Análisis Colin McRae: Dirt 2

La saga Colin McRae surgió en los 90 y fue toda una revolución, fue el primer simulador serio de Rallies, y demostró que correr contra el crono también es divertido, con un sistema de físicas muy bueno y una simulación muy desarrollada, el piloto escocés McRae, tristemente fallecido en un accidente, fue el elegido debido a su enorme fama, y a ser un piloto técnico a la vez que agresivo que enamoraba a todo el que lo contemplase conducir.

La saga no dejó de evolucionar, y sorprendentemente hoy es bastante arcade, las versiones de sobremesa de Dirt 2 poco recuerdan aquellos simuladores, en los que incluso corremos habitualmente con más coches en carrera, primando la espectacularidad y la jugabilidad directa y sin complicaciones.

Los juegos de carreras son, probablemente junto a los shooters, uno de los géneros donde los programadores más se lucen con los gráficos, Nintendo DS es la consola menos "potente" del mercado actual, y muchos podrían pensar que podría jugar en su contra, pero no es así cuando uno se plantea las cosas adecuadamente, primando la diversión y la adicción, pero nunca descuidando los demás apartados.

Gráficos

El juego es muy ambicioso en este apartado, en otros juegos de DS se ha optado por circuitos sin apenas detalles, para mantener el framerate constante, pero en este Dirt 2 nos sorprenderá la cantidad de vegetación, rocas, casas y otros elementos del decorado que iremos encontrando, lo que se ha traducido en un popping con buena frecuencia en el juego.

Aún así, supone una evolución en DS, y se agradece, los circuitos están ambientados en diferentes lugares del mundo, y mientras que algunos, como China con sus impresionantes túneles, son espectaculares, otros como el de Finlandia, son demasiado básicos, pero insisto, con más detalles que en la mayoría de los juegos de conducción de DS.

Los coches (todos reales) se han recreado de una manera aceptable, y siempre podremos personalizarlos a golpe de stylus, para poder pintar el logo que queramos en las puertas, el capó y el techo, dando lugar a resultados sorprendentes según la imaginación y maña del jugador.

Las físicas son correctas para un juego arcade como el que se presenta, permisivas en cuanto a los choques, pudiendo recuperarnos de una mala pasada de frenada con relativa facilidad, lo que no me ha gustado es la física de los choques, vale que es un arcade, pero el efecto rebote es demasiado, en algunas repeticiones se aprecia lo inverosímiles que pueden llegar a ser las colisiones.

Correremos con otros cinco coches con una buena sensación de velocidad y un framerate constante salvo alguna caída puntual, en general se puede decir que el trabajo luce unos gráficos muy correctos, ambiciosos, aunque le pase factura en determinados momentos.