Impresiones - Final Fantasy XIV: A Realm Reborn

La historia de 'Final Fantasy XIV Online', el segundo juego principal de la saga en abrazar el género en línea tras el más o menos exitoso undécimo episodio numerado, es una historia de despropósitos. Inicialmente conocido como 'Rapture', y presentado posteriormente por su nombre definitivo en el E3 2009, el proyecto generó grandes expectativas al presentar nombres tan respetables como el del productor Hiromichi Tanaka ('Final Fantasy XI Online'), el director artístico Akihiko Yoshida ('Vagrant Story') o el archiconocido compositor Nobuo Uematsu.

A la hora de la verdad, por contra, la recepción de 'Final Fantasy XIV Online' tras su lanzamiento en PC a finales de 2010 fue unánimemente negativa. Errores de todo tipo que hacían el título casi injugable, apartado gráfico de baja factura, mecánicas incómodas y una interfaz muy pobre fueron algunos de los puntos más reiteradamente criticados; con una media de 49 en Metacritic, el juego se estrenó con el dudoso honor de ser el título peor valorado de la historia de la franquicia.

Las quejas de los usuarios, como es evidente, no tardarían en llegar, y como resultado el propio presidente de Square Enix, Yoichi Wada, presentó sus disculpas formales a los aficionados admitiendo el mal trabajo realizado y prometiendo acciones contundentes. Se iniciaba así un segundo proyecto capitaneado esta vez por Naoki Yoshida, hasta entonces a cargo de proyectos de segunda línea relativos a la serie 'Dragon Quest', y se cancelaba el lanzamiento del juego original en PlayStation 3 para sustituirlo por la nueva versión.

Nacía así 'Final Fantasy XIV: A Realm Reborn', un lavado de cara cuyo título era toda una declaración de intenciones. Un nuevo motor gráfico, interfaz de usuario renovada, rediseño de los mapeados y un nuevo arco argumental eran algunas de sus promesas. Todo ello, además, sumado a una estrecha relación con los aficionados con tal de conocer sus opiniones y propuestas, a fin de evitar repetir los errores del pasado. Y es que un segundo tropiezo podría ser fatal.

Con su lanzamiento ya fijado para el próximo 27 de agosto, 'A Realm Reborn' se encuentra desde hace semanas en periodo de pruebas para usuarios de PC, mientras que el pasado 14 de junio dio inicio una tercera fase beta en la que los usuarios de PlayStation 3 pudieron ponerse ya a los mandos. Una beta a la que la Red Blogocio ha tenido pleno acceso por cortesía de Square Enix, y a la que a pesar de sus caprichosos horarios -sólo funciona los viernes y sábados- hemos podido dedicar un buen puñado de horas para constatar de primera mano qué tal luce el renovado mundo de Hydaelyn. He aquí nuestras experiencias.

Bienvenidos a Eorzea... Otra vez

La historia de 'Final Fantasy XIV: A Realm Reborn' nos sitúa en Eorzea, una región del vasto mundo de Hydaelyn cuya historia se halla llena de eras alternadas de prosperidad y decadencia, concidas como Eras Astrales y Umbrales. Nuestra aventura se inicia cinco años después de un cataclismo de porporciones mastodónticas, en que las maquiavélicas investigaciones del poderoso Imperio de Garlean provocaron la caída de una de las lunas de Hydaelyn sobre la superfície y la liberación del antiguo dragón maligno Bahamut. Se inició de este modo la Séptima Era Umbral en la que ahora nos encontramos, con un mundo parcialmente destruído. Y es en este contexto en el que, como aventureros anónimos, da comienzo nuestro viaje.

Pero antes de ello, como mandan los cánones, tendremos que dedicar un tiempo a la creación de nuestro personaje a través de un más que completo editor que dará inicio con la elección de sexo y raza entre las cinco disponibles. Los Hyur y los Elezen representan los clásicos perfiles de humano y elfo, pero disponemos asimismo de creaciones más curiosas como los diminutos Lalafell, los gatunos Miqo'te y los gigantones Roegadyn. La elección de una raza u otra es primordialmente estética, pues todas ellas pueden acceder a cualquiera de las clases sin restricción alguna.