Análisis I am Setsuna

I am Setsuna: Bienvenido a los 90

Inspirado en los J-RPG de los que muchos tachan de la era dorada de los juegos de rol, I am Setsuna es un título que en un primer momento da buenas vibraciones. Pero poco a poco se va descubriendo que estas sensaciones que te hacen esbozar sonrisas de felicidad se dibujan en la cara debido a la nostalgia y poco a poco la impresión inicial se va alejando más y más.

I am Setsuna es un título que podríamos llamar pseudo indie. Un título desarrollado por un estudio pequeño que tiene detrás una empresa grande, sobretodo en tema económico. En este caso se trata del primer título de la desarrolladora Tokyo RPG Factory que por su nombre ya podemos intuir que son fans de los J-RPG y lo han estado demostrando a lo largo de todo el título con guiños tan grandes a otros títulos que bien se les podría saltar un ojo de la fuerza con la que cierran sus párpados.

Desde la historia, hasta la mecánica de combate y algunos de sus ataques, todo os resultará familiar a los expertos en el género ya que, literalmente, toma prestados elementos de multitud de juegos clásicos como Chrono Trigger o Final Fantasy terminando por convertirse en un gigante deja-vu constante.

¿Dónde he vivido esta historia?

I am Setsuna narra la historia de, sorpresa, Setsuna, una chica que está a punto de cumplir la mayoría de edad y que alguien decide que la mejor manera de celebrarlo es enviándole a un mercenario para que la asesine. Bueno, explicado así tiene menos magia que como lo explican en el videojuego, pero tampoco difiere demasiado. Comienzas siendo Nidr, un mercenario de una tribu de mercenarios que de la misma forma que están rescatando una chica de las fauces de un monstruo es posible que si el monstruo decide aumentar la suma, le ayude a cocinarla, porque recordemos que es un mercenario. Tras realizar un rescate que funciona a modo de tutorial, te encomiendan la misión de asesinar a Setsuna, una chica que está a punto de cumplir la mayoría de edad y que para ello viajas medio planeta para luego, en el último instante, rajarte a pesar de llevar, por las pintas del personaje, más de 30 años asesinando por dinero.

Dejando de lado lo absurdamente irrisorio que resulta el inicio de la historia, Setsuna resulta ser el nuevo sacrificio. En el mundo de 'I am Setsuna' cada cierto tiempo tienen que sacrificar a una joven para que los monstruos dejen de atacar a los humanos y para ello debe hacer un peregrinaje acompañado de su guardia, un grupo de guerreros que la acompañaran a lo largo del periplo. Si os suena la historia, tranquilos. Es normal. Podríamos llamarlo 'Final Fantasy X' revisitado, si preferís. Pero bueno, no pasa nada. La historia tiene los suficientes giros y la ambientación es lo suficientemente diferente como para dejar pasar este detalle por alto... ¿verdad?

¿Dónde he vivido este gameplay?

Como buen J-RPG basado en los títulos de los 90, 'I am Setsuna' utiliza un sistema de juego clásico con pequeñas vueltas de tuerca que hacen que, de vez en cuando, el título sea interesante. Utilizando una vista cenital, el juego apuesta por los combates por turnos pero dinámicos, en los que la velocidad del personaje determina la velocidad a la que se rellena la barra de acción, permitiendo realizar acciones a los personajes que antes se rellenen y con una referencia visual.

El sistema de combate es simple y bebe en gran parte de un título tan grande como es Chrono Trigger. Con solo tres opciones, atacar, técnica u objeto, el combate prescinde incluso de la posibilidad de huir, dándola un pequeño toque de personalidad. Y es que se prescinde la opción de huir ya que los enemigos los podremos ver en el mapeado y podremos decidir si enfrentarnos a ellos o no antes de entrar en el combate, por lo que accediendo a combatir ya estás aceptando el duelo. Un pequeño toque personal a unos combates que en ningún momento resultan difíciles.

I am Setsuna puede presumir de tener un sistema de combate profundo. Las técnicas que cada personaje tiene disponibles depende de unos ítems llamados Spritnite y que una vez equipados le dan una habilidad, activa o pasiva, al personaje. De nuevo volvemos a la saga 'Final Fantasy' y nos recuerda al sistema de materias de 'Final Fantasy VII', pero no por ello siendo algo malo. Además, si dos personajes de tu equipo tienen habilidades que se puedan combinar, se tendrá disponible un nuevo ataque super devastador y que le da un nuevo sentido a ir probando combinaciones.

El problema está en que en ningún momento el juego hace sentir la urgencia de realizar estas acciones, ya que 'I am Setsuna' es un título demasiado fácil. Ningún combate se siente demasiado difícil y más teniendo en cuenta los clásicos en los cuales se quiere ver reflejado. Y más allá de los combates, el viajar por el mapeado tampoco aporta demasiado, ya que no hay puzzles que resolver y el mayor problema que tendrás será buscar un NPC concreto que te de la información que buscas para hablar con otro NPC que te envíe a un tercer NPC para, al final, tener que volver por dónde has venido porque resulta que estaba ahí todo el tiempo.

Nieve y piano

Vale. La historia es un cliché pero se lo perdonamos porque al menos puede resultar interesante con sus pequeñas subtramas y sus personajes llenos de misterio. El sistema de combate es divertido y profundo, a pesar de no explotarlo como debería. ¿Pero qué tal a nivel artístico? ¿Qué tal es la ambientación?  Imaginad que tenéis una obsesión insana por la nieve y que solo sabéis tocar el piano. Ahora imaginad que os encargan realizar el apartado artístico de un videojuego y que os gastáis todo el dinero en cualquier cosa menos en contratar a músicos para grabar una banda sonora. Porque eso es lo que parece que es lo que ha sucedido en 'I am Setsuna'. 

Desde el primer momento solo ves nieve. Quieres avanzar en la trama, pero lo único que ves son montañas nevadas, pueblos nevados, cuevas de hielo, llanuras nevadas... Todo es nieve. Es el eterno invierno. Al principio resulta bonito, pero al poco te quedas atascado y no sabes si ni siquiera estás avanzando en el videojuego porque da la sensación que jamás avanzas. Y cuando te quieres dar cuenta están saliendo los créditos del juego y sigues estancado en el pequeño pueblo de montaña.

Para acompañar toda esta nieve, un solo piano (si, uno sólo) hace toda la banda sonora del juego. Si bien la transición de las canciones es muy natural y da la sensación de que incluso sea alguien tocando el piano según juegas y cambiando la música según lo que va sucediendo, pronto te acabas cansando y acabas maldiciendo al pianista como si de cine de barrio se tratara. Durante los primeros cinco minutos es bonito. A los diez minutos ya empiezas a estar un poco harto del bucle, por muy armónico que sea. 

Con esta premisa...

Resulta increíble que un título que tiene por mentor títulos del calibre de 'Chrono Trigger' o 'Final Fantasy' acabe convirtiéndose en el desastre en el que ha acabado. Con una duración de escasas veinte horas de tortura de piano, una dificultad casi inexistente y una historia genérica, se hace difícil recomendar el título a aquellos que ya han jugado a los clásicos mencionados. En el caso que no hayáis jugado a los títulos mencionados es mejor que juguéis a los clásicos ya que, por el precio que tiene 'I am Setsuna', tampoco merece la pena arriesgarse demasiado.