Análisis Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty

(Ps3, Vita)

Estás en: JuegosAdn > PS3 > Análisis > Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty (PS3, PS Vita)

Acción y sigilo. Raiden y Snake. El regreso de un gran clásico, ahora en formato digital.

Plataforma analizada: PS3
27/11/2012 01:00
Raiden, el nuevo agente de FOXHOUND, afronta en solitario su primera misión. El presidente de los Estados Unidos ha sido tomado como rehén y el mundo entero se halla ahora bajo la amenaza nuclear de un nuevo grupo terrorista. Se les conoce como Sons of Liberty y su líder afirma ser alguien totalmente inesperado. Snake. Solid Snake.
Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty

'Metal Gear', la obra por excelencia nacida de la mente del controvertido a la par que reputado Hideo Kojima, es uno de esos grandes nombres que todo jugador conoce o debería conocer. Uno de esos que aparecen en las carátulas de grandes videojuegos, que pueblan con frecuencia las incombustibles listas de mejores títulos de la historia y que, por qué no, un cierto segmento del público rechaza al no tratarse de un estilo de juego comprendido y aceptado por todo el mundo.

Iniciada en 1987 con 'Metal Gear' para NES y continuada poco después con 'Metal Gear 2: Solid Snake' para MSX2, la serie alcanzó su punto álgido en 1998 con el lanzamiento de 'Metal Gear Solid' para PlayStation, erróneamente tomado en ocasiones como primer juego de la saga al introducir un reinicio de la numeración.

Gracias a las bondades de PlayStation, 'Metal Gear Solid' revolucionó de forma definitiva el concepto de videojuego centrado en el sigilo y la infiltración, llevando la mecánica a entornos 3D de forma magistral. Otro de sus aspectos más destacados fue su importante carga argumental, tanto a nivel de su elaborada trama como en la forma en que ésta es desarrollada, ya sea a través de (muy) largas cinemáticas o de conversaciones a través del nanosistema de intercomunicación conocido como Codec.

El resultado fue una obra a medio camino del cine y el videojuego, soberbio tanto en los tramos jugables como en los argumentales, y aunque su ritmo pausado y eternas escenas de vídeo no lograron encandilar a todo tipo de jugadores, el éxito de crítica y público fue apabullante. La continuidad de la saga estaba ya asegurada y los cimientos de la que se convertiría en una de las historias más complejas del sector estaban listos para seguir construyendo sobre ellos.

Así, a finales de 2001 se lanzaba en PlayStation 2 'Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty', secuela directa de su predecesor y fuente de cierta controversia a tenor de la introducción del desconocido Raiden como protagonista principal de la aventura, relegando a Solid Snake a un papel más secundario. 'Metal Gear Solid 2: Substance', la conocida revisión acompañada de abundantes contenidos adicionales, llegaría dos años después.

Superado este breve repaso histórico y trasladándonos ya a nuestros días, la aventura de Raiden y Snake vuelve a ser un tema de actualidad. Recuperando el subtítulo original 'Sons of Liberty' por ser más representativo, y añadiéndole la coletilla 'HD Edition', la versión ampliada 'Substance' fue la introducida a comienzos de 2012 en el recopilatorio 'Metal Gear Solid HD Collection', siendo asimismo relanzada en este tramo final de año como descarga digital independiente a través de PlayStation Network.

Y claro, ante tan señalado reestreno, ¿qué podíamos hacer desde la red Blogocio que no fuera poner una vez más a un gran clásico bajo la lupa, en el análisis al que acompañan estas líneas? ¿Listos para la acción?

Imagen asociada al video 19588
Anterior
12 3 4 5 6
Siguiente1 de 6 páginas
8.5

Lo mejor

Mantiene y amplía la genial experiencia jugable de su predecesor

Geniales enfrentamientos finales

Gran cantidad de recursos para afrontar cualquier situación

Soberbio a nivel visual y sonoro

La ingente cantidad y calidad de los contenidos adicionales

Lo peor

Los entornos se repiten y limitan la jugabilidad

La historia va a la deriva en momentos puntuales

La traducción es un despropósito

Raiden... Bueno, digamos que no es Snake...

¿Cómo analizamos?