Satoru Iwata. Visión, trabajo y sacrificio en Nintendo

Un presidente revolucionario

Y llegamos a 2002, año en el que Yamauchi llamó a Iwata a su despacho. Después de varias visitas en las que el antiguo presidente de Nintendo explicó a Iwata su trayectoria, su trabajo y su filosofía, el joven directivo empezó a pensar que sus horas en la compañía llegaban a su fín.

Nada más lejos de la realidad. Yamauchi no solo no quería echar a Iwata, sino que tenía pensado dejar en sus manos la empresa de su vida, la empresa de su familia. De esta forma Iwata se transforma en un presidente revolucionario nada más llegar al cargo, puesto que se trataba del primer presidente de la historia de Nintendo que no pertenecía a la familia Yamauchi. No obstante sí pertenecía a la familia Nintendo.

De hecho Yamauchi llegó a explicar que esa era la razón por la que había confiado en él, porque de todas las personas en las que había pensado para el cargo, Iwata era quién mejor entendía la filosofía de esa gran familia. Por supuesto su experiencia, su edad, y seguro que su visión, también afectaron a esta decisión. Pero, ¿qué hizo Iwata durante sus años de mandato? En 13 años revolucionó y evolucionó una empresa que, seguramente, no era nada fácil de cambiar.

Dominando el mercado portátil y de sobremesa

Llegó a Nintendo con una situación económica complicada, tras las malas ventas de una GameCube que sin embargo fué valorada de forma muy positiva por la prensa. Sus primeros años de mandato se basaron en mantener en el mercado tanto a GameCube como a Game Boy Advance, pero en empezar también su revolución. En 2004 llegaba al mercado Nintendo DS, su primer hardware, que más tarde se transformaría en la consola más vendida de la historia de Nintendo, con más de 150 millones de unidades en el mercado.

En 2006 daba el segundo golpe sobre la mesa lanzando Wii, consola antes conocida como Revolution, que cumplió con su nombre en clave y revolucionó la industria hasta el punto de que toda la competencia empezó en el acto a pensar en aparatos similares. Wii fué otro éxito de ventas superando los 100 millones de unidades vendidas. Estas dos consolas dieron inicio a una época dorada para Nintendo. Una época de dominio absoluto en el sector en lo relativo a ventas, y con dos plataformas que resultaron atractivas para todo tipo de compañías.

No se puede negar la influencia de la filosofía de Iwata en estos dos productos. Ambas fueron consolas dedicadas exclusivamente a juegos, siguiendo la filosofía de su mentor Yamauchi, pero diferentes y revolucionarias, como Iwata siempre había querido. Muchos que lo conocieron saben de su obsesión por diferenciarse, por ser innovador.

Tras esta época llegó la generación actual, la que hoy nos ocupa, cuando Iwata encontró luces y sombras. Las luces están representadas por una Nintendo 3DS que de nuevo intentó revolucionar con su tecnología, y que aunque más lenta que su predecesora ha conseguido convencer a los jugadores manteniendo la hegemonía del mercado portátil, superando los 50 millones de unidades. Las sombras la representa Wii U, una consola de nuevo con un concepto diferente en el mercado de sobremesa, pero que no ha estado acompañada de una buenas ventas. Pese a ello, Iwata defendió la filosofía de Wii U hasta el final, ya que ante todo era un hombre que creía en su trabajo y en el de las personas que formaban su empresa.

Pese a ello durante estos años han pesado mucho más sus aciertos, que sus errores. No en vano Nintendo tiene hoy un colchón económico que le permitiría pasar muchos años sin grandes éxitos, sin comprometer su existencia económica. Por eso creo que muchos no nos equivocamos al asegurar que Nintendo existe a día de hoy, y existirá durante muchos años, gracias a Satoru Iwata. Pero otro de los puntos más importantes de Iwata como presidente fué el hecho de conseguir abrir una empresa tan japonesa y tan cerrada como Nintendo. Arrancó las cortinas negras de las ventanas, y nos permitió entrar en "su casa".

Suyas son ideas como 'Iwata pregunta' o los 'Nintendo Direct', conceptos revolucionarios en el sector, que aún nadie se ha atrevido a imitar, y que no solo nos permitieron entrar en Nintendo, sino que además posibilitó que el mismo Iwata entrase en nuestras casas. Quizás por eso ha conseguido ser un presidente tan querido (exceptuando a una ruidosa minoría).

Dando la cara en los buenos y los malos momentos

Iwata se expuso, Iwata dio la cara. Presentó grandes productos, pidió perdón y paciencia cuando hizo falta, y nunca se escondió de nadie. Eso hizo posible que no solo se transformarse en el presidente de la compañía, sino que se convirtió en su principal representante, en su mejor comunicador, en su cara más visible. Así se mantuvo hasta que su enfermedad no le dejó continuar siendo cercano...

Aunque era presidente, nunca dejó apartada su verdadera vocación, la programación de juegos. De hecho, con el lanzamiento de 'Nintendo Land' y su minijuego 'Balloon Trip Breeze', Iwata demostró nuevamente sus dotes de creativo. Este minijuego se basaba en el título original 'Balloon Fight', que él mismo había programado en 1984. No estaba convencido del todo del comportamiento de los personajes y, sorprendiendo a todos los creativos, abrió el código del juego y arregló él mismo este problema.