Okami, el legado de Clover

Rápidamente, y tras sufrir un cambio artístico radical cada vez comenzaba a sonar con más y más intensidad la obra que Clover estaba preparando para Capcom, la que se presuponía como una de las últimas grandes obras para la negra de Sony.

A partir de ahí vinieron las decepciones, y no precisamente por un título que cada vez recibía más valoraciones sobresalientes y premios varios, si no por la fría recepción de los usuarios provocando la disolución de sus desarrolladores diseminándolos por la propia Capcom.

Ya son conocidas por todos las apariciones, en Wii con una versión del original y recientemente en NDS con su precuela, de una saga que ya sea por su extravagancia artística o su gran lazo que le une al folklore japonés, pasa desapercibida por el gran público.

Lo único cierto es que Clover ofreció una de esas obras atemporales que tan sólo aparecen cada ciertos años, una obra póstuma que Capcom ha intentado aprovechar en dos ocasiones y debe continuar haciendo. Los siguientes son los aspectos que hacen grande a Okami, un trabajo de concepción y realización enviable nacido en el estudio del trébol.

Ukiyo-e y Sumi-e, el aspecto de Okami

El principal causante del artístico aspecto final del que goza la franquicia no es otra que la propia historia, o más bien de su protagonista, la diosa del Sol Amateratsu. Representada en el título por una loba blanca con unas marcas no visibles por los humanos. Según el folclore japonés fue gobernante de Takamagahara, el Alto Plano Celestial, lugar donde pudo devolver la luz y la vida al mundo del cual había sido apartada.

El granulado del papel está mucho más presente en PS2.

Esa revitalización del mundo es lo que Hideki Kamiya, diseñador del título, quería transmitir buscando el renacimiento de la naturaleza. Muchos comprenderéis ahora el porqué los pasos de Ammy (como también se la conoce en el juego) hacen crecer flora tras ella.

Y ese precisamente fue el detalle que hizo a Kamiya hacer del arte Ukiyo-e la seña de identidad de Okami, alejándose del aspecto realista que se mostró en el primer vídeo descartado en parte también por las limitaciones de la máquina sobre la que se trabajaba, encajando mucho mejor en la "creación".

Propia de China, la técnica Sumi-e (618-907) trata de recrear con tinta y de forma monocroma diferentes elementos, como los fondos montañosos o los trazos que hacemos sobre la propia hoja de dibujo en el juego. Combinada con el arte Ukiyo-e de grabados xilográficos (Japón siglos XVII-XX) obtenemos el aspecto visual de un título que marcó un antes y un después en la concepción artística de los proyectos.