Desazón

Especial

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No recuerdo el tiempo que ha llovido desde que hiciera aquella promesa. Uno, quizás dos años

31/10/2011 22:05
Sólo recuerdo el momento, con asombrosa precisión si he de ser sincero, nítido y lejano se encuentra aparcado en un oscuro y despejado rincón de mi mente, temeroso de establecer contacto con los demás, de exponerse y difuminarse en el olvido.
David

 No es algo que haga a propósito, pero tampoco negaré que me alegro de que sea así. Me alegra tenerlo presente.

Puede que sólo me haga daño a mí mismo con él, puede incluso, que esté derribando los cimientos de mi persona, destruyendo todo aquello que ha forjado mi carácter a lo largo de mi corta vida... pero prefiero pensar que simplemente estoy rehaciéndome, poniendo como base uno de los momentos más importantes de mi vida.

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El recuerdo nace con mis manos aferrándose al raído y desgastado pomo de la puerta de mi habitación, ya sabes, aquel que tenía forma de sierra, ¿te acuerdas de lo que me costó explicar al carpintero lo que era un láncer?, ¿y de su posterior reacción?...

No recuerdo porqué acudí a mi refugio aquella noche, juraría que no era precisamente el año 2277, y el mismo no pertenecía a Vaul Tec así que dudo que fuera por algo tan mundano como lo puede ser una guerra nuclear. Quizás, y sólo quizás, deseará transformarme aunque fuera por última vez en el héroe del tiempo, rescatar a mi princesa y contemplar el brillo de las estrellas a través del azulado visor de mi casco.

La acogedora nube de polvo que esperaba en la habitación me golpeó en la cara para darme la bienvenida, recuerdo que me animó a echar un rápido y cotidiano vistazo a mi alrededor. La televisión de la mesa permanecía encendida, se me habría olvidado apagarla en mi última visita, como me habituaba a pasar, ante ella, y asomándose al vacío que les separaba del suelo se encontraban un puñado de manuales recién imprimidos. Había intentado colocarlos en sus pertinentes cajas pero, siempre que mis manos sujetaban uno y se disponían a hacerlo, recordaba todos los que me faltaban por hacer. Supongo que había dado por perdida la batallla, una nueva derrota para mi lista, en la que se amontonaban nombres de la talla de Reach y Helghan. Ligeramente a la derecha de éstos había un auténtico cementerio de tazas y latas, me pregunté que habría dicho mi madre de verlas, en la parte frontal de las mismas un gran número de personajes me saludaban, unicamente recuerdo a Cloud, Kaim y al jovencísimo Neku Sakuraba, ¿quién olvidaría los sabores que me dejaron en cama durante una larga y (al menos para mí) próspera semana de estudios?

En un rincón junto a la cama vislumbré un más que digno recopilatorio de revistas. Al frente de todas estaba WedStation, una vanal copia impresa de la conocida revista del sector, copia de calidad reprochable, que dudo que me hubiera librado de ir a juicio de ver la luz. Recuerdo que lucía resplandeciente la nota perfecta que le entregaba a la nueva aventura de uno de tantos cazatesoros a los que, con más o menos suerte, he llegado a intentar emular. Lo único digno de elogio de la misma era el artículo "provideojuegos", que defendía a esa droga conocida como videojuego de todo tipo de críticas, a cada cuál más hiriente, acerca de los efectos del mismo en la gente o del futuro que tenía una persona que se dedicara a él. Recuerdo que me pasaba noches enteras releyéendolo, mis amigos me acusaban de aferrarme a él en exceso, y creo que sugerían a coro que, si no era capaz de mostrárselo a los demás, cosa que me negaba a hacer, era porque lo componían una serie de argumentos ridículos que Wright hubiera descartado ante el juez. Yo siempre contestaba lo mismo: "Si no tenéis vuestros propios argumentos para defender al sector y necesitáis que alguien os los dé, deberíais plantearos hasta que punto os podéis llamar jugadores, le dediquéis una, cinco o cincuenta horas a alardear de habilidad". Prefiero obviar los "¡Protesto!" que sucedían a dicha frase...

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