CD Projekt y las claves de su éxito

Dicho y hecho. La saga literaria de 'The Witcher' engancha como pocos consiguen hacerlo y CD Projekt tenía una base perfecta para empezar un proyecto atractivo, cargado de madurez y con un argumento y personajes que muchos jugadores son incapaces de borrarse de la mente. Y es que gracias a CD Projekt hemos tenido el placer de ver las caras (y algo más dicho sea de paso) a míticos personajes. Así, en el año 2007, llegó a la plataforma PC el primer título basado en las peripecias de Geralt de Rivia, brujo de profesión y experto en meterse líos que soluciona a base de acero y plata, el más que recomendable 'The Witcher'. Afincado dentro del género RPG, la serie destaca sobre todo por ofrecer una temática adulta clara y sin tabúes de ningún tipo. Sangre, sexo, violencia o decisiones morales que afectan a la historia son las principales armas del juego. Touché.

El plan de CD Projekt RED era ofrecer un título maduro para jugadores adultos exclusivamente. El mundo de 'The Witcher' es salvaje, cargado de peligros y con estos rondando en cada rincón de formas muy diferentes. Si no es una bestia sedienta de sangre, es un espíritu que busca venganza o un humano con ansias de un poder mayor al que puede controlar. Política, combates a muerte, amor, algo de zorrería si se me permite, guerras, traición, brujería, magia, criaturas de todo tipo habitando un complejo mundo donde nada es lo que parece y todo puede ser. Con esto en la mano, el estudio polaco ha sabido conquistar nuestros corazones. Ellos mismos dijeron que sólo hacían juegos para un público adulto y desde luego que no mentían. 'The Witcher' es complejo, completo y detallista al máximo. 'The Witcher' es tan grande que puede abrumar a aquellos que no están acostumbrados a algo así.

Un paso más allá con Geralt

'The Witcher' sentó nuevas bases para el género RPG de corte occidental gracias a una mecánica de juego directa más centrada en la acción, pero sin desmerecer otra clase de opciones. Hacer crecer al personaje para que aprenda nuevas técnicas o crear pociones para mejorar su ya extensa gama de habilidades en el combate son algunas de las opciones que esta primera entrega mostraba a nivel de jugabilidad. Si esto lo unimos a una historia más interesante, un mundo cargado de detalles y que podemos recorrer casi libremente, misiones secundarias para mantenernos pegados al teclado y al ratón durante horas y personajes carismáticos como el propio Geralt y otros que nos vamos encontrando por nuestro camino, ya tenemos el RPG que todo el mundo desea. Eso sí, todo es mejorable y CD Projekt RED lo sabe muy bien. Pese al atractivo inicial del primer título, el estudio polaco quería más.

Evidentemente, el usuario que ha pasado horas y horas con 'The Witcher' sabe que hay cosas a mejorar y otras a potenciar. La base era buena, pero el estancamiento es algo que no se perdona nunca. Con eso en mente, CD Projekt RED lanzó en PC y Xbox 360 (primera entrega en consola de sobremesa) 'The Witcher 2: Assassin’s of Kings'. La primera entrega no llegó a Xbox 360 y PlayStation 3 por temas de dinero y hubo de ser cancelada. Es una auténtica lastima, pero las cosas son así. Con la segunda entrega, el estudio pudo arriesgar un poco más y así iniciar la conquista de terreno desconocido. 'The Witcher 2' mantuvo la base de la entrega original aunque con algunos cambios, sobre todo en el sistema de combate, mucho más libre y directo. La historia seguía su curso, más madura y atrayente que antes, con personajes de gran importancia y con opciones jugables muy apetitosas.

Esta entrega destacó además por ofrecer un juego con un nivel visual realmente poderoso tanto en PC como en Xbox 360. El RED Engine, creado por el estudio polaco específicamente para esta entrega empezaba con buen pie, aunque necesitaba un buen pulido. No todo fue bueno en esta entrega. Por desgracia, toda la libertad de exploración que teníamos en el primer juego se había perdido en parte. Los escenarios tienen un tamaño aceptable, pero no permitían regresar a otros vistos con anterioridad debido a su división por capítulos. En este sentido, la obra de CD Projekt perdió parte de su atractivo. Si el primero era una Miss, este se quedó en finalista. Por supuesto, sobra decir que la calidad argumental y todo el concepto jugable siguen estando a un nivel superior gracias a las opciones de diálogo y sus múltiples variantes. 'The Witcher' no es una obra para jugarla una única vez.

Expansión con GoG

Distribuidora de títulos Third Party en su país de origen, desarrolladora de juegos de gran calidad y también gestora de una página web que se encarga de vender juegos en formato digital a unos precios escandalosos. La expansión dentro de un campo concreto es la clave del éxito. Si una compañía se ha especializado en videojuegos, lo mejor que puede hacer para garantizar su futuro es ver qué más opciones puede tantear para ampliar su mercado y mejorar su eficiencia económica. El dinero es la clave para conseguir realizar proyectos cada vez más grandes y mejores. Con esta premisa, CD Projekt creó la plataforma GoG dedicada a la venta de juegos antiguos y también modernos libres de DRM y de toda sustancia nociva para los jugadores de PC. Salvando las distancias, GOG es parecido a Steam pero sin opciones multimedia y con una biblioteca de títulos algo más reducida.

¿Qué puede aportar GOG a CD Projekt y su división de videojuego? Además de dinero, GOG sirve para que la imagen del estudio de cara a los usuarios sea cada vez más brillante. Si un equipo de desarrollo se preocupa de tal forma por los jugadores de a pie, estos confían cada vez más en ese estudio y no dudan un ápice de la calidad que podría tener un proyecto de futuro. La clave está en ganarse al usuario con movimientos con acciones que sean del agrado de este y nunca con zancadillas. ¿Qué les pasan a las compañías que hacen chapuzas años tras año y se excusan diciendo que para el siguiente ya no cometerán dichos errores pero aun así los cometen? La confianza de los usuarios se va al traste y la imagen de la empresa se deteriora de forma exponencial hasta llegar a unos límites preocupantes.