El capítulo 3 de The Last of Us o cómo sentirse identificado en la ficción

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Una oda al amor, pero también a la mortalidad

El cambio que han sufrido los personajes de Bill y Frank en la adaptación de The Last of Us ha conseguido llegarnos al corazón de mil forma.

02/02/2023 12:15
Los cambios pueden ser buenos o malos según se vean, dando pie con ello que al momento de hacer una adaptación estos estén a la orden del día.

Pedro Pascal y Bella Ramsey como Joel y Ellie en The Last of Us de HBO Max

Reflexiones sobre el amor y la muerte en The Last of Us

A estas alturas de la vida no creo que nadie que entre en este artículo de opinión no haya visto el capítulo 3 de la serie de The Last of Us en HBO Max por la sencilla razón de que, por un lado, este ha sido toda una revolución en redes, mientras que, por el otro, si estáis aquí es porque estáis interesados en leer más opiniones y puntos de vista sobre este capítulo. 

Aun así, debo deciros que si continuáis leyendo no encontraréis más que spoilers del desenlace del capítulo mencionado, siendo esto algo que, como bien sabréis los que me habéis leído en otras ocasiones, es algo que siempre intento evitar, pero en esta situación es casi una obligación hablar del mensaje que transmite este capítulo que ha tenido tantos cambios respecto al juego original

No por nada, el tercer capítulo del videojuego llevaba a Joel y Ellie a la Ciudad de Bill, siendo en este mismo donde colaborábamos con este (aún vivito y coleando) para encontrar una batería de coche que nos permitiese llevar a Ellie hacia el oeste. Sobra decir que no fue hasta el final que conocíamos a Frank y el juego, entre un coleccionable y una escena, daba a entender que habían sido pareja

Esto ha llevado a que, en lo que llevamos de serie en The Last of Us, el tercer capítulo "el peor adaptado", en el sentido de que las similitudes con el material original ha sido pura coincidencia. No obstante, las comillas no son casuales, ya que, pese a esta pequeña traba que choca con aquellos que quieran que la serie se mantenga fidedigna a su base, lo cierto es que HBO Max nos ha dado un capítulo que pasará a la historia de la ficción

La historia de Bill y Frank comenzó con un piano

Sin adaptar la trama, pero sí la esencia

Esto no es algo que diga por arbitrariedad, ya que, como he mencionado, este capítulo ha revolucionado las redes sociales hasta el punto de que el lunes 30 de enero, el día de su estreno, entré en mi muro y, por suerte, no vi spoilers, pero sí a muchos afirmar que habían llorado a lágrima viva. Con estas expectativas, preparé el picoteo, me puse cómodo en el sofá y le dio a Play.

Una vez finalizado obviamente no lloré porque soy un macho ibérico tan duro que desayuno rocas y me enfrentó a osos sin camiseta, pero debo reconocer que me emocioné un poco mientras escuchaba a Linda Ronstadt y veía esa ventana abierta por todo el significado que tiene detrás.

No es casualidad que esta serie provoque este sentimiento en mí, ya que si por algo se caracteriza The Last of Us es por dejarte pensando con lo que acabas de vivir a los mandos de tu consola. Acabar un capítulo y que el otro empiece sin darte cuenta porque has visto morir a un aliado o porque Joel ha mentido a Ellie. No por nada, la mayoría de walkthrough del videojuego terminan con el streamer o Youtuber unos segundos en silencio. Este capítulo puede que no haya adaptado la trama, pero sí que lo ha hecho con la esencia del videojuego.

Sin embargo, en este caso ha ido más allá, ya que lo que me ha hecho sentir en este capítulo no es algo que he visto de otros, sino algo que he sentido en mis carnes. Porque la realidad es que este capítulo 3 de The Last of Us no es solo una trama de amor, sino que también trata nuestra mortalidad y el paso del tiempo

Las fresas como momento decisivo del capítulo 3 de The Last of Us

Una trama con la que cualquiera podría identificarse

Ante todo, y pese a los comentarios vertidos en los últimos días (y será la única mención que haga a estos), la historia de Bill y Frank no es una historia de amor homosexual. Por el contrario, es una historia de amor (romántico en este caso) como la que puede tener cualquier persona en este cada vez más loco mundo. Una relación que, alejándose de los cánones de Disney, es contada en 80 minutos, pero que no surge de la noche a la mañana, sino que vemos fragmentos de una período de 16 años

Es quizás aquí donde radica la principal fuente para identificarse con estos dos personajes, ya que en el transcurso de su historia se puede ver que la serie no oculta nada, ni lo bueno ni lo malo de la relación. Y es que, a fin de cuentas, amar es entrar en conflicto con la individualidad que tenemos cada uno, siendo esto algo que la serie no oculta, ya que, a pesar de quererse con locura, no solo vemos que hay discusiones, sino que en su lecho de muerte Frank no duda en decirle a Bill que algunos de sus peores días los vivió con él, pero que los buenos fueron muchos más. 

Al mismo tiempo, algo de lo que hace gala la serie es en mostrarnos como una relación nace de la casualidad, ya que si algo me ha demostrado la experiencia del día a día es que las cosas forzadas no suelen salir bien. Yo no busqué a mi mejor amigo ni al amor de mi vida, ellos aparecieron y se quedaron, cosa con la que hoy me siento muy afortunado y que veo reflejado en Bill y Frank

Esto se debe a que Bill no salió de su casa con la intención de entablar una relación romántica de la misma forma que Frank no se lanzó a un hoyo con el mismo fin. Ambos se encontraron y la chispa surgió entre ellos. Lo más irónico es que ese momento de enamoramiento ni siquiera lo vemos en pantalla, ya que la serie solo se limita a mostrarnos la atracción carnal entre ambos, dando de ahí un salto al futuro cuando ya son una pareja formal. Y es que, lejos de los flechazos de Disney, eso es lo normal: la construcción de la relación. 

Bill y Frank en su último día juntos

La mortalidad es lo que me ha destrozado

Lo cierto es que como historia de amor, Bill y Frank han conseguido llegarnos al corazón en mayor o menor medida, pero la realidad es que lo que me ha dejado destrozado tras ver el capítulo no es tanto la relación en sí, sino su inevitable final: la muerte. Si bien puede llegar a ser un momento cuasi cómico en vista del envejecimiento tan exagerado de ambos, lo que vemos en pantalla es el agradecimiento por una vida plena, pero que debe llegar a su final. O más bien se decide que así sea. 

Un viejo conocido, que ya no está entre nosotros, decía que la vida no es más que distracciones que nos evitan ver el final del viaje, siendo esto lo que hemos estado viendo durante gran parte del capítulo hasta llegar a 2023. Sin cura y sin tratamiento posible para lo que parece un más que evidente cáncer, Frank decide poner fin a su sufrimiento tras vivir uno de esos grandes días que Bill le dio. Y si bien puede parecer que la serie busca el llanto fácil, lo cierto es que es la mejor forma de darnos el choque de realidad, ya que, fuese en 2023 o 2033, la muerte es inevitable. 

Fue justo aquí donde más identificado me sentí, no con la relación ni con Frank y su forma de afrontar la vida, sino con Bill. Entrando en el terreno de lo personal, no es que haya sido un infeliz por ello, pero lo cierto es que en el amor romántico no he tenido demasiada suerte, hasta el punto de que una relación que finalizó en 2020 justo antes del COVID me dejó en el peor momento de fragilidad emocional de mi vida y con principio de depresión, de la cual por suerte conseguí recuperarme. 

Hoy en día las cosas han cambiado mucho, ya que tras decidir que mi próxima relación sería con alguien que me quisiera tanto como yo a mí mismo, el resultado ha llegado en forma de que vamos camino de los tres años, viviendo juntos y con un can-hijo como me gusta llamarlo, siendo algo que surgió de la nada y por la mera casualidad del destino, tal y como ocurre con Bill y Frank.

Última cena de Bill y Frank

Acabar con una sonrisa

No obstante, ese choque de realidad llega, ya que si bien me siento muy afortunado de despertarme con ella cada día, Bill y Frank nos enseñan que tenemos los días contados y que esos momentos no serán para siempre. Sin embargo, el verdadero valor que tiene este capítulo lo podemos ver como al momento de afrontar su ya inevitable final, Bill y Frank sonríen.

No ha sido el destino final el que ha definido este momento, sino más bien el viaje juntos, ya que durante 16 años Frank y Bill se han amado, se han ayudado, se han sacado de quicio, pero sobre todo han hecho que merezca la pena. Somos mortales y por tanto finitos, pero eso no significa que no podamos disfrutar. 

Debo decir que me resulta cuanto menos irónico, ya que las dos series que he visto este año en pareja han sido The White LotusParks & Recreations (aún por la temporada 3), por lo que ver a Murray Bartlett y Nick Offerman dándonos estos momentos parecía que estaba predestinado.

Con todo esto dicho, no queda más que agradecer que existan este tipo de ficción, las cuales nos demuestran que, ya sea romántico, fraternal, amistoso o de cualquier otra categoría, no hay nada que nos llene tanto como el amor y sobre todo los momentos que hagan que, pese a que este viaje sea finito, acabemos con una sonrisa.