Análisis Juegos Olimpicos Vancouver 2010

El multijugador sigue muy en la línea del juego principal. Es decir, se nos proponen las mismas pruebas, los mismos objetivos y la misma jugabilidad. La única diferencia radica de que nuestros tres contrincantes, en lugar de ser NPC, son jugadores reales. Podemos jugar con otra consola conectada a través de LAN para picarnos con un amigo, o hacerlo a través de Xbox Live y buscar rivales de todo el mundo. Lo cierto es que, a día de hoy, hay bastante gente en las salas y no nos costará llenar los cuatro espacios para poder jugar. Eso sí, no podemos asegurar que en unos meses estas salas se vacíen y el multijugador muera en su mediocridad. Podremos alardear de nuestras medallas conseguidas en este modo de juego, ya que en nuestro perfil aparecen los datos de cuantas partidas hemos jugado y cuantas medallas de oro, plata y bronce hemos conseguido. Eso sí, no se permiten partidas en la misma consola, una lástima.

La estructura del juego es la misma en este modo. De hecho no existe un apartado de multijugador, sino que este se encuentra dentro del modo principal como una de las tres opciones a escoger. Tampoco es un aspecto cuidado del título, ya que se han dedicado a poner juego multijugador por decreto sin añadir nada interesante. Sin embargo se agradece, ya que como es obvio es mucho más satisfactorio jugar contra jugadores humanos que contra la consola.

Conclusión

Vancouver 2010 no es un juego completo, o al menos no lo parecerá a los jugadores más experimentados. Se trata de una retahíla de minijuegos que nos puede gustar más o menos, pero que ni se estructura como debería ni tiene los ingredientes para engancharnos a la pantalla. Esta fórmula podría evolucionar en un futuro dando, quien sabe, un juego mucho más interesante. El buen trabajo en el apartado técnico hace prever que detrás hay un equipo con talento pero que se quedo sin ideas al ejecutar el juego.

Un título con buen cascarón pero poca yema. Le falta mucho para llegar a ser un juego interesante: le falta estructura, le faltan retos, le faltan metas,  le falta variedad y sobretodo le falta diversión. Demasiadas cosas que se han quedado por el camino para un juego que, si todo sigue la lógica, aparecerá cada cuatro años. La licencia no está perdida, pero esperemos que para la próxima entrega se esmeren más en los apartados que realmente importan en un videojuego.