Xbox One X: El cambio de paradigma de Microsoft

Xbox One X

Xbox One X: Se acabaron las generaciones de consolas

No lo dijeron directamente, pero si leemos entre lineas y prestamos atención a la actual estrategia de Microsoft nos daremos cuenta de que Xbox One X es, a su vez, una versión hipervitaminada de Xbox One y una nueva generación de consolas. Si finalmente es cierto lo que los desarrolladores comentan de que la potencia de Xbox One X equivale al rendimiento de una Nvidia GTX 1070, tarjeta gráfica de nueva generación de casi 500€, no solamente nos encontramos ante una genial relación calidad/precio sino que además, cuando exploten su potencial, veremos un salto abismal respecto a PS4 y su versión Pro.

Porque no sólo vivimos de la resolución, la tecnología 4K está bien pero hacen falta televisores bastante nuevos y bastante grandes para apreciarla, los jugadores queremos potencia más allá de una resolución alta. Y ahí entran juegos como Anthem, el cuál dejaron entrever que corría en una Xbox One X, mostrando un apartado gráfico apabullante y una suavidad pasmosa. Un nivel gráfico impensable en PS4, y eso que sacaron mucho músculo con Spiderman o God of War.

Ahora los desarrolladores se encuentran ante la tesitura de la optimización en cada uno de los sistemas. PlayStation ha arrollado a Xbox en ventas, por lo que es de esperar que se esmeren más en la optimización de la primera que de la segunda, máxime cuando se está vendiendo una "nueva generación". Aquí son las desarrolladoras las que tomarán un papel fundamental en el devenir de la marca Xbox ya que Microsoft necesita que se esfuercen en su trabajo, que expriman el potencial de Xbox One X y consigan que todos sus juegos, exclusivos y multis, se vean infinitamente mejor que en la plataforma rival. Ello, asociado a un sistema de continuidad y a buenos servicios como Xbox Live Gold o Xbox Game Pass puede hacer que la plataforma Xbox recupere el esplendor que otrora tuvo.

Xbox One X

Xbox, el mayor catálogo de videojuegos de la historia

Hay que matizar que el titular se refiere a las consolas. El directivo de Sony Jim Ryan, afirmó hace unos días que la retrocompatibilidad no es importante, que nadie la usaba. Sin embargo algunos de los juegos más vendidos de PlayStation 4 son la trilogía Uncharted, The Last of Us Remastered o el (seguro) superventas Crash Bandicoot N'Sane Trilogy. Además tuvieron el valor de anunciar, tras estas declaraciones, un remaster de Shadow of the Colossus. Y en un par de meses llega a PS4 el remaster de un remaster en PS3 de la tetralogía de Jak & Daxter de PS2. Toma ya.

Microsoft no hace esto. Su "nueva generación" es totalmente compatible con Xbox One, pero además es retrocompatible con prácticamente todo el catálogo de Xbox 360 y próximamente lo será con los juegos más destacados de la primera Xbox. Y además todos ellos gozarán de mejoras en resolución, tiempos de carga, plataforma online y opciones sociales (tomar capturas, retransmitir partidas…). No estamos obligados a saltar a la nueva generación, los juegos seguirán valiendo por bastante tiempo en nuestra One antes de que quede obsoleta, como pasa en los componentes de PC. Y si queremos la máxima calidad y optamos por Xbox One X todos nuestros juegos de One, la "pasada generación", serán compatibles y con mejoras para aprovechar el incremento de potencia. Y ya llegarán "pepinos tecnológicos" que sólo sean posibles con el chip Scorpio.

A esta estrategia, claramente inspirada en el mercado de PC, hay que sumarle los servicios de Xbox, que poco a poco van tomando forma y consolidándose como una alternativa a tener en cuenta. A la más que demostrada superioridad de la plataforma online de Xbox Live frente a PlayStation Network, hay que sumarle el agravio comparativo que padecen los de Sony al comparar los juegos que dan mensualmente en el servicio PS Plus y los que dan en el Gold de Xbox. Por si esto fuera poco los juegos de Xbox Live Gold continuarán siendo nuestros aunque ya no paguemos la suscripción, cosa que no ocurre en PlayStation. Y no olvidemos los detalles que está teniendo Microsoft con sus usuarios. Hace unas semanas regalaron porque sí el remaster de Phantom Dust, un título inédito por estas tierras. Pero es que hace unos meses regalaron a todos sus usuarios Lost Odyssey, el mejor RPG de corte clásico de la última década.

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Microsoft, sin embargo, flaquea en algo vital

Que tenga la sangre verde no quiere decir que no vea las cosas tal y como son. El mayor problema de Xbox ahora mismo es su catálogo de títulos exclusivos. Forza Motorsport 7 va directo a convertirse en el juego de coches por antonomasia, a una jugabilidad exquisita, santo y seña del estudio Turn 10, hay que sumarle los más de 700 vehículos confirmados y los 200 trazados que tendremos disponibles. Y todo ello funcionando a 1080p y 60 fps en One, y a 4K y 60 fps en One X y Windows 10. Sin embargo más allá de eso poco vemos en el horizonte. Crackdown 3 no pinta especialmente bien, sabemos que su desarrollo ha sido problemático y que nos prometan recuperar la esencia del original no es aval suficiente. Sea of Thieves por otra parte parece un título a medio hacer del que no creo que podamos rascar nada nuevo.

¿Qué nos queda? Mientras, Sony tiene bestias como God of War, Spiderman o The Last of Us Part 2, Microsoft no tiene nada -que sepamos- más allá de noviembre de este año. Es por ello que Microsoft debe centrarse en nuevas licencias y en fortalecer su catálogo de juegos exclusivos. Sabemos que Forza Motorsport es el estandarte de la velocidad, y que Halo y Gears of War nunca fallan, pero necesitan salir del triunvirato clásico para poder hacer frente a la competencia. Si nuevas marcas como ReCore o Scalebound hubiesen llegado a buen puerto y con unos estándares de calidad altos, otro gallo cantaría. La intención y las ganas están ahí, pero el equipo de Phil Spencer debe dar un paso más y consolidar la marca Xbox como un referente en la industria.

Si consiguen ganar esta batalla de juegos exclusivos, con un sistema de “generaciones” similar al PC, con un catálogo inmenso que abarca 15 años de la marca Xbox, con la consola más potente de la historia y con servicios tan suculentos como Xbox Game Pass -el Netflix de los videojuegos-, Microsoft puede volver a alzarse con el trono y poner contra las cuerdas a Sony. Algo que, no lo dudéis, nos beneficiaría a todos.