acabes con todos

Como DOOM Slayer nuestra misión será acabar con el infierno desatado en la Tierra. Las puertas se han abierto y las criaturas campan ahora a sus anchas por el planeta. En nuestra misión no sólo iniciaremos la cruzada para acabar de una vez por todas con los demonios, sino que también conoceremos algo más sobre el personaje, su trasfondo y todo el misterio que le rodea.

Es tal vez aquí donde DOOM Eternal haga las delicias de los fans. Si bien las cinemáticas tienen apenas unos segundos de duración, el juego incluye un gigantesco códice al que podemos acceder para conocer todo sobre el mundo de DOOM. Desde los demonios y el por qué de su aspecto, cuál es su pasado, los diferentes escenarios y el desarrollo de los acontecimientos que han ido ocurriendo tiempo atrás. En definitiva, una completísima enciclopedia a la que merece echar un vistazo para entender algo más nuestro épico viaje.

Eso sí, al contrario que con DOOM 2016, Eternal se prodiga mucho más en lo que a niveles se refiere. Encontraremos ciudades, como las ya mostradas por Id Software en vídeos, completamente arrasadas. Bases científicas y localizaciones que no os vamos a desvelar para no arruinaros la sorpresa. El resultado es un juego que basa prácticamente su diversión en destrozar demonios es más que agradecido. No sólo querremos progresar para poner a prueba nuestras habilidades, sino también para comprobar de primera mano que nos tiene preparado el estudio americano a nivel de escenarios, siendo éstos una sorpresa constante durante toda la aventura.

Una danza macabra en la que no se perdona el fallo

DOOM Eternal es, como decíamos, jugabilidad pura y dura. Una danza macabra que eleva las cotas de adicción, visceralidad y frenesí como nunca antes he visto en el género shooter. No exagero si digo que estamos ante el mejor FPS de la generación. DOOM Eternal es pura adrenalina desde el minuto uno. Cada pequeño fallo se paga, desde en dificultad fácil, pasando por Pesadilla, siendo éste un desafío que merece la pena probar para cerciorarnos de lo bien medido que está absolutamente todo en DOOM Eternal. Y creedme, querréis terminar DOOM Eternal no sólo en Pesadilla, siendo en algunas de las variantes introducidas como el Modo Vidas Extra o UltraPesadilla, donde morir incluye perder absolutamente todo.

Hemos tenido que esperar 7 años para tener el mejor shooter de la generación, DOOM Eternal es largo, exigente y rejugable, ofreciendo una experiencia que no dan ni un segundo de respiro

No hay trampas. No hay bugs. No hay impactos que pongan en duda que no deberían haberte hecho morder el polvo. Eres tu, un simple humano, contra el mismísimo infierno. La precisión que se ha logrado en el control del personaje, la fluidez con la que fluye el cambio de armas o el ‘dash’ te hacen sentir en total sintonía con el juego. Es complicado describir la sensación que se tiene a los mandos de DOOM Eternal sin que lo hayáis probado. Es una de esas experiencias que lo convierten en un producto de entretenimiento en el que todo está creado para representar una acción-reacción con una precisión de cirujano. Una mala granada puede echar por tierra tu siguiente movimiento. No optar por el lanzallamas para recuperar escudo y sí poner en funcionamiento la motosierra puede desembocar en unos segundos que no hubieras deseado. Es un baile en el que tú, como jugador, marcas el ritmo, y los enemigos se van amoldando. Porque, es eso lo que quieres, ¿no? Ser tú el amo y señor de la pista de baile y no ellos, ¿verdad?

DOOM Eternal es un combate tras otro. En mis más de 20 horas de duración (dificultad Ultraviolencia) he de reconocer que ha sido el único juego con el que he tenido que parar cada hora de juego. Requiere concentración y un control de los nervios como pocos han provocado en mi, precisamente debido al factor anteriormente citado: todo encaja como un puzzle. Cada enfrentamiento en las diferentes arenas de combate que componen los niveles son una prueba de habilidad. Un desafío que requiere reflejos. Y el propio juego lo indica desde el menú: dominar las artes del combate es crucial.

Pero además de los enfrentamientos encarnizados, DOOM Eternal también es exploración. Ésta es mucho más satisfactoria que en el título de 2016. Los escenarios son más verticales lo que sin duda ayuda a deternernos unos minutos para tratar de descubrir ese camino que nos llevará hasta el siguiente coleccionable o mejora para el arma. Puede que estéis hartos de ver este tipo de elementos en los juegos, pero creedme, en DOOM Eternal merecen la pena. No sólo podremos adquirir algunos para decorar nuestra particular base, la cual por cierto está plagada de guiños, sino también para obtener un poder con el que medirnos en igualdad de condiciones a los enemigos.

Una vez más, una muestra exacta de que no hay desafío injusto en el FPS de Id Software. Los combates escalan perfectamente en dificultad a medida que mejoramos las armas. Se siente algo natural y la exploración es parte clave. También habrá espacio para aumentar el poder del traje, o mejor dicho, ofrecernos mejoras para el mismo. Desde runas que podremos intercambiar en cualquier momento según nuestro estilo de juego, pasando por habilidades pasivas que nos vendrán a las mil maravillas con el uso de ciertos objetos o al movernos por el entorno. La introducción de la corrupción demoníaca también es un elemento que me ha dejado alucinado, por varios motivos. Se trata de una barra que veremos en el menú que indica la cantidad de encuentros con demonios. A medida que los superemos, ésta se llenará. Tendremos combates de carácter obligado, obvio, pero también otros opcionales. Dentro de esta categoría habrá algunos que deberemos completar en un tiempo determinado, pero lo realmente desafiante serán las Puertas Slayer. Se trata de combates de una duración altísima en la que ya os adelantamos sudaréis sangre para completarlos.

Mencionar también el modo multijugador. Atrás quedó aquel insípido competitivo de carácter clásico de DOOM 2016. Battlemode se trata de una vertiente algo más original y mucho más divertida. Una modalidad PvP asimétrica en la que dos jugadores interpretarán a demonios concretos, generalmente los más grandes, contra un usuario que hará las veces de DOOM Slayer. Es más que entretenido e ideal para desconectar del frenesí que es la Campaña principal. 

Doom Eternal

DOOM Eternal

¿Qué clase de brujería es esta, Id Software?

DOOM 2016 se convirtió en un auténtico benchmark para los PCs de hace unos años. DOOM Eternal va por el mismo camino. Y no hablamos precisamente de que requiera un equipo exigente, sino más bien de que el poderío gráfico que muestra en pantalla es de dejarnos con la boca abierta. En mi PC compuesto por una CPU Intel i7 9770K, 16GB y una GTX 1070 he podido disfrutar de una tasa de 60 imágenes por segundo totalmente estables en la calidad más alta que ofrece el juego, UltraPesadilla. Hay varios niveles para configurar, desde Bajo, pasando por Medio, Alto, Ultra o Pesadilla. Las diferencias entre una y otra varían de forma sútil. Partículas, efectos como el humo o pequeños detalles en la iluminacion. En cualquier caso, las opciones a configurar de manera individual son muy generosas, lo que hace que se amolde a una amplia gama de equipos.

En el apartado sonoro destaca, una vez más, el colosal trabajo realizado por Mick Gordon. El bueno de Mick se ha marcado una banda sonora tal vez menos metalera, con más arreglos electrónicos y coros. Están las atronadoras guitarras en baja afinación, con riffs que marcarán el ritmo durante los enfrentamientos, pero en general el trabajo es aún más ambiental que en la anterior entrega. Por supuesto el juego también destacan por los gruñidos de los propios enemigos y los constantes sonidos de las armas, contundentes a más no poder y marca de la casa. ¿El doblaje? Bueno, simplemente se limita a cumplir.

Lo realmente sorprendente de DOOM Eternal en lo visual es la capacidad para lograr una estabilidad que dejaría plasmado a cualquier estudio de la que presente generación. Me explico. El juego funciona en consola a una resolución 4K (PS4 Pro y Xbox One X) a 60fps. En PCs, como dije, con un equipo modesto se puede lograr una tasa de imágenes por segundo muy alta y una calidad espectacular. Es precisamente el alcanzar esa mezcla de puro músculo gráfico con el show jugable lo que hace que muchas veces te pares a pensar qué tipo de magia negra han usado en Id Software. Un espectáculo de luces, gritos, explosiones y sangre que entra por los ojos, tanto para el jugador como para el espectador

El mejor shooter de la generación. El pico de la kinestetica en el género

No hay más: DOOM Eternal es sin lugar a dudas el shooter de la generación. Hemos tenido que esperar 7 años para encontrarlo, pero que nos quiten lo bailao, como se suele decir. DOOM Eternal es capaz de engancharte como pocos juegos en el género han hecho. Tenemos Destiny, una mezcla genial de MMO y FPS. Si quieres algo más tradicional tienes por ejemplo el reboot de Wolfenstein. Call of Duty siempre estará ahí para aquellos quieran algo de carácter competitivo. DOOM Eternal es para todos, independientemente del género que te guste. Es un disfrute de principio a fin. Un juego al que cualquier tipo de usuario le será difícil decir que no.

Como mencionábamos, en lo nuevo de Id Software todo está absolutamente medido. Si fallas, es tu culpa. Si vences, enhorabuena, lo has bordado, o no. Es justamente aquí, el momento en el que piensas que podrías no haber sufrido tanto daño para acabar con unos cuantos demonios cuando la cabeza te hace click. Y ya estás enganchado a DOOM Eternal. Disfrutarás cada partida, por breve que sea. Acabarás exhausto si dedicas varias horas seguidas. Es justamente una vez asimiladas las mecánicas, el cómo cada arma es capaz de hacer frente a uno u otro demonio, jugar con las granadas y los componentes de tu traje, lo que atrapa de DOOM Eternal. Sumando variedad de escenarios, contenido para parar un tren en forma de Hitos, skins y un sinfín más. Es ahí cuando quieres más y más, deseando llegar a la siguiente arena para entonces… caer derrotado. Y vuelta a empezar.

9.5

Lo mejor

Largo y cargado de contenido que invita a la rejugabilidad

Un auténtico desafío que pondrá a prueba vuestros reflejos

El pináculo de los FPS con un control y respuesta medido al milímetro

Puro músculo visual, tanto en lo técnico como en diseño de niveles

Lo peor

La BSO, aunque brutal, es ligeramente inferior a la de DOOM 2016

Sin ser un mal modo, Battlemode se ve ensombrecido por la Campaña

El frenesí y número de enemigos en pantalla puede, en contadas ocasiones, bloquear al personaje

¿Cómo analizamos?