Análisis Shadow of the Colossus

Shadow of the Colossus se postula como un titán dentro del catálogo de PS4

Hace más de una década que jugué por primera ver a Shadow of the Colossus, y debo reconocer que en su momento fue un juego que me marcó ya que me demostró que los videojuegos son mucho más que un programa que nos entretiene a base de mecánicas divertidas y adictivas. La obra del Team ICO me rompió por dentro, creando dentro de mi un conflicto interno entre lo que hacía en el juego y lo moralmente reprobable.

Para un servidor Shadow of the Colossus fue la obra que me abrió los ojos a un mundo completamente nuevo de narrativa, a una visión mucho más profunda de lo que es un videojuego y de cómo puede afectar a una persona a nivel emocional. Y lo mejor de todo es que lo hacía con una obra que destacaba por su silencio, por la poquísima información contada y por contener un mapeado tan extenso como vacuo. Sus desarrolladores no querían que simplemente nos distrajéramos con su obra y apreciásemos su arte, querían que analizásemos las perspectivas filosóficas intrínsecas a la epopeya de Wander y juzgásemos sus motivaciones. Y lo hicimos.

Un retorno colosal

Cómo decía al inicio del análisis nos encontramos ante un juego difícil de calificar. Shadow of the Colossus para PlayStation 4 difumina cómo nadie la barrera entre un remaster y un remake. Aún después de completarlo no sabría deciros cuál de los dos es. Si bien es cierto que no se ha rehecho el juego desde cero, la verdad es que el trabajo realizado por Bluepoint Games es verdaderamente encomiable. La evolución gráfica es enorme y casi parece un juego de esta generación. El aumento de las texturas es considerable así como la distancia de dibujado.

Shadow of the Colossus luce de auténtico escándalo en PlayStation 4 y nos permite apreciar cómo nunca la belleza que atesora la tierra prohibida. Sus vastas y verdes llanuras, sus áridos desiertos con tormentas de arena, sus brumosos pantanos y sus frondosos bosques se sienten más vivos que nunca y nos trasladan hacía un mundo de fantasía. Una fantasía que ya a simple vista nos escama.

Si algo destaca de Shadow of the Colossus es que pese a ser un mundo abierto este realmente está vacío, y no se debe a falta de potencia de la plataforma original. Para quien no conozca la obra, Shadow of the Colossus narra la aventura de un joven llamado Wander quien acude a lomos de su fiel yegua Agro a una tierra prohibida. En el centro de dicha tierra se encuentra el templo de la Adoración, hogar el espíritu Dormin. Wander acude a ésta lejana tierra para pedirle a Dormin que devuelva a la vida a su amada Mono, quien feneció víctima de un horrible sacrificio. Dormin accede a cumplir su deseo, pero le pide a cambio que elimine a los 16 colosos que pueblan en sus vastas tierras para poder liberar su poder y revivir a Mono.

Así empieza nuestra aventura. Solamente pertrechados con la espada sagrada, un arco y nuestra yegua Agro deberemos enfrentarnos a un ejército de colosos de todas las formas y tamaños. Para encontrarlos deberemos guiarnos por el halo de luz que emana de la espada sagrada al reflejarle la luz del sol y que además nos mostrará los puntos débiles de nuestros enemigos. No hay más. Y ahí radica la belleza de la obra. Tenemos muy pocos recursos para hacer frente a la amenaza de los colosos pero aquí yace la belleza del juego, de trasladar el cuento de David contra Goliat a un videojuego haciendo de su mecánica básica el enfrentamiento contra jefes finales. No hay nada más que hacer, sólo recorrer toda la tierra prohibida en busca de los colosos para erradicarlos.

Shadow of the Colossus nos envuelve en su magia al obligarnos a recorrer a lomos de nuestro caballo grandes extensiones de tierra sin mostrar ninguna otra forma de vida más allá de unos cuantos árboles, algún pájaro y alguna lagartija solitaria. El mundo está completamente vacío de vida, sensación que se acrecienta con la falta de banda sonora en nuestros recorridos. Durante nuestro periplo sólo oiremos a Agro cabalgar, el chocar de las espuelas para que corra más, el viento silbando entre los árboles… Una total y desoladora sensación de vacío que lleva al jugador a preguntarse el porqué de este diseño de juego. Y la verdad es que es muy simple.

Lo que Shadow of the Colossus consigue es que el jugador se replantee en su fuero interno las acciones que está llevando a cabo en el juego, las motivaciones del personaje y si éstas son justas. A nivel personal ya con la obra original me sentí compungido cuando me paré a pensar y me di cuenta de que estaba asesinando a criaturas inocentes, colosales y todopoderosas, pero inocentes al fin y al cabo, con el único propósito de salvar la vida a mi amada. La trama nos hace vivir en nuestras propias carnes el descenso a los infiernos de Wander al convertirse en todo un villano cuando su propósito inicial era de lo más noble.

Nosotros somos quienes van a buscar a esos seres a su hogar, nosotros somos quienes iniciamos siempre el ataque. Seremos más débiles, más vulnerables y pequeños, pero somos nosotros quienes con una fe inquebrantable de quién hace lo correcto nos presentamos ante ellos con la única intención de matarlos.

Jugabilidad depurada

Si de algo puede presumir este relanzamiento es de pulir el sistema de control. Podremos volver al original, pero lo cierto es que se tardan escasos minutos en dominar por completo el nuevo esquema de control y hacerse uno con Wander. Cómo advertíamos antes, nuestras armas son muy limitadas y deberemos valernos de nuestro ingenio para derrotar a cada uno de los 16 colosos que enfrentaremos.

No sólo nos valdrán nuestra espada y nuestro arco, también deberemos usar el entorno a nuestro favor y luchar a lomos de Agro cuando la situación lo requiera. Cabe destacar el aumento progresivo en la dificultad de los colosos y cómo cada vez se requiere más de nuestra inventiva que no de nuestra habilidad para superar los combates. Llegados a este punto cabe aclarar, para quién no lo jugase en su momento, que Shadow of the Colossus es un juego absurdamente fácil si utilizamos una guía para saber como matar a nuestros enemigos, haciendo además que el juego sea tremendamente corto. En una primera pasada completar la aventura principal puede llevar unas 6 horas, pero en una segunda pasada el tiempo se acorta a casi la mitad.

La esencia de Shadow of the Colossus radica en el juicio que el jugador haga de la trama, en cómo se deje envolver por la magia de su planteamiento y en cómo sepa leer la historia a través de sus paisajes, de sus ruinas y de un mundo que sin decir nada nos está diciendo mucho. Todo ello permite además que cada jugador tenga una lectura diferente de una obra que sin lugar a dudas dejará un poso en el corazón de todos los jugadores que le den una oportunidad a su peculiar propuesta.

Soberbia técnica

Ya hemos comentado que el apartado gráfico ha sufrido un lavado de cara bestial convirtiendo a Shadow of the Colossus en un juego prácticamente nativo de PlayStation 4. Todo luce con una bella factura técnica que nos permite apreciar la belleza de la vida incluso en las tierras de la muerte y la desolación. No sabemos lo que ocurrió, nunca lo sabremos de hecho, pero el simbolismo de sus paisajes nos permiten leer una trágica historia que finalizó como lo hacen las grandes historias, con un silencio absoluto.

Dicho silencio se ve roto de la mejor forma posible. La banda sonora compuesta por Kow Otani y remasterizada para la ocasión nos traslada a un mundo de fantasía con una orquesta de lujo y una selección de temas de lo más acertada. Su música nos da fuerza y arrojo, pero a la vez nos transmite la pesadumbre de la trama, la oración por salvar a nuestra amada o el réquiem por una victoria pírrica.

A nivel técnico Shadow of the Colossus cumple de sobra, otorgando 1080p y 30 FPS en PlayStation 4 estándar y dos modos en PlayStation 4 Pro. Un modo cinemático que moverá a una resolución de 1440p y 30 FPS o un modo optimizado a 1080p y 60 FPS, la mejor opción sin duda. Debemos reprochar en este punto la decisión tomada por el estudio ya que dada la carga gráfica presente, el título debería poder funcionar a 60 FPS en ambas plataformas, pero suponemos que de alguna manera debían incentivar la compra de la versión Pro. En cualquier caso, el juego muestra un apartado técnico sin fisuras y funciona de forma fluida.

A los pies del coloso

Shadow of the Colossus regresa a PlayStation de la mejor forma posible el próximo 7 de febrero y lo hace a precio reducido. Un lavado de cara radical en lo que parece a todas luces un remake hecho desde cero, pero que en realidad es una remasterización total y absoluta que nos trae de nuevo una aventura única e irrepetible. Una compra obligada para todo aquél que vea en los videojuegos una puerta hacía la introspección, una obra que nos permita conocernos mejor a nosotros mismos mientras nos lleva de la mano con unos paisajes bellísimos y una de las mejores bandas sonoras compuestas jamás. Nos rendimos a los pies de todo un coloso de PlayStation 4.