Rememoramos algunas de las grandes producciones que enriquecieron el Cubo.
Todo un objeto de coleccionista.
Tras años de desarrollo y un posterior retraso para hacerlo coincidir con la versión de la actual sobremesa de Nintendo, Link y su apariencia de lobo retomaron la senda visual y jugable de Ocarina of Time para satisfacer a todos aquellos jugadores que no encontraron en The Wind Waker la solidez que buscaban.
La última gran obra de Game Cube.
Una historia más oscura de lo habitual, la importancia de Epona y el perfeccionamiento de una fórmula que decaía en su último cuarto pero que a cambio disponía de unas sidequest interesantísimas y un mundo mucho más compacto que hacían honor al Cubo.
Una descomunal aventura.
Epona pide protagonismo.
Llegando a las tiendas incluso que el original de Game Cube The Legend of Zelda: Twilight Princess intentó sacar partido al revolucionario mando de la consola consiguiéndolo tan sólo por momentos con unas inmortales y cansadísimas sesiones de pesca. Algunos efectos gráficos añadidos, mejores texturas y su “modo espejo” fueron sus señas de identidad.