Octopath Traveler: ¿Un espejo para los JRPG clásicos?

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Octopath Traveler rinde tributo a los grandes JRPG de la década de los 90 y nos llega al corazón con su inusitada belleza y sus mecánicas pretéritas.

24/07/2018 16:05
De forma totalmente inesperada, Square Enix nos ha brindado de la mano de Acquire un JRPG clásico que ha logrado trasladarnos hacia los cimientos del género y recordarnos que todo tiempo pasado fue mejor. Las claves de su éxito no nos son desconocidas y en este reportaje analizamos sus mecánicas añejas y la contraposición con los JRPG actuales.

Octopath Traveler: La esencia del JRPG

Octopath Traveler ha supuesto toda una sorpresa. Los chicos de Acquire se han atrevido a lanzar un JRPG de corte clásico que renuncia a todos los esquemas y tendencias actuales para viajar al pasado, en la época dorada de los RPG, y recordarnos a los más veteranos porque nos enamoramos de un género que nos marcó para siempre y sentó las bases de la industria.

El máximo exponente del pixel art

En una época en la que gran parte del esfuerzo de las desarrolladoras recae en conseguir un apartado gráfico imponente con texturas en 4K, distancia de dibujado, tasa de frames estable etc. Octopath Traveler se ha decantado por volver a los orígenes, cuando las consolas apenas tenían 16 bits de potencia y modelaban los personajes y escenarios con contados píxeles. Y sonará raro decirlo, pero el encanto del pixel art es único, singular y artesanal, por lo que, pese a lo humilde de su apartado técnico, logra entrar por los ojos a los novicios del género y calar hondo en el corazón de quienes ya peinan canas.

personajes

La dirección artística de Octopath Traveler recuerda a los clásicos del género

Pero no es sólo su encomiable apartado artístico lo que nos traslada a los noventa; su historia, formada por 8 personajes que reúnen los clichés más manidos del género, nos recuerda a aquellas aventuras que vivimos antaño con juegazos de la talla de Final Fantasy VI, Dragon Quest VI, Secret of Mana o el imperecedero Chrono Trigger. Octopath Traveler rinde tributo a los mayores exponentes del JRPG recordándonos hazañas y empresas vividas hace ya dos décadas, que nos marcaron y engendraron en nosotros un amor inédito por las historias de caballeros, clérigos y eruditos que anhelan salvar al mundo de un mal acuciante.

Tal odisea merece no sólo un diseño excepcional, también requiere de una banda sonora que quede grabada en nuestra memoria. Afortunadamente un Yasunori Nishiki en estado de gracia ha logrado componer una de las mejores bandas sonoras originales que se recuerdan, evocando al gran Nobuo Uematsu en muchas de sus melodías y tomando su relevo de forma magistral.

La dureza de la old school

Si hay algo que se les achaca a los videojuegos actuales es su -cada vez mayor- simplificación, con tendencia a facilitar en demasía la experiencia del jugador para no frustrarle. Uno de los casos más sangrantes es la nueva dirección que ha tomado Game Freak con Pokémon Let’s Go, una entrega extremadamente casualizada para llegar a un público más amplio y convertir el juego en un simple paseo. Pero no sólo se ha rebajado la dificultad de los Pokémon, ya que franquicias tan emblemáticas como Final Fantasy han ido dejando de lado cada vez más la estrategia y el estudio de las mecánicas de juego a favor de la acción inmediata y la jugabilidad asistida. Octopath Traveler repudia de forma explícita tal movimiento y se presenta como un juego largo, difícil y exigente, en el que la paciencia y la estrategia son requisitos indispensables para avanzar en su trama. No hay lugar para las prisas y las comodidades, un simple error nos penaliza severamente y puede suponer la derrota de nuestro equipo, circunstancia que se ve ensalzada en las batallas contra los jefes finales.

Octopath Traveler

Las batallas requieren de paciencia y estrategia

Comentaba mi compañero en el análisis que las batallas contra los jefes adolecen de ser extremadamente largas y asimilarse más a una maratón que a una partida de ajedrez. Siento discrepar, ya que en toda estrategia que se precie un factor fundamental es el tiempo. Cuánto más nos demoramos en tumbar al jefe de turno más nos desesperamos, la concentración baja y es entonces cuándo corremos el riesgo de cometer un error fatal.

Otro punto también duramente criticado por algunos sectores de la prensa es el de la aleatoriedad de los combates. Es un vicio heredado de los clásicos y que poco a poco se está erradicando en los títulos más frescos. Final Fantasy XV, Dragon Quest XI o el ya mencionado Pokémon Let’s Go son títulos recientes que han abandonado la mecánica de los encuentros aleatorios, alegando la pesadez de éstos y el óbice que supone para quién quiere avanzar en la historia. No seré yo quién diga que cometen un error, no en vano es lo que la mayoría de los jugadores desea, pero sí que personalmente estoy a favor de los encuentros aleatorios por la dificultad añadida que suponen. No solamente por el desgaste físico de nuestro equipo, también por obligarnos a planificar los objetos (pociones, hierbas curativas etc.) que vamos a necesitar y la necesidad de reorganizar nuestro equipo para exprimir las debilidades de los rivales de una zona concreta.

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Un clásico atemporal

Octopath Traveler se ha nutrido de la esencia más pura del JRPG tradicional y rinde tributo a aquellas grandes obras que marcaron la vida de muchos jugadores veteranos. No innova en absoluto, de hecho, se dedica a recoger todos y cada uno de clichés más representativos del género. Y por dicha osadía logra convertirse en un título excepcional, insólito y, sobre todo, necesario.

Necesario porque nos recuerda de dónde venimos, porque rememora la era dorada de los juegos de rol y, principalmente, porque nos reconcilia con el género que nos abrió las puertas de mil mundos maravillosos. Gracias por resucitar al niño que todos llevamos dentro.