Análisis The Elder Scrolls V: Skyrim

Para ir mejorando nuestro personaje, Bethesda ha ideado un nuevo formato de subida de nivel. En lugar de mejorar por escuelas y habilidades concretas, cada vez que aumentemos nuestro nivel accederemos a un menú en forma de estrellas. Primero nos pedirán si queremos mejorar la magia, la vida o el aguante, y posteriormente accederemos a todas las escuelas. Aunque todas aparecen en el mismo menú, se dividen en las referentes a la magia, al combate y a otras habilidades como el sigilo y el carisma.

Cabe destacar la desaparición de la escuela del Misticismo, aunque no sus hechizos; éstos han quedado repartidos en las escuelas restantes (Destrucción, Restauración, Alteración, Ilusión y Conjuros), de manera que se simplifica todo mucho más en el tema de las magias. El resto de escuelas se mantienen con respecto a Oblivion, pero cambia de manera sustancial la forma de mejorarlas.

Para ir aumentando nuestro nivel en cada una de ellas, tendremos que utilizarlas en el juego. Si luchamos a una mano, mejoraremos esa habilidad; si utilizamos armadura pesada, también aumentaremos nuestra competencia. Pero durante la subida de nivel, tendremos la opción de adquirir habilidades dentro de cada una de las escuelas. Podremos mejorarlas con cada subida, pero algunas requerirán un nivel concreto en esa escuela, por lo que tendremos que utilizarla en el juego para poder adquirir nuestra tan deseada mejora.

De este modo se simplifica muchísimo la mejora de las habilidades y el proceso de subida de nivel. No consideramos que en Oblivion fuera demasiado complejo, pero de esta manera Betheda consigue abrir su producto a todos los públicos sin realmente perder profundidad. Puede que necesitemos un tiempo de adaptación al nuevo sistema, pero luego se convierte en algo intuitivo.

Con este menú nos haremos con las mejoras

Lo mismo ocurre con el menú. Ha habido cambios notables en el mismo accediendo con Start a las misiones y a la configuración y con B o redonda al menú de acceso rápido. En este último accederemos al inventario, a la magia, al mapa y a las habilidades, que será donde subiremos de nivel. En el inventario se echa en falta poder ver a nuestra personaje mientras equipamos armas y armaduras, pero la separación entre distintos tipos de objetos es mucho más clara que en los antecesores.

Es por ello que al comenzar una aventura, puede que incluso los más veteranos de la saga se encuentren algo perdidos con estos menús, no por su complejidad pero sí por la nueva organización. Reiteramos que la falta del modelo de nuestro personaje para añadir complementos es un paso atrás, aunque en general el resultado ha ido a mejor.

El sistema de combate, como decimos, sigue siendo muy parecido a los anteriores The Elder Scrolls. Se basará sobretodo en bloquear y atacar, pudiendo ahora usar magia a la vez que atacamos cuerpo a cuerpo. Esto dota a las batallas de un componente más táctico, y nos permitirá vencer a rivales de mayor nivel si somos inteligentes en nuestros ataques.

Hay que hablar también de los dragones, esas bestias que aparecerán de manera totalmente aleatoria y nos causarán bastantes problemas. No son los enemigos más poderosos del juego, pero cada vez será más difícil derrotarlos. Pueden atacarnos campo a través o en una ciudad, de día o de noche, y en cada situación el combate será distinto. Una gran aportación a la experiencia del juego.

Los combates contra los dragones son épicos

También referente al combate, cabe destacar que el autolevel como tal se ha eliminado. O más que eliminarse, se ha mejorado para que no destroce tanto la experiencia jugable como ocurría en Oblivion. Ahora, habrá zonas donde los enemigos tendrán un nivel situado en un espectro concreto, por ejemplo, de nivel 10 a nivel 15. Si acudimos a esa zona con nivel 5, los enemigos tendrán nivel 10; si somos nivel 13, las bestias que encontremos estarán a la par nuestra. Si somos muy poderosos, como por ejemplo en un nivel 20, en esa zona no veremos enemigos por encima del 15. Mucho mejor así.

Es difícil explicar la totalidad de la jugabilidad de Skyrim, pero a grandes rasgos, cabe decir que se han mejorado muchos apartados con respecto a su antecesor. Se han simplificado opciones y se ha hecho un combate mucho más interesante. El resto de interacciones con el entorno no suponen ninguna sorpresa, pero configuran una experiencia jugable que difícilmente se puede mejorar.