Análisis Orwell

Orwell, una de las sorpresas del año

La desarrolladora australiana Surprise Attack Games, haciendo honor a su nombre, ha dado la sorpresa en el mes de noviembre en PC. Nominado en The Game Awards en la categoría de juego más impactante, Orwell traslada la idea de la novela 1984 de George Orwell al sector de los videojuegos. Lo hace además aportando ideas frescas y planteando un eterno dilema en la Era de la Información: ¿la seguridad debe estar por encima de la privacidad?

Acabamos de ser contratados para trabajar en Orwell, el sistema de seguridad que controla hasta el más mínimo detalle de la vida privada de todos los habitantes de Nation, y el primer paso será crearnos nuestro perfil que sirve de explicación de las bases del juego. En él, además de registrar nuestro nombre, foto de perfil y email (no nos van a espiar por él, es para estar al tanto sobre futuras actualizaciones); tendremos que aceptar tres acuerdos de vital importancia dentro de Orwell. El primero de ellos es que somos conscientes de que nuestras decisiones afectarán a las vidas de los ciudadanos. Segundo: trabajaremos de forma objetiva y siendo lo más justos posible. Tercero y último: mientras trabajamos, respetaremos las leyes.

En nuestro primer día de trabajo, y a través de una cinemática, seremos testigos del nivel de seguridad que hay a través de la enorme cantidad de cámaras de seguridad implantadas en todas las calles. Mientras observamos la emisión, un terrible ataque terrorista con bomba sacude Freedom Plaza. Es de esta manera como las cosas comienzan a torcerse, siendo nuestro trabajo clave para investigar e identificar a los causantes de tal horror. Symes, la persona encargada de ayudarnos dentro de Orwell, no tardará en ponerse en contacto con nosotros y darnos las primeras pautas sobre la forma de espiar a los principales sospechosos.

A los mandos del Gran Hermano

Nuestra labor dentro del sistema Orwell se basa íntegramente en clicks de ratón, lectura de información relevante para la investigación y volcar a la base de datos aquellos fragmentos de texto que sean realmente importantes. Las herramientas dentro del sistema Orwell se pueden catalogar en 3: Reader, Listener e Insider; sirviendo todas para lo mismo pero variando ligeramente la manera en que espiamos.

La herramienta en la que más tiempo pasaremos será Reader. Al principio comenzaremos simplemente leyendo la prensa a través de Internet (es así como descubriremos que en el atentado con bomba de Freedom Plaza han fallecido hasta 3 personas), viendo los titulares de las noticias y haciendo clic para abrir el texto completo. Dentro de esta sección, y a medida que consigamos más información accederemos incluso a las redes sociales y blogs de los principales sospechosos.

Cuando hayamos cercado nuestra búsqueda y consigamos datos concretos sobre los posibles delincuentes, dentro de Listener podremos espiar conversaciones privadas ya sean llamadas telefónicas, conversaciones por mensaje de texto o email. Por último, terminaremos de violar la privacidad de los sospechosos si conseguimos colarnos y ver todo lo que hay en su ordenador o en su móvil a través de la herramienta Insider, teniendo que conseguir el código del ID de su dispositivo electrónico.

Como veis las formas de espionaje son múltiples, dando un abanico de lo más variado y dando la sensación de que realmente nos encontramos invadiendo la privacidad de los habitantes de Nation. Nuestro objetivo será prestar atención a los textos que aparecen remarcados y saber discernir cuáles aportan información fiable y valiosa y qué fragmentos de texto son anecdóticos o simplemente datos falsos que entorpecerán la investigación. Cada sospechoso contará con su propia ficha a la que verter la nueva información, siendo esta tan completa y real que abarca datos como nombres, apellidos, fotografías, profesión, familiares, domicilios, fecha de nacimiento, números de teléfono, aficiones, cuentas bancarias e incluso fichas policiales; entre otros. Cada nuevo avance nos dará acceso automáticamente a otra información relacionada y así precisar cada vez más nuestras búsquedas.

Escarbando en el pasado de los ciudadanos

El grado de detalle, de viveza, nos hace formar parte directa de la trama ofreciendo realmente la sensación de estar espiando más allá de lo legal. Como hemos contado líneas arriba, y sin ánimo de destripar el hilo que sigue, el argumento arranca fuerte y sabe mantener la intriga hasta el final. Orwell es un juego dividido en 5 episodios en el que su guión se va solapando hasta la recta final, momento crucial donde nuestras decisiones harán cambiar más que nunca el desenlace.

En cuanto a su duración, el juego nos ha mantenido pegados a la pantalla algo menos de 6 horas, si bien es cierto que si nos queremos parar a leer la ingente cantidad de texto que esconde, pueden ser fácilmente varias más. La única pega que le podemos echar en cara a un producto en el que casi todo es perfecto, es la falta de traducción al castellano siendo un título en el que deberemos estar leyendo continuamente información y comprendiendo las a veces complejas relaciones de unos personajes respecto a otros. Requiere un buen nivel del inglés, pero si esto no es problema la diversión está asegurada.

Orwell ha sido una de las sorpresas de este 2016 por méritos propios. Nos ofrece algo distinto, original, subrayando de nuevo el concepto de que no hace falta un presupuesto desorbitado para hacer un videojuego sobresaliente. Un buen puñado de ideas con una apuesta jugable interesante, un argumento a la altura y hacer al jugador partícipe de la obra han sido claves para conseguir el éxito instantáneo tras lo nuevo de Surprise Attack Games.

La sensación de escarbar en el pasado de las personas, tirar del hilo y ver a dónde nos lleva se ha conseguido reflejar de forma casi inmejorable; reto que no es para nada sencillo teniendo en cuenta la cantidad de personajes que aparecen en Orwell y el trasfondo particular de cada uno de ellos. Paradójicamente, se nota que hay un enorme trabajo detrás para lograr conseguir que el resultado final otorgue esa sensación de realidad a una obra basada en un clásico de la ciencia ficción. Porque al fin y al cabo es ciencia ficción, ¿no?