Análisis Brave: El Videojuego

Los juegos de Disney siempre tratan de cumplir con un mínimo, y ese es ser entretenidos. Brave cumple con esa máxima. Desde el más pequeño de la casa al jugador más experto, su mecánica de saltar y disparar resulta distraida y perfecta para pasar un rato sin complicaciones.

La jugabilidad del título es secilla. Tendremos un salto doble para poder sortear obstáculos y podremos golpear a corta distancia con una espada, mientras que a larga distancia podremos dar buena cuenta de nuestros enemigos con un arco. El arco tendrá una mayor frecuencia de golpeo y la espada infringirá más daño, alternando adecuadamente el uso de ambas podremos superar las misiones con menor dificultad.

Para dar variedad a nuestro arsenal y potenciar las habilidades de Mérida por el camino podremos encontrar nuevas espadas, arcos, vestidos y trozos del tapiz de Mérida. Cada espada y arco nuevo mejorará nuestra destreza con todas las armas de su clase, con lo que equiparnos con una u otra se termina reduciendo a una cuestión de gustos. Los trajes no aportan nada en la práctica siendo meros skins de Mérida. Los tapices por su parte mejorarán habilidades concretas de Mérida y de su madre, como su vida y su capacidad de inflingir daño.

Durante el juego también podremos mejorar y ampliar las habilidades de Mérida. En determinados puntos del juego purificaremos unos grandes menhires donde accederemos a una especie de tienda donde a cambio de monedas podremos adquirir nuevas mejoras. Tiros cargados, golpes sísmicos y similares podrán pasar a formar parte del amplio arsenal de nuestra protagonista.

Pero el verdadero corazón de la jugabilidad lo conforman las piedras elementales. Encontraremos cuatro durante el juego y nos permitiran disparar flores, fuego, hielo y viento. Estos poderes elementales serán fundamentales para avanzar a lo largo del juego y harán mucho más asequible la lucha contra los diferentes enemigos que encontremos durante el juego, hasta el punto de convertir la elección de la runa adecuada para cada momento en el verdadero núcleo de la jugabilidad.

Una vez superada la introducción y metidos en harina el juego se hace ameno, con secciones de saltos, disparos e incluso cierta exploración (aunque muy limitada) por los escenarios. La nota negativa en este apartado la pone la duración del juego. En apenas cinco horas habremos podido superar todas las fases y habremos encontrados todos los secretos del juego. Un tiempo que se nos antoja excesivamente corto para un juego que en si es muy poco rejugable. De manera adicional podremos encontrar un modo de tiro con arco para poder sacar partido al mando move, aunque este modo no es más que una pequeña anécdota para poder poner “compatible con move” en la carátula del juego.