Pre-Análisis SimCity

Las acciones de los jugadores en cada una de sus ciudades tendrán repercusión en la economía global y las ciudades vecinas ya no serán controladas por simpáticos NPC: ahora será alguno de los demás jugadores quien lleve las riendas de la localidad. Razones por las que será necesario tener conexión a internet para poder jugar a este juego, algo que ha sido muy criticado.

Otra de las críticas que este juego ha sufrido viene de la mano de que aquellos que probaron la beta cerrada se encontraron con unas exigencias gráficas bastante altas; aunque el nivel de los gráficos, una vez superado este obstáculo, es realmente bueno.

La jugabilidad ha ido evolucionando a lo largo de las entregas y, en esta ocasión, nada más crear la primera zona residencial, veremos como se empieza a poblar de forma automática e incluso se generan estructuras automáticamente. 

Lo que se está buscando con este juego es un nivel de realismo total. Un realismo por el que los sonidos sean los propios de una ciudad y de los diferentes edificios (a partir de un determinado nivel de zoom), las condiciones climatológicas afecten en gran medida al rendimiento de nuestra población.

A nivel de transporte, los cambios más significativos son la eliminación de la línea de metro, aunque no se le añore mucho debido a la gran cantidad de medios con los que contaremos, y la mejora de las carreteras, que ya no darán problemas con ningún ángulo o elevación.

Las catástrofes siguen presentes para venir de visita justo cuando creamos que la ciudad va viento en popa y poner a prueba si lo hemos hecho bien o no. Desde desastres naturales como terremotos, tornados o una lluvia de meteoritos, que ríanse los dinosaurios, hasta los verdes vecinos del planeta a la vuelta de la esquina que están hartos de tanto pitorreo hacia sus abducciones y se asoman a saludar. Queda claro que en esta entrega va a haber que seguir estando preparado para cualquier cosa. 

Los habitantes de nuestra polis siguen siendo tan exquisitos como siempre. Habrá que tenerlo muy en cuenta a la hora de que la densidad de población aumente. Para esto habrá que tenerlos contentos y, por lo tanto, delimitar bien las zonas residenciales de las de industria. Ni se os ocurra ponerles cerca de un basurero, ¡se lo dirán a sus primos! ¡y a los primos de éstos!, por lo que jamás vendrán a vivir y no aumentará el número de habitantes que engrosen las arcas.