Análisis Damnation

Gráficos

Damnation utiliza el versátil y potente motor Unreal Engine 3. Nuestra experiencia nos muestra que esto, a pesar de ser una ventaja a priori, no siempre es garantía de calidad. En este caso, a pesar de que la primera (primerísima mejor dicho) impresión al jugarlo o incluso al ver las capturas es de un trabajo digno, al encontrarnos cara a cara con el juego nos damos cuenta que el resultado es pobre, poco detallado y lleno de fallos gráficos. Si es cierto que ambienta de buena forma el escenario, dotándolo de un colorido genuino y de una engañosa solidez y haciendo que como hemos comentado en un primer vistazo el nivel sea más que aceptable. El problema surge cuando, observando en profundidad, no paramos de ver despropósitos técnicos. Por ejemplo, encontramos muchas superficies sin apenas texturas, mientras que las que mejor lucen simplemente tienen un nivel bueno, pero no excelente. El aspecto gráfico de Damnation da una sensación de dejà vú entorno a Gears of War, al que se asemeja pero del que queda muy por debajo. Pero por decir una similitud, a parte del aspecto en general, las texturas (si es que tiene la superficie en concreto) pueden tardar en cargarse, o incluso no hacerlo. Los mapeados están bastante vacíos y los elementos se repiten, así como las estructuras. Los fondos del escenario, a pesar de ser blanquecinos y borrosos generalmente, tienen mejor nivel que el propio mapa. Cabe destacar que las cinemáticas no mejoran mucho, e incluso siguen mostrando fallos gráficos. Horrible. Algunos de los bugs gráficos son penosos o incluso desternillantes. Atravesar paredes, correr en una especie de pasta marrón (aka suelo sin texturas) o ver a enemigos y compañeros aparecer de la nada delante tuyo puede ser incluso divertido. De hecho, este último bug gana especial importancia en este juego, ya que como sabemos los escenarios son bastante grandes y tienen la peculiaridad de que tendremos que atravesarlos tanto horizontalmente como verticalmente, a partir de su vertiente más plataformera. Pues bien, es curioso iniciar un complejo descenso o una escalada suicida y tras saltar por paredes a mil metros de altura, hacer saltos mortales con tirabuzones, colgarnos de cables o tirolinas y demás locuras para llegar a nuestro objetivo, nuestro/s compañero/s (que se habían quedado atrás tomando el té de las cinco en punto) nos sorprende/n: resulta que nos estaba/n esperando, y nos mira/n con cara de "ya era hora". No solo los NPCs pueden desaparecer y aparecer en otro lado, sino que incluso a nosotros nos puede pasar (incluso aparecer en un punto de control justo encima de un acantilado, cayendo en un bucle sin fin). Otros bugs gráficos del título son el clipping, y cuidado porque los dientes de sierra pueden salir de la pantalla y cortarnos en dos.

La IA es lo más triste que he visto en mucho tiempo. Todos los enemigos se comportan igual, y su estrategia de combate es de lo más variopinta: pueden dispararte (acertando el 90% de los disparos aunque estén en la otra punta del escenario) mientras se mueven en espasmos de un lado al otro y, si tienen suerte de moverse hacia una columna, pues lo podemos interpretar como que se cubren. En la mayoría de casos se quedarán quietos cual poste de la luz, disparando y exponiéndose a que los reventemos con nuestro rifle. En otras ocasiones se quedarán totalmente paralizados, pudiendo acercarnos con la escopeta, dispararles donde más nos apetezca e incluso, si queremos, tomarnos una copa mientras pronunciamos un discurso o bailamos una jota. El último caso, sin duda el mejor de todos, es cuando los enemigos sufren un ataque epiléptico y se mueven en círculos como alma que lleva el diablo, esperando que nosotros acabemos con su sufrimiento sin sentido.