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Evolucionar y cambiar es bueno, ¿pero debemos aceptar que los estudios medianos y pequeños prácticamente desaparezcan por ello?
El progreso, la evolución, es una característica ligada a fuego a la idiosincrasia del ser humano. Pocos conciben dejar de utilizar el automóvil para reducir la contaminación, o parar de levantar fábricas para dejar de destruir nuestro entorno; esa es la realidad, por mucho que nos guste hablar de ecología y crecimiento sostenible.
Este progreso afecta a todo, y en los videojuegos se traduce en máquinas cada vez más potentes, capaces de crear gráficos que dejarían sin aliento a cualquier visitante del pasado que fuese transportado en la máquina del tiempo de Doc y Marty McFly. Cada vez más memoria RAM, motores más potentes, más capacidad de almacenamiento, un uso más intensivo y constante de la red de redes… Suena genial, no hay nada negativo en ello. O casi nada.
Desde que existen las consolas es evidente que todos los estudios han tenido que irse adaptando a los nuevos tiempos, renovarse o morir que se dice. Especialmente complicado fue el paso del 2D al 3D, un paso que se le atragantó a muchos estudios. Pero ahora tengo la sensación de que se está produciendo una verdadera escabechina; Tim Schafer de Double Fine, ya advirtió en el año 2012 que los estudios pequeños podrían no tener cabida en la nueva generación.
Los estudios pequeños o medianos adoptan ahora una gestión similar a la de los “bancos malos” que durante la crisis se fueron anexionando a los más grandes, para evitar su desaparición. Así le ha ocurrido hace nada a los chicos de Neversoft, un estudio mediano creador de grandes éxitos como 'Tony Hawk' o 'Guitar Hero', que ahora se ha asimilado a Infinity Ward, absorción que generará un megaestudio que se encargará probablemente de una megasaga como 'Call of Duty'.
Lucas Arts, Two Tribes… La lista de desaparecidos o compañías que se ven forzadas a pasarse a otros mercados como el de las plataformas móviles (esos juegos de smartphone o tableta por lo general destinados a partidas rápidas) es interminable.
La pregunta es: para que la bandera del progreso siga ondeando ¿hemos de acabar con los pequeños estudios?¿El futuro será una división entre megacorporaciones y desarrollos indie que tienen la suerte de encontrar financiación?.
Lo grave es que esto ya está ocurriendo hoy en día; desarrollos cada vez más prolongados de estudios cada vez más gigantes. Por desgracia, el futuro parece irremediablemente ligado a estas características; ¿quién puede asumir el capital para crear un pequeño estudio y programar para la consola de moda? Cada vez menos gente.
Quizá el día en que los usuarios se cansen de nuevas entregas anuales de juegos deportivos, más tiros en partidas online del shooter de moda, o más sandbox con una ciudad aún más grande y con gravilla dinámica en la carretera podamos hacer una reflexión colectiva y profunda de a dónde nos está llevando la tecnología en las consolas y si realmente queremos seguir por ese camino.
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