Análisis Need for Speed Undercover

Algo que me ha llamado bastante la atención es la ausencia de un modo "noche", quitando así algo de realismo a los paisajes por donde nos movemos. Todo el juego se situa entre el amanecer y el atardecer, quitando así esas ganas que teníamos de ir con las largas deslumbrando a cada conductor que pasase por delante. El caso es que nosotros no estamos aún acostumbrados a este tipo de realismo que ha querido ofrecer EA, y como tales, lo puntuaremos aquí con una nota media tirando a alta.

Jugabilidad

Todos sabemos que a la hora de ponernos al volante, necesitamos los 5 sentidos. Pues bien, en Undercover necesitaremos usar la mayoría para ganar todas las carreras. Por un lado necesitaremos la vista, para centrarnos en las amplias y enormes calzadas que nos esperan por recorrer, amén de cada uno de los coches que pasa cual exhalación por nuestra izquierda. También la usaremos para mirar por el retrovisor, y ver como bestias a reacción se acercan a velocidades pasmosas hasta pegarse a nuestro tubo de escape.

Deberemos tener afinada nuestra percepción para manejar correctamente lo que llamamos "el tiempo bala", en el que presionando el cuadrado, el jugador entrará en un tipo de ralentí que le permitirá hacer giros imposibles o un convencional "zig zag" entre vehículos.

Como no, usaremos el oído al presionar el círculo, para controlar la potencia del óxido nitroso y el cuánto nos queda por usar, además de escuchar el sonido rebotar entre chapa y chapa entre tu coche y el de un rival. Las manos, el tacto, muy importante claro está. Siempre pegadas al volante con los joystiq para controlar nuestro misil por cualquier tipo de superficie o de situación, desde un agradable paseo por la costa, hasta una persecución policial en la que intervienen helicópteros.

Aquí también añadiremos el pisar el acelerador con el botón R2, para notar ese subidón de adrenalina mientras el contador de velocidades y revoluciones sube cual alma que lleva el diablo, a la par que oímos como hace su trabajo la caja de cambios al meter cada marcha con mucha suavidad. Llegada una situación límite, podemos tirar de freno, ya sea del convencional de pie usado toda la vida, o del de mano a la X para ver como hacemos un trompo y nos colocamos en medio de la carretera para cambiar el sentido de la marcha.

Por supuesto, la jugabilidad variará a la hora de conducir contra unos rivales y otros. No será lo mismo ir con una mano fuera de la ventanilla al correr contra inexpertos que no se han alejado del maravilloso mundo de los "R5 copa turbo", que los que tienen su "Volkswagen Scirocco" con el depósito lleno en el garaje. Por suerte, podremos mejorar nuestros coches hasta llegar a extremos increibles, además de poder cambiar su reglaje para ajustarlo a nuestras preferencias. No encontraremos ningún tipo de aliado como podría pasar en Carbono, que nos ayudaba a derribar algunos enemigos o a ponerse delante para hacer un efecto "rebufo" y llevarnos más allá de nuestro límites.