Análisis Gears of War 2

Multijugador

Por suerte, el multijugador es una de las cosas más mejoradas, aunque empieza a mostrar sus limitaciones para el desarrollo de la acción que un Gears of War propone. En primer lugar y de forma local podemos jugar con un compañero a pantalla partida durante todo el juego. Alternativamente a éste, contamos con varios modos de juego que bien podemos disfrutar solos o acompañados con colegas. La modalidad más destacada es la de Horda, donde en un pequeño escenario van surgiendo hordas contra las que enfrentarse. Hasta 50 hordas de diferentes tipos de Locust, cada vez más peligrosos e inteligentes, llegando en las últimas fases a ser realmente un reto sólo para auténticos expertos. El resto de modalidades son: Anexo, Ejecución, Guardián, Rey de la Colina, Wingman, Zona de Guerra y Sumisión, donde deberemos capturar a un rehén y usarlo de escudo humano hasta un punto concreto del mapa.

En caso de que nos eliminen se puede optar por la “combat cam” con la que visualizar el enfrentamiento que mantienen nuestros compañeros o los bots configurados, sacar fotos e incluso subirlas a gearsofwar.com. Las partidas multijudador permiten hasta 10 jugadores (en el primer Gears of War el límite estaba en 8 ) divididos en dos equipos de 5 cada uno, excepto en la modalidad Horda que sólo puede participar un único equipo. Para completar el multijugador, se pueden escoger persones desbloqueables como Dizzy, el duro vaquero con más amor a sus máquinas de guerra que a sí mismo.

Estos personajes se pueden desbloquear con logros alcanzados tanto en Gears of War 2 como en la primera parte. Todo el mundo multijugador se aglutina en gearsofwar.com, con tablas de clasificación y nuevos mapas descargables con coste. Es una mejora sustancial respecto a lo que antes se podía disfrutar, pero todavía se podría seguir explotando con más modos de juego, más participantes en cada combate y mapas mucho más amplios.

Conclusión

Gears of War 2 es una continuación más que digna. No supone una revolución en la dinámica del juego, ni en los gráficos y, mucho me temo que en este sentido una siguiente parte tampoco ahondará mucho en algo que ya roza la perfección, que no las posibilidades de XBOX360. El juego tiene ya su propio estilo y salir de ello sería traicionar los orígenes y cambiar algo que funciona de maravilla, lo que no tiene mucha lógica.

Algunas interacciones y mayor variedad de escenarios podría ser lo que prometiese un Gears of War 3, así como ahondar un poco más en las tramas secundarias de cada personaje. Pero esta segunda parte ya consigue todo ello respecto al original.

¿Por qué no se lleva un 10? Por detalles que no lo hacen perfecto: algunos detalles gráficos, cierto manejo de vehículos y algún que otro final de fase, incluso el último nivel que es algo flojo. La duración es mayor que la de la primera parte, pero sigue siendo escasa, aunque para aumentarla habría que dotarlo de mayor variedad de situaciones o caería en lo repetitivo. Tiene situaciones nuevas y originales, pero ya no es tan revolucionario como su predecesor. Pero sobre todo, no es perfecto porque está inacabado. Dejad que os lo explique con un ejemplo más frikie de lo que estamos acostumbrados. ¿Recordáis que El Señor de los Anillos sólo tuvo su reconocido Oscar al final de mostrar al público sus tres entregas? Fue como el reconocimiento a una labor bien hecha, sólo que en 3 trozos. A Gears of War le pasa lo mismo.

Es una saga que por separado ofrece capítulos sobresalientes. Pero juntos, ufff. Aquél que pueda disfrutar de las dos partes actualmente a la venta de forma seguida, tendrá casi 20 horas de un juego casi idéntico, que sólo hace crecer en calidad. Y dado que la tercera parte, por cuestiones indiscutibles en la trama, así como por lógica aplastante del mercado de ocio interactivo, saldrá a la venta esperemos que en no más de 2 años, una vez tengamos ese futuro juegazo junto a sus dos anteriores entregas, podremos decir que tenemos Gears of War completa.

O quizás, como me pasó a mí, cuando nos pasemos una nueva entrega nos volverá a inundar la nostalgia, mezclada con la adrenalina flotante, porque irremediablemente querremos más y más.