Razer Wolverine, ¿el mando definitivo de Xbox One?

Razer Wolverine: Un mando cargado de posibilidades

Al igual que otros productos de la compañía, el Razer Wolverine cuenta con una presentación de lujo. En este caso nos encontramos con una útil bolsa en la que poder guardar el mando y así alejarlo del polvo, pero también obtener la comodidad adecuada para los viajes o torneos.

Dentro de esta bolsa encontraremos diferentes compartimentos para facilitar así el cambio rápido y ágil de los diferentes extras que incluye el gamepad. Este es uno de los puntos que más sorprenden del Razer Wolverine, un mando completamente personalizable en base a los gustos del jugador.

Ya sea como en los mandos Scuf o el propio Xbox One Elite Controller de Microsoft, Razer Wolverine viene cargado de todo tipo de posibilidades. Encontramos la posibilidad ajustar los gatillos inferiores para ofrecer un mayor o menor recorrido, stick sustituibles por otros que garanticen una mayor altura y por ende mejor precisión; sección dedicada para los auriculares o el sonido del micrófono…

A todo ello hay que añadir diferentes partes rugosas con las que así evitaremos que las manos se resbalen en plena partida. En definitiva, el gamepad top de Razer incluye todo lo que el usuario más dedicado de Xbox One o PC buscaría en un mando todoterreno independientemente del género al que esté dedicándose.

Rendimiento bestial pero con peros

Dice el refrán que “quien mucho abarca, poco aprieta”. En el caso de Razer Wolverine se podría utilizar. En esta ocasión nos encontramos con un mando que si bien se puede considerar como un 4x4 en cualquier ámbito, ya sea la conducción o los shooters, pero falla en algo crucial: la calidad de los botones.

Razer ha querido introducir botones pseudo-mecánicos en los clásicos A, B o Y entre otros, pero ha errado en la ejecución. Mientras que los gatillos ofrecen un resultado más o menos óptimo (aunque sin alardes) algunos de los botones más utilizados a lo largo de cualquier partida que se precie no están a la altura.

Nos encontraremos en ocasiones en las que es francamente complicado saber si hemos presionado el botón, o peor aún, apretarlo sin querer. También es destacable el tamaño del gamepad, más grande de lo habitual y que con esa idea de introducir todo tipo de características se ha dificultado la ergonomía.

A destacar, y en este caso de manera positiva, no podemos dejarnos los pequeños botones de la parte inferior; ideales para subir/bajar marchas en los títulos de conducción o realizar ciertas acciones en los juegos de disparos. También es importante resaltar la personalización de los sticks, ofreciendo diferentes alturas e incluso setas para garantizar así la comodidad de los dedos. En ambos casos, Razer ha cumplido.

Otro de los detalles que nos ha encandilado del gamepad ha sido el referente a la inclusión de la zona dedicada a los parámetros de sonido. Podremos introducir el jack de nuestros auriculares, subir/bajar el volumen y por supuesto activar/desactivar el micrófono. Puede que parezca algo innecesario para muchos, pero en juegos con fuerte componente cooperativo como Fortnite, Destiny 2 u Overwatch es una de las introducciones más cómodas.

Nuestro veredicto final

¿Merece la pena el Razer Wolverine? Creemos que el gamepad de la compañía llega para convertirse en el auténtico referente para los jugadores más exigentes de la consola de Microsoft así como PC, pero se deja por el camino varios puntos importantes.

A día de hoy, en un mercado tan extendido como el de los mandos para consolas que cuentan con licencia, se pueden encontrar otras opciones más baratas aunque sean menos completas. Puede que el punto de incluir todo tipo de complementos y a fin de cuentas personalizar tu mando sea un elemento atractivo de cara a su adquisición, pero no dejan de ser 160 euros, encontrando otros productos con similares características por algo menos de precio.

No obstante, el punto más importante y definitorio para hacernos con él o no, es su calidad. Aunque derrocha un diseño espectacular, cable trenzado que aguantará el paso del tiempo entre otras opciones, la calidad de ciertos botones (precisamente los que más utilizaremos) no nos ha parecido del todo acertada. Además de los mencionados con anterioridad, la cruceta del Razer Wolverine es una de las peores que hemos tenido la ocasión de probar.

Si estás buscando un mando con el que seas un auténtico hacha en juegos como Call of Duty, Overwatch o Battlefield, pero también facilitarte la tarea en títulos singleplayer como Wolfenstein, Skyrim o Dark Souls; el Razer Wolverine es una grandísima opción dada su personalización… si estás dispuesto a perdonar sus fallos y te lo puedes permitir, claro.

Puntos Positivos

Presentación de lujo