Análisis Shenmue 1 & 2 HD

Shenmue 1 & 2 HD: La venganza del dragón

Parece que fuera ayer cuando, a los mandos de una expirante Dreamcast, conocí a un intrépido joven llamado Ryo. Era un chico serio, frío, pero aun así tímido. El comienzo de nuestra amistad vino precedido por un suceso horrible. Ryo Hazuki llegaba a casa una lluviosa noche otoñal y tuvo la desdicha de presenciar como un misterioso hombre chino, apodado Lan Di, ejecutaba a sangre fría a su padre. El motivo no era otro que hacerse con un misterioso cristal adornado con un dragón que su familia guardaba con mucho celo.

Aquel hombre, de tez sombría y mirada penetrante, se convertiría en la obsesión del joven y le haría salir de su Yokosuka natal en busca de venganza. La odisea del joven le llevaría por los rincones más inhóspitos de Japón y China en busca de información para poder entender las motivaciones de su némesis y restaurar el honor de la familia Hazuki.

La historia de Shenmue es una historia de venganza, y la de sus desarrolladores una crónica de ambición y fracaso. El equipo de AM2, encabezado por la ilustre figura de Yu Suzuki, se embarcaron en el audaz empeño de brindar a Dreamcast el mejor videojuego de la historia, un juego que reflejase con una fidelidad inédita las ciudades que visitaría su protagonista y que, sin saberlo entonces, establecería las bases sobre las que se asientan todos los sandbox actuales. Shenmue fue el primero juego de mundo abierto en tres dimensiones y se convirtió por méritos propios en el mayor exponente gráfico de una consola ya agónica. Pero el afán por la excelencia del equipo de Sega fue mucho más allá.

Supieron trasladar con asombrosa facilidad el sistema de combate de la saga Virtua Fighter al juego, convirtiendo a Ryo en un experto del Jiu Jitsu, arte marcial que necesitaría dominar para infiltrarse con éxito en los suburbios de China. Pero no cesaba ahí la oferta jugable del título, el equipo se empeñó en introducir un sistema horario en el juego de manera que debíamos adecuar nuestra actividad a la hora del día en que nos encontrásemos, lo que nos obligaba a regresar a casa por las noches o a esperar a ciertas horas del día para atender tareas concretas. El ahínco por lograr el realismo llegó hasta el punto de obligar al jugador a dedicar varias de sus horas de juego a trabajar con una carretilla transportando mercancías para poder ganar el dinero suficiente como para proseguir en la historia.

Cómo podrá imaginar el lector, todo esto tuvo un coste considerable, que en 1999 aupó a Shenmue como el videojuego más caro de la historia con un presupuesto de 70 millones de dólares. Si tenemos en cuenta que apenas cosechó unas ventas de 1.18 millones podemos aseverar que el batacazo fue considerable. No remontaría con su secuela, la cual, tras cosechar unas tímidas ventas en Japón, llegaría a Europa con una tirada escasa y a Norteamérica dos años más tarde en exclusiva para la primera Xbox. Las cifras de ventas, según VGChartz, son de apenas 500.000 copias en todo el mundo. Choca bastante que un juego considerado por todo el mundo como una obra de culto en su momento cosechase unos resultados tan pobres y pusiese un clavo más en el ataúd de Sega.

Dicen que el tiempo todo lo cura y parece que los usuarios están entusiasmados con el retorno de Shenmue. Su tercera entrega batió todos los récords en Kickstarter y mientras tanto podemos ponernos al día con el título que hoy nos ocupa, la remasterización de sus dos entregas para PC, PlayStation 4 y Xbox One.

Ryo Hazuki regresa en busca de venganza

Shenmue 1 & 2 HD - El regreso de Ryo

“Vendrá de una lejana tierra de Oriente, allende el mar.

No conoce la fuerza que se oculta en su interior: una fuerza que puede destruirle, una fuerza que puede cumplir sus deseos.

Cuando esté listo, me buscará y recorreremos el abrupto sendero.

Esperaré…”.

Tras una breve introducción llega el momento de analizar la obra que nos ocupa. Y es especialmente difícil hacerlo en el contexto actual, ya que si Shenmue fue una saga amada y odiada a partes iguales en su momento, nos tememos que a día de hoy la obra sea aún más incomprendida que entonces.

Shenmue basa su propuesta en dos premisas; por un lado tenemos la historia principal de desquite en la que Ryo deberá investigar y seguir los pasos de Lan Di a la vez que descubre los secretos que oculta el espejo que le robaron a su padre. Por otra parte se nos presenta un mundo abierto y lleno de posibilidades, lo que en su momento fue un “simulador de vida”. Es importante tener en cuenta el contexto en el que se lanzó la primera entrega para entender el calado de ésta.

El combate es heredero directo de Virtua Fighter

Simulador de vida

Shenmue dispone de un sistema horario propio, de manera que se establece un ciclo de día y noche y todos sus personajes y localizaciones responden de acuerdo a él. Esto significa que deberemos adaptarnos al horario para poder visitar a ciertos personajes, acceder a determinados establecimientos o realizar tareas concretas. Ello provoca que nos queden un puñado de horas libres en lo que hacemos tiempo. El equipo de AM2 pensó en ello y ni cortos ni perezosos añadieron a ambos títulos versiones de recreativa de algunos de sus clásicos más exitosos como Space Harrier, Hang-On, OutRun o Afterburner. También había muchas otras actividades secundarias que realizar desde cuidar a un gatito a retar a pulsos a los más forzudos de la zona o jugar al pachinko. Toda esta suerte de minijuegos nos permitirán evadirnos de la trama principal, una trama lineal que basa sus mecánicas en la investigación y los interrogatorios.

Uno de los aspectos más criticados de Shenmue fue la falta de acción de su aventura. La mayor parte del tiempo estaremos deambulando por las distintas ciudades por las que nos llevará nuestra contingencia preguntando a los personajes que allí concurren. Que esto no lleve a engaños, el juego posee escenas de acción; especialmente combates beat’em up y quick time events, pero no suponen ni de lejos el grueso de las horas de juego. La acción viene dada en pequeñas dosis de escenas dinámicas, la mayor parte de ellas de combate. Encontramos aquí la herencia directa de la saga Virtua Fighter, cuyo esquema de control se adapta a un entorno tridimensional que nos permite ejecutar diversas técnicas de jiu jitsu que iremos aprendiendo a lo largo de la aventura. El sistema funciona, pese a que la profundidad del mismo apenas llega a enlazar un combo de tres y no da lugar al perfeccionamiento de la técnica.

Y es que una de las motivaciones de Yu Suzuki era ofrecer entornos abiertos con una calidad gráfica inédita, de manera que el jugador quedase embelesado por la belleza de sus escenarios a la vez que se dejaba imbuir por la banda sonora de acordes orientales que bañaba sus oídos -lo que a día de hoy algunos llamarían walking simulator-. Dicha frescura y capacidad de asombro se ha perdido con el paso de los años, y el auge del género sandbox ha precipitado la obra a unos estándares de calidad realmente bajos de acuerdo al mercado actual. Todo lo que queda de él a día de hoy es una obra maestra primitiva, una muestra del germen del mundo abierto que explica la evolución del género.

Todo ello precipita a Shenmue 1 & 2 HD a un intento de evocar la nostalgia de los jugadores más avezados, para los cuales la simple oportunidad de poder revivir esa experiencia es motivo suficiente para hacerse con la presente compilación.

Shenmue 1 & 2 HD

Una remasterización limitada

El trabajo de remasterización es más bien pobre. Apenas se ha realizado un aumento de resolución para adecuarlo a los televisores actuales, retoque de ciertas texturas y añadido un esquema de control alternativo. En palabras de Sega, la compañía ha querido ser fiel a la estética original, pero no por ello se debe realizar un trabajo tan pobre en todos los apartados. El sistema de rebobinado de tiempo, presente en la segunda entrega, no se ha aplicado al original -una vez más arguyen el respeto por la obra original- por lo que los jugadores deberán seguir echando "horas muertas" a su primera entrega a la espera de que llegue la hora concreta para poder avanzar en la historia.

Otro de los aspectos más incomprensibles de la remasterización es la no inclusión de subtítulos en español. El Shenmue original llegó con voces y textos en inglés, y el segundo con voces en japonés, textos en inglés y los menús y tutoriales en español. No cabe duda de que, pese a tratarse de un inglés sencillo y entendible, el idioma fue una barrera insuperable para muchos de los interesados en el título. En pleno 2018 resulta complicado explicarle a la comunidad que ni siquiera 19 años después se haya podido ofrecer subtítulos en nuestro idioma. El argumento es de sobra conocido; no se traduce porque las expectativas de ventas son bajas y no saldría rentable.

Lo entendemos; pero si quieres rescatar una obra extraordinaria, atraer a un conjunto de nuevos jugadores a la saga y dejar buen sabor de boca mientras preparas la tercera entrega de la serie lo suyo es realizar una fuerte inversión inicial para llegar a un público lo más grande posible. De esta forma lo único que ha conseguido Sega es demostrar la poca confianza que tiene en el proyecto y ofrecernos un regreso a medio gas de una franquicia que merecía mucho más.

Los escenarios son fieles a la cultura asiática de finales del s. XX

Un regreso exánime

La noticia del regreso de Shenmue fue celebrada por toda la comunidad, desde los veteranos que lo jugaron hace casi dos décadas hasta los jugadores más novicios que querían echarle el guante a tan venerada obra. El anuncio de su anhelada tercera entrega fue un sueño hecho realidad y la puesta en marcha de la remasterización de las obras originales un primer paso para retomar la persecución de Lan Di.

Lamentablemente Sega ha tropezado en el intento y el regreso de Shenmue se ha llevado a cabo con desconfianza y cobardía. Sus mejoras son prácticamente nulas y sólo la nostalgia puede hacernos caer nuevamente a sus pies. Por otra parte, no podemos dejar de lado las dificultades que tendrá una obra como ésta en el mercado actual, cuyos jugadores están tan enfocados a la acción que pueden no comprender la propuesta de Yu Suzuki al no encajar con los estándares actuales.

Shenmue es una historia de venganza, el primer sandbox tridimensional y una de las obras más valientes y ambiciosas de la historia. Pero también es un juego lento, con infinidad de líneas de diálogo en perfecto inglés y cuyo sistema horario nos obligará a adaptarnos a él constantemente. Nunca fue un juego para todo el mundo, y a día de hoy su propuesta sigue tan atípica como entonces.