Análisis Mahjong 3D: Luchas Imperiales

Puede que muchos de vosotros no conozcáis este curioso puzzle de origen chino, Mahjong, que se remonta a tiempos antiquísimos. Aunque no se sabe con exactitud su forma de creación, se cree que proviene del pensador Confucio, en el siglo V antes de Cristo.

La característica más destacable son sus utensilios de juego: unas pequeñas fichasfichas con distintos grabados que van desde dragones de colores a complejas letras chinas.

Young Entertainment ha querido trasladar la esencia pura del juego de mesa pero añadiéndole toques modernos, como es la posibilidad de crear nuestro propio nivel o una historia que anima a seguir jugando.

Batallas de la antigua china

Mahjong no es un juego de puzzles que va al grano. Al igual que “El Profesor Layton”, este curioso título tiene una historia tras de si.

Tomaremos el control del rey de Qin, Ying Zheng, que tendrá que construir puentes o ganar batallas a golpe de Mahjong.

Los avances en la historia ocurren de manera similar a lo visto en la saga Fire Emblem, con conversaciones intermedias que muestras a dos personajes cara a cara, aunque en esta ocasión no son meros artes móviles. 

A pesar de ser un juego donde se libran batallas, para nada es violento, más bien al contrario. Todas las conversaciones que veamos tendrán un toque de humor que hace que no nos olvidemos que estamos jugando a un título de puzzles, un pasatiempo más.

Los personajes no son excesivamente carismáticos, aunque la personalidad de algunos brilla más que la de otros, potenciando su encanto. 

Un Feng-Shui poco trabajado

Está claro que un juego como este podría explotar al máximo todos los clichés de la ambientación china.

Los dragones, las flores, las hojas verdes o las cascadas son elementos que están presentes en el juego y que le dan esa atmósfera que debería de tener, pero unos modelados bastante pobres y elementos que quedan “colgados” en el escenario hacen que pierda brillo. 

Los personajes tiene unos modelados tridimensionales móviles con bastante gracia, semejante a los personajes manga. Un punto a su favor son las animaciones faciales, que hacen que se dispare la expresividad de estos personajes y, como hemos dicho antes, les dan un toque de humor.

Los menús pretenden imitar a un jardín zen en miniatura, con las opciones resaltadas en un marco de madera y transiciones guiadas por un abanico que abarca las dos pantallas. La pantalla de abajo permanecerá prácticamente siempre con un papiro para controlar el juego.

El sonido es algo que va bastante acorde con la ambientación que se quiere conseguir. Melodías suaves y relajantes tipo chill-out con intrumentos de cuerda y viento.

Como era de esperar, los personajes no están doblados ni al español ni al inglés (tampoco al chino), pero para lo cortos que son los diálogos tampoco se precisa esta característica.

Un pequeño detalle que podemos considerar fallo en el corte de las melodías cuando se acaban. Lo más normal habrías sido que las melodías que escuchamos fluyeran sin discontinuidades, pero al terminar la canción la melodía se para y vuelve a empezar. Esto que en principio podría no ser importante resulta algo molesto a la hora de la concentración al trabajar en los puzzles.

Por último, el efecto tridimensional de la portátil en este juego es meramente anecdótico. Si bien títulos como Pullblox lo utilizan de una manera sabia, sin hacer daño a la vista y ayudando a comprender mejor lo que ocurre en la acción, en Mahjong las pilas de fichas no resaltan lo suficiente como para ver la cantidad de ellas que hay desde arriba, por lo tanto no es nada útil.

En los menús, el efecto se utiliza de una manera más vistosa: los desarrolladores han optado por amontonar capa tras capa dándole un efecto tridimensional muy resultón, con mariposas que vuelan por la pantalla pero que no llegan a salir. De esto podemos deducir que es un 3D poco agresivo, pero sin que aporte nada importante al juego.