La tiranía de las notas en videojuegos

La tiranía de las notas en videojuegos

Seguro que todos alguna vez le hemos puesto nota a algo. A la experiencia en un hotel, a una película que acabamos de ver o a esos canelones caseros de nuestra abuela que merecen la calificación de obra maestra. Sea como sea, todos hemos puesto notas a lo largo de nuestras vidas, de hecho todas las empresas nos piden que puntuemos sus productos y servicios para conocer el grado de satisfacción del usuario.

El problema de poner una nota es que es puramente subjetiva, por más que uno se esfuerce en ser objetivo siempre hay una alta dosis de subjetividad que puede influenciar, para bien o para mal, en la nota final que le otorguemos al producto. La casuística nos expone el problema que subyace a una nota: no todos pensamos y valoramos igual. Sí que es cierto que la opinión que ponga un “experto” debe ser mejor considerada que la de un neófito, al fin y al cabo el primero tiene una dilatada experiencia con productos del sector y un mayor bagaje para comparar.

La objetividad periodística

¿Es entonces un periodista de videojuegos objetivo? Sí y no. Personalmente cuando debo realizar un análisis de un videojuego intento ser lo más objetivo posible y evaluar la obra no sólo por lo que contiene sino también por el contexto. Pero no olvidemos que yo, al igual que mis compañeros, soy humano y como humano tengo cierta predilección por unos juegos y aversión por otros. Esto se intensifica con la práctica ya que los redactores solicitamos analizar videojuegos que nos son afines; sagas que conocemos al dedillo y que nos enamoraron de pequeños. En ese caso resulta muy difícil no verse influido por el factor nostalgia y el cariño inherente a la saga.

La tiranía de las notas en videojuegos

¿Es eso objetivo? No, pero es bonito. Es bonito porque es la prueba más pura de que sentimos auténtico amor por el medio, de que amamos nuestro trabajo y de que compartimos con vosotros la misma pasión por los videojuegos. Recientemente en mi análisis del remake de Shadow of the Colossus para PlayStation 4 escribí un artículo que jamás pensé que iba a gustar -de hecho me veía en la calle conforme lo redactaba-. A lo largo del análisis hablo de las mecánicas de juego, de la trama, los gráficos y demás… pero lo cierto es que lo comento de soslayo. Cada vez que releo mi análisis veo una carta de amor a una obra que, pese a ser imperfecta, logró enamorar a millones de jugadores a lo largo del mundo y no me cabe duda de que volverá a hacerlo en PS4.

Es cierto que pude permitirme esta licencia al tratarse de un juego que ya hemos visto en PS2 y PS3, pero considero vital que cada uno de nosotros que escribe un análisis de un juego tenga en cuenta lo que transmite el título; las sensaciones, las vivencias, las anécdotas… Un videojuego es una obra mutable, su experiencia no es igual para todo el mundo. Hay gente que puede verse maravillada ante el diseño de mazmorras de un Zelda, y a otros en cambio parecerles un dolor de cabeza y un esfuerzo mental que no quieren realizar en su tiempo libre.

Por ello considero que un análisis debe ser todo lo objetivo posible sin dejar de lado nunca que la persona que lo ha escrito es un jugador empedernido.

La influencia de las notas

Voy a revelaros una verdad incómoda. A la mayoría de periodistas de videojuegos que conozco, ya sea de JuegosADN o de otros medios, no nos gusta poner una nota numérica. ¿Por qué? Porque por muy profesionales que podemos ser un número nunca representará la grandeza del juego, un número nos dice muy poco de el juego en sí.

¿Y sabéis lo peor de todo? Que uno mira las estadísticas analíticas de la web y se da cuenta de que hay un grueso de usuarios que no se lee el análisis, hace scroll y mira directamente las conclusiones y la nota. Y aún los hay que muy bravos van luego a la sección de comentarios a criticar esa nota sin ni siquiera haber leído el texto.

La tiranía de las notas en videojuegos

Muchos pensaréis: "Si no os gustan las notas y os dan problemas, quitadlas y ya está". Muchas webs lo han intentado y ha sido peor el remedio que la enfermedad. Los usuarios quieren ver notas, no sabemos si por el salseo o por la pereza de leer un artículo extenso; las compañías quieren ver notas ya que del número que tú pongas depende el trabajo de un estudio de desarrollo, de una empresa distribuidora, de un retailer… Puede parecer una tontería pero hay muchos, muchísimos intereses económicos en un simple número que ponga una página web, lo que hace todavía más injusto el sistema de puntuación.

Y con esto no estoy diciendo que los medios estén comprados como muchas veces se comenta. Al contrario, si los medios estuviesen comprados no trabajaríamos en condiciones tan precarias con sueldos ínfimos y cero garantías de estabilidad laboral. El problema radica en cómo los usuarios percibimos las notas de los juegos. Atención, se viene tocho de marketing estratégico.

Cómo percibimos las notas

Voy a intentar simplificarlo a lo absurdo para que se entienda. El principal problema ante el que se encuentra cualquier empresa que quiere medir la calidad de sus productos o servicios viene con la calificación que el usuario da de ésta, lo que en marketing se conoce como Net Promoter Score. Según este sistema analizado por miles de psicólogos y múltiples estudios de marketing detrás, la forma en que el usuario percibe la nota de un producto o servicio no se ajusta nunca a la escala numérica que utilicemos.

El Net Promoter Score establece que un usuario que otorga una puntuación de 0 a 6 sobre diez está claramente descontento con el producto y por tanto se considera detractor. Aquellos usuarios que puntúen el producto entre 7 y 8 se les considera neutrales. Sólo aquellos que puntúen entre 9 y 10 son los considerados promotores, los consumidores que realmente están contentos con el producto y lo recomendarían. ¿No os parece muy injusto?

La tiranía de las notas en videojuegos

En JuegosADN somos muy conscientes de las notas que ponemos pero no hay que irse muy lejos para encontrar webs y revistas cuyas notas se ajustan mucho al concepto que acabo de explicar. Un videojuego con una nota de 6 no es un mal juego, es un título justito pero con detalles interesantes. Un juego de 7-8 de nota es un buen juego, con muchos aspectos destacables y que merece que le demos una oportunidad si nos gusta el género. Un juego de 9-10 es simplemente una obra maestra, un título adelantado a su tiempo cuyas cotas de calidad están muy por encima de todos los demás, un must que todo jugón debería probar y uno de los motivos por los que vale la pena gastar 70 euros.

Así es como lo veo yo, y afortunadamente la redacción de la web opina igual. ¿Qué ocurre? Que otras webs nos han bombardeado durante años con juegos normalitos con notas de 8,5-9, con juegos mediocres con notas de 6-7 y nunca jamás con un juego por debajo del 5. Ojalá fuera todo tan bonito, pero no puedo estar en mayor desacuerdo.

Lectores de JuegosADN, queremos saber que opináis respecto a las notas, cómo interpretáis la escala y si creéis que hay alguna forma de mejorar. Toda crítica constructiva es bienvenida y vuestra opinión es tan válida como la nuestra.