Análisis Sonic Colours

Con unas ventas por el momento más que aceptables, Sonic Colours, tanto en Nintendo DS como en Wii, se está convirtiendo en la aventura del erizo que todos sus fans estábamos esperando. Preparaos porque "el rayo azul" vuelve para convertir vuestra Nintendo DS en un parque de atracciones.

Historia:

En Sonic Colours el archienemigo de Sonic, el Dr. Eggman, se arrepiente de todo el daño causado a los habitantes del mundo de Sonic y sus amigos, así que para compensar esa "falta de decoro" construye un gigantesco parque de atracciones en órbita al planeta para uso y disfrute de sus habitantes.

¿El Dr. Eggman haciendo el bien? Como es de esperar, sus planes no son exactamente esos. Su intención es capturar a unas pequeñas y poderosas criaturas llamadas Wisp, para utilizar su energía en su beneficio.

Por suerte (o por desgracia para el protagonista), una de éstas criaturas consigue contactar con Sonic, que junto a su amigo Tales viajarán al parque de atracciones de Eggman para desbaratar sus malvados planes.

Es una historia sin mucha complicación ni entresijos, pero consigue mantenernos lo suficientemente enganchados para convertirse en uno de los puntos positivos por los que seguir jugando.

Gráficos:

Viendo el torrente de potencia gráfica que nos espera en 3DS, podría ser este el momento en el que vemos lo corta que se queda Nintendo DS en este aspecto. Dicen que si no puedes con tu enemigo debes unirte a él, y ese lema ha tomado Sega como bandera a la hora de hacer Sonic Colours.

Si, podría haber apostado por un apartado gráfico totalmente tridimensional parecido al que podemos ver en Sonic Colours para Wii, pero por muy bien que lo hubieran hecho no habría tenido tanto encanto como el resultado que vemos. Con una estética similar a la de Sonic Rush pero algo más colorida, podemos ver todo tipo de detalles en los muchos niveles de los que consta el juego.