Análisis Dynasty Warriors: Strike Force

(360)

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Koei sacrifica lo que podría ser un buen arcade en detrimento de la parte estratégica y rolera del juego.

Plataforma analizada: Xbox 360
25/04/2010 22:00
Dynasty Warriors es una franquicia que ya tiene bastante solera. Inicialmente concebido como un juego de lucha a lo Samurai Shodown, con figuras históricas de China, la franquicia no tomaría su cariz actual hasta su entrada en los catálogos de Playstation 2 y Xbox, donde la saga adquiriría el toque de acción estratégica que le daría el éxito.

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Historia

Al igual que las otras entregas de la saga, Strikeforce se inspira en las batallas narradas en el Romance de los Tres Reinos, joya ancestral de la literatura china. Sin embargo, en este juego, al contrario que en las entregas ordinarias de Dynasty Warriors, no tendremos la sensación de estar en inmersos en una historia debido al enfoque "monsterhunteriano" de este juego.

Así es, a pesar de los vídeos entre capítulos, da la sensación de que estamos jugando a un anexo de Dynasty Warriors 6 y que, si queremos conocer la historia, debemos remitirnos a este título para tener algo más de chicha argumental. En realidad es la concepción original del juego. Strikeforce para PSP es un Dynasty Warriors 6 de bolsillo para matar el tiempo con misioncillas, a lo Monster Hunter y nada más. Algo que queda bastante pobre en una consola doméstica. Alguien neófito ante la China digital de Koei puede sentirse inmerso en algo totalmente desconocido del que tiene que ir tomando referencias poco a poco.

Jugabilidad

En este apartado encontramos el grueso de interés del juego. Como he mencionado antes, el desarrollo del título se inspira en los de la saga "Monster Hunter" de Capcom. Para los que desconozcan la mecánica de estos, se trata de un juego cuyo progreso va acorde a la resolución de determinadas misiones que nos permitiran avanzar en nuestro cometido, en este caso, hacerse con el máximo de territorio del imperio chino representando al clan que seleccionemos al iniciar partida.

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Pero la cosa no es tan trivial como pinta. Partiremos, como base, en una aldea, que ira creciendo a lo largo del juego, donde tendremos nuestro almacen y 5 tipos de tiendas: habilidades, orbes, armas, objetos y trueques. En la tienda de habilidades chi, podremos adquirir diversas técnicas que podremos asignar a nuestras extremidades. Los orbes, adquiridos en su tienda, nos permitirán incrementar el poder ejecutor de nuestras armas o asignarles algún poder elemental. En el herrero podremos mejorar nuestras armas o fabricar nuevas. La tendera pondrá a nuestra disposición los típicos elementos curativos y, por último, el mercader nos propondrá hacer trueques de elementos. Las tiendas pueden subir de nivel gracias a las cartas de los generales. Unas cartas que utilizaremos en batalla y que, a parte de darnos dicha experiencia, aplicaran ciertas ventajas tácticas en determinada zona. Los elementos son cruciales para poder evolucionar optimamente nuestras armas, tiendas, habilidades, etc... básicamente nos convertiremos en prisioneros de esta necesidad. Resulta frustrante tener experiencia suficiente como para subir de nivel una tienda y no disponer del manto de algodón o la cuerda necesaria para ello. Así que has de repetir X veces una misión trivial para conseguir X veces ese elemento, cosa que requiere cierto control y capacidad de inventariado para saber donde y como conseguir los elementos necesarios en todo momento. Tal vez a los japoneses les entusiasme tanta meticulosidad, pero para el público occidental mayoritario puede resultar un lastre.

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Las misiones, en sí, son hack'n'slash, abriéndose paso entre enemigos hasta llegar a nuestro objetivo, generalmente un oficial de las tropas enemigas. Podremos utilizar dos tipos de arma y alternarlas a placer. Si llenamos el indicador de furia, podremos realizar una transformación, al más puro estilo super-sayajin, para realizar ataques mas poderosos, aunque raras veces se trata de una habilidad que pueda marcar la diferencia. La oferta de armas disponibles y personajes seleccionables es sorprendente,  si bien comenzaremos con sólo un personaje jugable, especializado en un tipo de arma, podremos cambiar de arma y reafirmar el dominio de esta misión a misión. Igualmente, podremos cambiar de personaje a medida que avanza el juego o seleccionarlos, hasta tres más, para que luchen a nuestro lado a modo de bot rigiéndose por las órdenes que les asignemos con el gatillo izquierdo. Aunque lo divertido es hacer el trabajo sucio uno mismo. Progresivamente, no se tarda en topar con una misión dura de roer que, ante el fracaso, hará que revisitemos las misiones anteriores con tal de subir nivel antes de realizar un nuevo intento, cosa que nos hará caer en una repetitividad exasperante. En lo que respecta al multijugador, poco puedo decir, ya que no he encontrado a ni una persona que haya soportado una misión entera. Pero en lo general no difiere demasiado del modo local, aunque si que esta bien la posibilidad de poder intercambiar tarjetas y personajes.

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Lo mejor

Con dedicación, ofrece muy buenos ratos.

El sistema de misiones permite realizar partidas rápidas, ideales para matar el tiempo y de paso subir algo de nivel.

Cooperativo on-line.

Lo peor

Íntegramente en inglés.

Falta de cooperativo local.

Descuidado nivel gráfico.

Requiere demasiada dedicación.

Progreso lento.

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