Análisis White Knight Chronicles: Origins

Apartado técnico

En el apartado técnico, concretamente en el visual, nos encontramos con un juego que cumple su cometido sin demasiados alardes. No estamos ante la calidad mostrada por la plataforma en el último God Of War pero tampoco se puede decir que ver el juego evoque una sensación amarga en nosotros.

Destaca sobre todo por el modelado de los personajes (a destacar los principales) o de los escenarios interiores, los enormes enemigos finales, espectaculares, los cambios que se producen en nuestro personaje al variar su equipo o la cantidad de enemigos que se pueden mostrar por pantalla...

El apartado técnico no es sobresaliente pero cumple de forma correcta... a priori

...pero los fallos son demasiados como para no contarlos.

No nos quejaremos de la dirección artística, algo que no se valora en casi ningún título, dado que de nuevo estamos ante un apartado carente de innovación o de elementos envidiables.

Criticaremos los escenarios exteriores, que además de ser de dimensiones reducidas, muchas veces están completamente vacíos, convirtiendo nuestra paso por ellos en una simple carrera de un lado a otro. Uno puede pensar que los enemigos solventan esto, al haber bastantes en pantalla, pero no es así, la existencia de muchos provoca bajadas de frames más que notorias a las que nos iremos aconstumbrando. Pero incluso no son estas bajadas lo peor de ellos, dado que tampoco vuelven el juego injugable, como hemos dicho nos adaptaremos, lo peor son los tiempos de carga.

Tras cada habitación o escenario asistiremos a tiempos de carga excesivos, más aún al ver que tras la instalación de datos en nuestra consola (que se vuelve casi obligatoria) estos siguen siendo notorios, rompiendo el ritmo de juego, casi boicoteándose asi mismo.

La existencia de bugs no hace más que confirmar que el apartado gráfico va justito, porque a pesar de poder aspirar a un notable a simple vista, tiene múltiples fallos que tumbarían la nota de este apartado a cualquier juego de la portátil.

Todo esto pasando por alto otros detalles, más corrientes, como el popping, que a pesar de sumarse a una larga lista, ha aparecido tanto en esta generación que no debería ni mencionarse (lamentablemente...) o el dificultoso uso de la cámara.

Más que nada nos da pena como se ha desaprovechado este apartado, que más cuidado hubiera estado a un nivel bastante por encima del resultado final.

Por contra, para compensar a un apartado gráfico que cae por sus problemas, el juego nos ofrece uno sonoro envidiable, que solo tiene una pega, la de casi todos los juegos de rol de PsP, no llega doblado.

Pero aún así esto se le perdona tras haber asistido a múltiples títulos (más de los que desearíamos) que han llegado incluso sin traducir.

No destaca por los efectos de sonido, que son notables, serían sobresalientes de tener la misma presencia en los enemigos que en los aliados, sino por la banda sonora orquestada que escuchamos durante toda la aventura, de la cual, como en casi todos mis análisis, os sugiero escuchar dos temas (situados entre estas líneas) para que podais valorar vosotros mismos.

En ella destacan el violín o el piano, todas ellas mantiene un gran nivel, a lo mejor desentona o choca el uso de temas con voces pero la hacen aún más emotiva. Diferente.

Se convierte así en una de las mejores experiencias del juego.