Análisis Kid Icarus: Uprising

La historia por tanto se divide en una serie de capítulos estructurados en una misma forma. La primera de ellas será la lucha por aire. Pit es un ángel que, por mucho que no le guste que se lo recuerden, no sabe volar. Por tanto, necesitará del don de Palutena para poder acometer este descenso hasta la tierra, un don que le permitirá planear durante un máximo de cinco minutos, ya que de lo contrario sus alas quedarían chamuscadas. En esta parte del capítulo los enemigos comenzarán a rodearnos, por lo que tendremos que deshacernos de ellos mientras esquivamos sus ataques así como otros elementos que se interpongan en nuestro camino. Además, contaremos con un poder especial para cuando el caos reine y tengamos demasiados enemigos a los que abatir. Este poder se activa en la pantalla táctil y tendremos dos usos que tardarán un tiempo hasta estar recargado de nuevo. Estos poderes no serán muy necesarios en los niveles más bajos de dificultad, pero servirán de gran ayuda en los niveles altos.

Una vez acabados estos cinco minutos, Palutena se asegurará de dejarnos en una buena posición terrestre para comenzar una nueva fase. En esta fase ya tomaremos control de Pit más allá de moverlo en la pantalla de un lado a otro, y nos desplazaremos abiertamente por el mapa. Para movernos utilizaremos el Circle Pad, tanto a velocidad normal como en sprint. Tendremos que tener cuidado con este segundo, ya que si Pit corre demasiado puede cansarse y necesitar unos segundos para recuperar el aliento. Con la pantalla táctil continuaremos manejando la camara y la mirilla, y con L dispararemos o empuñaremos nuestro arma si un enemigo está cerca. En esta fase por tanto tendremos que seguir derrotando enemigos, pero también explorando las diferentes zonas del mapa, en las que podremos encontrar tesoros, tales como poderes o nuevas armas. El final de esta etapa marcado por una lucha contra un jefe, que requerira de una estrategia u otra para debilitarlo. Esta estrategia a veces será bastante obvia (disparar en un determinado sitio, esquivar determinados ataques), pero si no tenemos claro que hacer la conversación que mantengan durante la batalla los personajes nos podrá dar alguna pista sobre cómo actuar. Una vez derrotado el jefe, Pit volverá al cielo y estará listo para un nuevo capítulo.

Durante todo momento del juego, los personajes mantendrán conversaciones entre ellos, ya sean aliados o enemigos, sobre cualquiera de los acontecimientos. Iremos descubriendo los diferentes sucesos de la historia, o explicaciones sobre el pasado que nos ayudarán a entender por qué está ocurriendo determinada situación. Sin embargo, no se limitarán sólo a esto, sino que tendrán todo tipo de conversación entre ellos, incluso con piques entre los personajes. No serán pocas las veces en las que Palutena bromee con Pit, o que los enemigos se burlen o den su opinión sobre situaciones totalmente distintas a la historia que está transcurriendo. Curiosamente además, los personajes en ocasiones se darán cuenta de que están dentro de un juego, y harán referencia a aspectos tales como acontecimientos que han pasado en anteriores capítulos, guardar la partida o el diseño de un nivel.

Estas referencias no se quedarán dentro del juego, pues también habrá alguna referencia a otros juegos de Nintendo. De esta forma, los personajes parecen vivir en dos mundos al mismo tiempo: por un lado, en la mitología clásica; y por el otro, en un mundo totalmente actual. Estas referencias además también señalan al juego original de Kid Icarus, que veremos en los recuerdos que tiene Pit de sus enemigos en forma pixelada, o lo que pasaba en determinados niveles.

La problemática que presentan estos diálogos, como ya adelantábamos en la preview, es la aparición de estos en forma de subtítulos. Es desgraciadamente uno de los pocos fallos que le podemos señalar al juego, que sobre todo afectará a aquellos jugadores que quieran enfrentarse a niveles elevados. En los niveles bajos la aparición de pocos enemigos nos permite seguir de una forma más o menos normal estos diálogos, pero según avance nuestra dificultad será prácticamente imposible de seguir si queremos mantener nuestra barra de vida, ya que el caos que se desata en la pantalla repleta de enemigos no nos puede permitir ningún momento de distracción.

Puede que este aspecto no pueda parecer importante a primera vista, pero una vez te sumerges en el juego, te das cuenta que, por muy insustancial que sea la conversación, merece la pena atenderla para echarse unas risas. Sin duda, el guion del juego es uno de los aspectos que no dejará indiferente a nadie.

Juega la historia a tu gusto

Kid Icarus: Uprising permite a los jugadores jugar al modo individual variando las características de la partida. Estas características se desdoblan en tres partes: corazones, armas y dones.

La función de corazones es la moneda de cambio de este juego, pero va más allá. La forma de recolectar corazones será muy variada: al derrotar enemigos, recogerlos de un cofre, completando un nivel, etc. Sin embargo, una de las más importantes será la del Caldero Maligno. Este Caldero Maligno nos aparecerá antes de comenzar un capítulo, y determinará el nivel de dificultad que tendrá la partida, en una escala numérica que comprende desde el 0,0 hasta el 9,0. Por defecto, el juego nos irá poniendo un nivel recomendado, siempre algo superior del capítulo que acabamos de completar. En caso de modificarlo, si escogemos un nivel inferior tendremos que pagar corazones, pero si escogemos uno más elevado, podremos apostar cuántos corazones nos llevamos si completamos dicho nivel.

Lo recomendable es, por tanto, ir aceptando dicho nivel recomendado en una primera toma de contacto con el juego, y una vez que lo completamos, ir desafiándonos a nosotros mismos elevando ese nivel. Además, hay que andar con precaución a la hora de fijar un nivel de dificultad, pues para llevarnos el botín de corazones debemos completar el nivel sin caer en combate. En el caso de que nuestra vida se agote, podremos continuar, pero de forma automática el nivel de dificultad será reducido, así como el número de corazones a ganar.