Análisis Crackdown 3

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Análisis Crackdown 3: Un retorno insípido

Crackdown está de vuelta y regresa fiel a su fórmula original. Tanto que no puede evitar quedar desfasado en comparación con otros juegos similares.

Plataforma analizada: Xbox One
16/02/2019 14:11
El mundo se encuentra sumido en la oscuridad. Un extraño ataque electromagnético proveniente de una misteriosa isla lleva a la Agencia a mandar a sus mejores agentes a investigarla, pero tras un ataque sorpresa solo uno sobrevive.
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Crackdown 3: La Agencia regresa con un lustro de retraso

El mercado del videojuego va a toda velocidad. Evoluciona constantemente, lo que unido a los millonarios presupuestos que son necesarios para llevar a cabo los títulos más punteros convierten a los juegos triple A en una apuesta de lo más arriesgada.

Por eso nosotros, como jugadores, en cierto modo agradecemos que algunos títulos se retrasen un tiempo con el fin de pulir todas sus aristas y sacar al mercado un producto redondo y completo. Pero cuando dicho retraso supera el año sabemos que algo no va bien.

Crackdown 3 ha sido uno de los juegos más retrasados de la generación. Tras su anuncio en el E3 2014 muchos depositamos nuestras esperanzas en la nueva aventura de Reagent Games. Su premisa estaba clara; seguir con las divertidas mecánicas de la saga y aumentar su grado de locura permitiéndonos destruir toda la ciudad mediante la tecnología de computación en la nube. Es decir, los procesos técnicos más complejos se ejecutarían de forma externa por un servidor en la nube de Microsoft.

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A priori parecía que ésta iba a ser una de las bazas de Xbox One para mostrar todo su poderío en una generación en la que entraron con mal pie, pero desgraciadamente el tiempo ha demostrado que las expectativas de Microsoft también estaban por las nubes. Y cuánto más alto llegas, más dura será la caída.

Todo ello acabó convirtiendo a Crackdown 3 es una pesada losa que la compañía de Redmond tendría que soportar durante años. Se anunció en 2014, y desde entonces ha pasado por las manos de Reagent Games, Sumo Digital, que se encargan del multiplayer, y Cloudgine -cuya participación en el proyecto ha sido mucho menor de lo previsto- hasta llegar a publicarse en 2019. Tanto retraso, tanto secretismo durante años respecto al estado del proyecto solo nos hacía presagiar lo peor. No en vano tenemos ejemplos de juegos largamente retrasados que luego no cumplieron las expectativas como Final Fantasy XV o Duke Nukem Forever (sí, he cogido el mejor y el peor parado por los retrasos).

Tras 5 años de desarrollo todo parece apuntar a que en varios momentos se ha hecho tabula rasa y han vuelto a empezar de cero.

Afortunadamente para todos, Crackdown 3 ya ha llegado y es momento de analizarlo a fondo. Tranquilo ávido lector, no es un mal juego como Duke Nukem, pero no podemos obviar que se le notan las costuras tras tantos años de vaivenes y cambios de ideas repentinos. Mantiene la esencia clásica de la saga, pero se ha quedado anclado en el pasado.

Prepárate Agente, vamos a patear algunos culos

El primer Crackdown llegó hace la friolera de 12 años a Xbox 360 con una Microsoft dubitativa acerca de su viabilidad. El juego fue todo un éxito, y no por incluir una demo de Halo 3 como incentivo, su mundo abierto mezclado con la novedosa mecánica de controlar a un agente que va incrementando todas sus habilidades conforme recoge orbes, conduce y se enfrenta en alocados tiroteos nos enganchó como pocos juegos por aquél entonces. La progresión nunca había sido tan real. Microsoft probó suerte años más tarde con Crackdown 2 pero se lo encargó a otro estudio y el juego fue un absoluto fracaso.

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Crackdown 3 llega dispuesto a recuperar el esplendor de la saga y consolidarse como una entrega redonda que estabilice la franquicia y se convierta en una IP a tener en cuenta entre el catálogo de exclusivos de Xbox. Su inicio no puede ser más directo, nuestro Agente -interpretado por un explosivo Terry Crews- es el capitán del pelotón encargado de atacar Terranova, una poderosa corporación que desde una pequeña isla ha asolado el mundo entero causando el caos. Pero conforme llegaban al punto de despliegue la nave es atacada y apenas sobreviven algunos restos de nuestro protagonista. A partir de este momento y gracias a la ayuda de la resistencia de Terranova, reconstruirán el cuerpo de nuestro Agente (al que personalizaremos) y podremos empezar a causar estragos en la pequeña isla que dominan los malos.

TerraNova, el nuevo eje del mal

El accidente sirve como excusa para borrarle la memoria a nuestro protagonista y dejarlo desprovisto de cualquier habilidad. Por ello mismo, deberemos armarnos y empezar desde abajo, atacando los distintos puntos clave de la ciudad para dañar a sus líderes y hacerlos salir de su escondite para enfrentarnos a ellos en un combate de jefe. Una mecánica sencilla y muy manida ya en el género. Deberemos ir completando los distintos puntos de extracción de combustible, estaciones de metro, almacenes de vehículos etc.

Cada tipo de emplazamiento pertenece a uno de los jefes de Terranova, y deberemos derrotarlos a todos para enfrentarnos a su poderosa presidenta. Lamentablemente los combates contra jefes son muy irregulares, encontrando algunos realmente desafiantes con el poderoso jefe y un ejército de decenas de enemigos atacandonos a la vez -momento en el que más se agradece la mecánica de recuperar salud en cada baja-, mientras que otros simplemente nos obligan a destruir los puntos débiles de su fuerte para hacerlo caer. Por desgracia no hay apenas secuencias que desarrollen las vicisitudes de estos villanos, cuyas personalidades han sido escritas en un par de líneas. Todo el desarrollo narrativo del juego se lleva a cabo mediante conversaciones por radio mientras jugamos y algunas escenas estilo cómic de escasos segundos.

Crackdown 3-3

La saga Crackdown no se ha caracterizado nunca por ofrecer una trama compleja, pero con los tiempos que corren habríamos agradecido algo más de chicha en el desarrollo de personajes y de la historia, en definitiva enriquecer el lore de la saga para dotarla de una mayor entidad. Otras franquicias de Xbox claramente enfocadas a la acción como Gears of War o Halo han sabido jugar con el lore de las sagas y explotar al máximo el carisma de sus personajes. Las intenciones de los desarrolladores aquí están claras: déjate de tanta palabrería filosófica y líate a tiros contra esos capullos. Agradecemos su sinceridad, pero el mercado a día de hoy demanda algo más que eso de un videojuego de acción. Todo ello provoca que el juego no nos enganche tanto como debería.

Anclado en el pasado

Algo parecido ocurre con la jugabilidad. ¿Recordáis cómo eran los Crackdown originales? Salta, dispara, corre, conduce y hazlo explotar todo. Todo eso vuelve, sin ninguna otra novedad. Era divertido entonces y es divertido ahora, pero sus escasas opciones provocan que a las pocas horas su campaña se haga repetitiva. Nuestra única misión consiste en ir limpiando los puntos indicados en el mapa; llegar, matar a todo lo que se mueva y a por el siguiente -hay misiones secundarias como las torres de radio en las que tendremos que servirnos de plataformeo puro-. Evidentemente la dificultad va aumentando conforme avanzamos y derrocamos jefes, pero no es nada que no podamos enfrentar si vamos recogiendo orbes, subiendo de nivel nuestras características y aprendiendo nuevas habilidades. Tampoco sorprende el mapeado, la isla de Terranova tiene una extensión similar al mapa del primer Crackdown. En 2007 era una buena extensión, pero a día de hoy hay muchos, muchísimos juegos de mundo abierto que ofrecen extensiones mucho mayores y más nutridas de contenido y actividades por realizar.

Queda algo cojo también en lo que a armas y vehículos se refiere. Contamos con una veintena de armas diferentes entre pistolas, revólveres, fusiles de asalto, subfusiles, escopetas, lanzamisiles, rifles de francotirador y armas futuristas como fusiles de pulsos. A ello hay que sumarle 5 tipos de granadas distintas. Las armas utilizan hasta 3 tipos de munición diferente, por lo que al poder llevar solo 3 armas en combate nos obliga a medir bien nuestra selección para no agotar toda la munición con armas similares. Lo mismo ocurre con las características de cada una; algunas serán más eficaces contra robots, otras contra humanos, otras contra escudos de protección etc. Se agradece la variedad y sus variedades tienen un impacto jugable palpable.

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En lo que respecta a los vehículos el repertorio es mucho más corto. Por parte de la Agencia contamos con un bólido transformable según nuestras necesidades, pero los vehículos con los que nos cruzaremos se repetirán demasiado a menudo. Apenas hemos contado 3 modelos de coche, 2 de furgoneta y 2 de unidades de Terranova, además del vehículo especial de toque de queda. Una oferta muy escasa teniendo en cuenta que uno de los pilares de la saga era la conducción. Y no nos extraña nada ya que las físicas de conducción dejan mucho -muchísimo- que desear, recordándonos a juegos pretéritos como el Crackdown original o el mítico Grand Theft Auto IV, haciendo que conducir sea una tarea tediosa (a ello no ayuda nada el diseño del mapeado) y que las pocas pruebas contrarreloj se conviertan en un suplicio.

Otro aspecto que también parece haber quedado anclado en el pasado es el apartado técnico. En la campaña no funciona la tecnología del Cloudengine y Crackdown 3 muestra el poco músculo del que dispone. El problema no es que los gráficos se rendericen mediante la técnica del cell shading, es que simplemente la carga poligonal es muy baja. A eso debemos sumarle la borrosidad inherente al juego, algunos dientes de sierra más llamativos de la cuenta, una distancia de dibujado de escasos metros y una tasa de frames no siempre estable, produciéndose congelaciones de hasta 3 segundos cuando hay muchos elementos en pantalla. A nivel técnico podría decirse que parece un juego de primera hornada de Xbox One. Por buscarle un símil cercano, Sunset Overdrive ofrece un mapeado tres veces más grande y un apartado técnico muchísimo más potente con 5 años ya a sus espaldas.

Zona de demolición: un modo online insuficiente

Tras la decepción de la campaña nuestras esperanzas residian en el modo online. Al fin y al cabo meter modos online a una saga caracterizada siempre por la locura en mundo abierto sonaba tremendamente bien. Su ejecución, una vez más, es del todo frustrante. El modo online apenas consta de dos modos de juego; un clásico duelo por equipos de apenas 5 contra 5 en el que esta vez si los edificios se destruyen conforme luchamos, pero quedan a años luz de las demostraciones técnicas mostradas en anteriores E3.

La versión final de Crackdown 3 no es ni un tercio de lo que lleva prometiendo Microsoft desde el E3 2014.

Tampoco es un modo online divertido ya que la presencia del autoapuntado hace que podamos fijar al jugador desde un kilómetro de distancia y no perderlo en ningún momento. Por esa misma razón el otro modo de juego, el clásico rey de la colina, tampoco resulta nada estimulante. No se puede plantear un multijugador competitivo con autoapuntado, un desequilibrio tremendo de las armas (lo del Rifle de Pulsos es para hacérselo mirar) y la imposibilidad de unirse a partidas con nuestros amigos. 

Ilusiones por las nubes, agentes por los suelos

A pesar de todo ello hay que reconocerle a Crackdown 3 que es un juego muy divertido. El asalto a las bases enemigas, en el que llegan a confluir una treintena de enemigos de diversas clases, todos disparándose a la vez mientras saltamos de un lado a otro pegando tiros y provocando explosiones es realmente gratificante. Además la sensación de progresión es total al subir de nivel nuestras habilidades conforme recogemos orbes, conducimos a toda velocidad, matamos a cientos de enemigos a tiros o con nuestros propios puños. Pocos juegos reflejan tan bien el fortalecimiento y mejora del protagonista. Por todo ello no podemos dejar de sentirnos decepcionados ante lo que podría haber sido un auténtico juegazo.

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Crackdown 3 tenía muchos motivos para triunfar pero un desfasado apartado técnico, un diseño de la isla nefasto, una trama inexistente y unas mecánicas sin ninguna novedad empañan por completo el producto. Una pena que un exclusivo de Microsoft llegue tan corto de contenido y tan poco pulido tras 5 años de desarrollo. Como juego de lanzamiento de Xbox One habría funcionado bien, pero llegar en este estado al final de su ciclo de vida lo deja completamente obsoleto.

6

Lo mejor

Mantiene la esencia Crackdown

Cuando el juego libera todo su potencial es tremendamente divertido

Lo peor

Técnicamente está desfasado

Sus mecánicas no han evolucionado nada, se siente anticuado

La campaña es algo corta, repetitiva y el mapeado pequeño y mal explotado

El modo online no tiene gracia: 2 modos, desequilibrio tremendo y autoapuntado

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