Análisis Bravely Default

(3DS)

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Arte portátil

Los cristales se debilitan, un joven pierde su vida y una vestal necesita ayuda cuando un gran mal se cierne sobre la tierra. Empieza la aventura para restaurar el equilibrio

Plataforma analizada: Nintendo 3DS
02/12/2013 09:00
Tras un año de espera, ya está aquí. Hemos esperado pacientemente y rezado lo indecible, y se han escuchado nuestras plegarias. La última joya dentro del género RPG de corte japonés ha llegado mejor de lo que cabría esperar. Desarrollado por Silicon Studios, financiado por Square Enix y distribuido en Europa por Nintendo, damos la bienvenida a 'Bravely Default'. Los poseedores de una Nintendo 3DS y amantes del género ya tienen a su disposición al que puede ser el mejor JRPG que ha pisado el Viejo Continente en los últimos años. ¿Lo es? Es posible. La obra de Silicon Studios solo hay una forma de describirla, magia y arte.
Bravely Default

La historia de 'Bravely Default' tiene mucho que contar, la verdad. El mes de octubre del pasado año 2012, Silicon y Square lanzaban el juego en Japón, cosechando unas ventas iniciales decentes. Famitsu puntuó al juego con un 38 sobre 40 y Occidente suspiraba por tener un juego que se asemeja mucho a los 'Final Fantasy' de la era de Super NES. Bueno, pues 14 meses después, Europa podrá echarle el guante al juego y, encima, a una versión que incluye en su haber una serie de mejoras a nivel jugable y de optimizaciones varias. Algunas de ellas son usadas en la secuela que está en desarrollo, con plataforma no confirmada todavía.

Se acabó esperar. 'Bravely Default' ya está en nuestras manos, y veremos en las próximas líneas qué es lo que trae la criatura creada por Silicon Studios. No hay cosas raras en el juego, no hay experimentos en el sistema de batalla, es tal y como uno recuerda de la época de los 90. No hay aumentos de atributos para llamar la atención de cierto sector, solo hay un juego de corte clásico pero adaptado al momento que le toca vivir. Las expectativas respecto al título son muy altas. Las voces que lo han pedido se han hecho oír de lo lindo, y no han tenido más remedio que escucharlas y no ignorarlas. Vamos a ver qué nos ofrece 'Bravely Default'.

Bravely Default

Antes de nada, decir que la obra de Silicon es un RPG de corte japonés clásico con todas las de la ley. Sin experimentos raros, sin meter cosas con calzador que estropean la experiencia de juego y de los combates. El sistema de combates es exactamente el mismo que se puede disfrutar en obras clásicas como 'Final Fantasy' del I al X. Peleas aleatorias por turnos con enemigos que salen como los champiñones. Resumiendo, 'Bravely Default' es un RPG de la vieja escuela, pero con algunas novedades que no desentonan en ningún sentido. De hecho, incluso mejoran la experiencia de juego, haciéndola más estratégica y entretenida para los jugadores.

Luz contra oscuridad

Para llegar a ser un gran RPG y ser recordado, hay algo que no puede fallar. Tres cosas claves, vamos con la primera: la historia que contar. No acostumbramos a revela nada de la historia de los juegos, por lo que no se va a hacer una excepción en este. La historia de 'Bravely Default' es para vivirla y no reventarla, pero sí os daremos unas directrices de por dónde van los tiros en este RPG. Una vez más, la oscuridad es el mal que hay que derrotar para poder salvar al mundo. Los cristales de los elementos, que conceden vida al planeta y todas sus criaturas, se debilitan, una guerra ha estallado y las tinieblas se ciernen sobre todo, para hacer sucumbir a la luz.

Bravely Default

Sólo un grupo de héroes pueden hacer algo, y ahí entramos nosotros con Tiz, Agnés y el resto de compañeros que nos acompañarán durante toda la aventura, Ringabel y Edea. La aventura empieza con una catástrofe que llevará a Tiz a un periplo por el mundo junto a Agnés, para ayudarla en su tarea. Norende, el pueblo del joven granjero, ha sido tragado por una enorme grieta. Familiares, amigos, casa, toda su vida, todo ha desaparecido, todos han muerto y Tiz ha quedado como el único superviviente de esta tragedia. Tan solo una enorme y devastadora grieta adorna el que, hasta hace pocas horas, era un precioso pueblo en un frondoso y rico valle.

Tras una semana inconsciente, el joven se levanta en una posada y emprende camino hasta su pueblo natal. Pero el camino es caprichoso, y se ve envuelto en una serie de eventos que podrían ayudarle a cambiar el curso de lo acontecido. En el momento que conoce a Agnés, Tiz ve como un rayo de esperanza ilumina un sendero que veía negro. La vestal del cristal de viento le revela la misión que le han encomendado, y el joven se une a la causa sin dudarlo un instante. Pone al servicio de la sacerdotisa su habilidad con la espada, para protegerla de sus atacantes y emprender una misión con un solo final, restaurar todo lo que la oscuridad ha destrozado.

Imagen asociada al video 24597

Pero no es lo único que asola a la gente y pueblos del mundo. La oscuridad es un mal que hay que derrocar sí, pero además de muerte y desgracias ha traído algo consigo, la guerra. Los diferentes vestales del mundo y protectores de los cristales están siendo buscados y capturados por los caballeros de Eternia, con motivos nada halagüeños. Agnes tiene doble tarea, escapar de estos soldados que amenazan a cualquier pueblo o ciudad que esconda a un vestal y restaurar los cristales. Tarea titánica para la joven sacerdotisa y el grupo que la acompañará. No solo hay que lidiar con un mal casi invencible, también tendrán que capear el temporal de una guerra.

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9.8

Lo mejor

Fascinante hilo argumental, que nos tendrá pegados hasta el final

Apartado artístico súblime que dejará embobados a muchos

Accesible a todos los jugadores gracias a los diferentes niveles de dificultad y optimizaciones

Contenido adicional para asegurar horas de juego tras la historia principal

Traducido al castellano y con doblaje en inglés y japonés

La banda sonora original, por REVO, es inolvidable

Digno sucesor de los 'Final Fantasy' antiguos

Un RPG clásico en mayúsculas, pero con novedades suficientes para no caer en la repetición

Lo peor

Micro-transacciones inútiles

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