(Ps3, 360)
De nuevo estamos ante una descarga gratuita (a los compradores de primera mano) obligatoria, única que tendremos que hacer si queremos disfrutar de todas las opciones del juego todos los modos online. En la caja de Dirt 3 tenemos un código para canjear dicho pase, pero los que compren el título de segunda mano se verán "fastidiados" por esta medida contra la pirtatería, que poco a poco, se va dando cita en casi todos los juegos. En esta ocasión va incluso más allá, no conformándose con reducirnos el mutijugador, sino quitándonos funciones como subir vídeos de nuestros logros a YouTube. Además también nos proporciona algunos DLC con coches o pistas adicionales.
En lo que a control se refiere el juego no proporciona muchas más opciones de las que se dieron en su precuela más allá de los trucos del modo de juego que os acabamos de comentar. En esta ocasión se aspira a un estilo más cercano a la simulación, que fusiona ambos extremos, convenciendo más a los que sean de títulos arcade que a los que provienen de la otra rama, que a pesar de todo, mirarán recelosos algunas opciones. A la hora de editar nuestro vehículo la verdad es que, a pesar de haber diversas opciones, a gusto de todos, estas apenas tienen repercursión, e incluso, vistos otros juegos, nos parecerán demasiado simples o poco profundas.
Una mención especial requiere la vuelta de los "flashback" que tan de moda se ha puesto últimamente en el género, una opción que nos permitirá retroceder en el tiempo de estrellarnos o no coger una curva como deseábamos. A pesar de que se nos premiará en función de los no usados, muchos se sentirán un poco decepcionados con la recompensa (una cantidad mínima de puntos para nuestra reputación como piloto). Y es que en el fondo, esto facilitará mucho la obtención de grandes tiempos, lo que nos llevará al oro casi de manera irremediable.
El juego busca contrastar con esta "mano" que tiende a los jugadores arcade inexpertos en temas de simulación al ofrecer 3 niveles de dificultad pero, lamentablemente, no se logra de la manera que debiese. El primer nivel de dificultad a muchos resultará insultante de la facilidad de la que hace gala. Los otros dos, más allá de las pruebas finales, o de manías personales a circuitos o modos, tampoco supondrán mucho desafío. Parte de esta culpa la tienen la inteligencia artifical de los coches en las carreras en las que nos enfrentamos a estos o los rídiculos objetivos de las pruebas indivuales, una veces tan simples, otras tan complicados.
La inteligencia, como mencionábamos, no es que sea nula, pero si que demuestra una ausencia total de competitividad. Los coches casi nunca nos cerrarán de vernos aparecer por detrás, algunos incluso nos dejarán más espacio para que no les golpeemos. Adelantar no se nos planteará como un problema, nunca.
Si bien es cierto que la dificultad más alta, las pruebas finales, o las manías personales a determinados modos nos complicarán mucho el oro en algunas pruebas, el juego, en general, tiene un nivel demasiado fácil para lo que se venía diciendo de él, tanto por los flashbacks como por los continuos empujones a los jugadores más inexpertos, indicadores de posición o velocidad perfecta para tomar las curvas, comentarios o avisos del copiloto, regulador de velocidad, control de estabilidad, frenada automática al girar... etc.
Tras haber hablado de su menú, sus modos de juego, su control o su dificultad, dejadme acabar este apartado hablando de los vehículos o circuitos disponibles en el juego.
El título nos ofrece todo tipo de coches haciendo un repaso a las reliquias que han ido apareciendo desde los 60. De ese modo tendremos vehículos que todos reconoceremos como el Toyota Celica de Carlos Sainz, el inmortal Audi Quattro o los recientes Mitsubhisi Lancer o Peugeot 207, que iremos desbloqueándo a partir de un medidor de reputación que aumentará al ritmo de nuestros progresos. Según superemos pruebas, concretamente según nuestra posición, el número de flashback usados o los desafíos que se nos proponen (como acabar una carrera a 130) nos irán dando puntos, que conformarán dicho medidor.
Cuanto más nivel tengamos más licencias se interesarán por nosotros, algo que, en la práctica, acaba siendo meramente simbólico, al no haber contratos o elementos de peso.
Vehículos de los 60, 70, 80, 90, de la clase S2000, del temido Grupo B, de la serie Open... los más puestos en el mundillo, sin duda no se aburriran.
A toda esta cantidad de vehículos hemos de sumar los múltiples circuitos del juego, situados en Finlandia, Kenia, Michigan, Noruega o Mónaco, que como bien os comentábamos antes tienen sus propias elementos, bien sea arena o barro, nieve o lluvia.
Hemos de admitir que a veces, la escasa dificultad, sumada a los continuos tiempos de carga, bastante largos, que van entre las pruebas (superándolas en duración a veces), pueden provocar cierta sensación de aburrimiento que nos obligue a dejarlo, pero no es nada que no arreglen un par de partidas al modo multijugador...
Lo mejor
El sólido apartado técnico (resultado tanto de los gráficos como del sonido).
Mención aparte a las colisiones, la iluminación o los modelados.
Los modos de juego, sobre todo la nueva incorporación...
La experiencia global, única, ni arcade ni simulación.
La variedad de vehículos o escenarios.
Lo peor
Los continuos tiempos de carga, además largos.
La dificultad, excesivamente fácil.
La inteligencia artificial.
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