Análisis Alan Wake

Los últimos meses, cada noticia del juego deseado supone un desquicio, y no dejamos de imaginarnos el momento en que lo recibimos. Y cuando lo hacemos, intentamos gozar de cada instante: observamos la carátula, retiramos el plástico con un cuidado irracional, leemos la sinopsis antes de abrir la caja, aspiramos el olor a nuevo del manual...

Este es uno de esos juegos. Muchas personas lo esperaban con ansia, y además se da el caso del largo tiempo de desarrollo. En definitiva: Alan Wake es un título especial. Y no solo por ser muy esperado, sino también porque no es un juego como cualquier otro. No existe algo parecido. Bueno, puede que parecido si (siempre hay influencias), pero igual no. Adentraros en los parajes de Bright Falls y en la mente del brillante escritor Alan Wake a través de nuestro análisis, sentid la magia del juego, empaparos de la lírica característica de Remedy Entertainment. Algo se esconde en la oscuridad...

Historia

Estamos acostumbrados a videojuegos cuyo guión es pueril, poco maduro, demasiado "para videojuegos". En Alan Wake, la trama sostiene a todo el juego tal y como el gigante Atlas soporta al mundo sobre sus espaldas. Seguramente sin esta interesante historia que nos proponen el resto de apartados perderían enteros también. Presentada a través de seis episodios de estilo televisivo, con el convenido cliff hanging al final de cada uno, esta historia está llena de giros de guión, de sorpresas inesperadas y de las características que te mantienen atento durante un relato de Stephen King o mientras ves Perdidos. La trama tiene un gancho irresistible.

Destaca por encima de todo la madurez que se demuestra tocando ciertos puntos que en los videojuegos suelen ser pueriles. Un ejemplo sería el tema del amor. Estamos acostumbrados a las historias cursis de los juegos japoneses y las superficiales de las occidentales. Alan Wake supone un avance en el tratamiento de las relaciones amorosas, entre otras cuestiones ante las que solo podemos quitarnos el sombrero. Partimos de la historia que todo el mundo conoce ya. Ya sabéis; Alan Wake es un escritor que ha perdido la inspiración, y se muda con su mujer a la zona rural de Bright Falls. Ella desaparece y...bueno, todo cambia. Ahí es donde de verdad empieza la historia. Nada de lo que imagináis coincide con lo que veréis. Dudaremos constantemente de nuestras suposiciones e incluso de lo que vemos. No puedo hablar mucho más de ello (aunque me encantaría), ya que esta historia se desgrana con mimo y nos va descubriendo pequeños detalles para conocer el secreto que esconde Bright Falls.

Para explicarnos e ilustrarnos la historia, contamos con radios donde podemos escuchar la emisora local, páginas de un manuscrito escrito por Wake (aunque no recuerda haberlo hecho) donde se explican los acontecimientos que suceden, televisiones con interesantes series y apariciones del mismo Alan en ellas, en un estado casi sicótico...todo se enlaza y se trenza para crear este estado de expectación ante lo que pueda pasar después. Mención aparte merecen los secundarios de esta historia. Con una personalidad muy fuerte, cada uno de ellos forma parte inseparable del relato. Personajes inolvidables, tanto que incluso los malvados nos acabarán cayendo bien. Destaca por encima de todos Barry Wheelman, el amigo y representante de Alan Wake. Uno de los mejores secundarios cómicos de los que hemos podido gozar últimamente en un videojuego. La clave de esta historia son los pequeños secretos que se van desvelando poco a poco, que nos sorprenden, y que hacen que nos apetezca no parar de avanzar para conocer más y dar respuesta a la gran cantidad de enigmas que se nos proponen. Una historia bien hilada, cuidada hasta el mínimo detalle, con los grandes diálogos que siempre nos ofrece la pluma de Sam Lake y momentos realmente memorables. Nos encontramos ante un guión increíble, una de las mejores historias que nos podemos encontrar en el mercado en la actualidad.