Far Cry 3

Como decíamos, Crytek no quiso obcecarse con esta saga e inicio una que sería la sucesora espiritual, que mejoraría las bases de Far Cry. Obviamente hablamos de Crysis, otra saga que ha marcado a los jugadores de PC. Pero para Ubisoft, poseedora de la marca, Far Cry era un bocado demasiado apetitoso como para dejarlo escapar. Por ello desarrolló Far Cry 2, esta vez ambientado en África, un título que a pesar de intentar seguir religiosamente las pautas del primero no gustó demasiado al público. Esta tercera entrega vuelve a sus orígenes en una isla paradisíaca, aunque con algunos elementos que la vuelven, a priori, más interesante que su antecesor.

En la demostración con la que ilustraron el juego en la conferencia, posiblemente de lo mejor de la por otra parte excelente presencia de Ubisoft, nos situábamos en otra bella zona paradisíaca, en clara referencia a la primera parte de la saga. Nuestro personaje, Jason Broody ha acabado en una isla perdida junto a su novia, aunque de momento no se ha explicado por qué. La pipiola es secuestrada y el protagonista, que pasa por ser un héroe, no duda en lanzarse a la aventura con tal de rescatarla.

No pasa mucho tiempo hasta que él mismo es capturado por unos mercenarios. Los mercenarios, junto a otros grupos del mismo talante, son los que habitan en la isla. Lo peor no es su condición laboral (si es que mercenario se considera un oficio), sino su condición mental; estos criminales están realmente desquiciados, y su líder para que es el que más ha volado sobre el nido del cuco. Cada una de estas bandas tendrá un cabecilla con una personalidad muy distinta, aunque con una locura igual de marcada. Sin duda será genial enfrentarse a enemigos con el carisma que puede destilarse de estos distintos grupos.

Una vez capturados, el primero de estos líderes, el sanguinario Vaas, nos pone ligeramente en situación. Esta isla está plagada de estos mercenarios dementes, y como no le caemos muy en gracia, nos ata de pies y manos y nos lanza a un lago que parece nuestra perdición, pero en realidad es el inicio de toda la aventura. En una escena absolutamente desesperante, este protagonista logra escapar de su aciago destino y sale a la superficie. Tras caminar un poco por una cueva, se encuentra a uno de los mercenarios de espaldas. Rápidamente, lo agarra y le rompe el cuello; descubrimos pues algo más de Jason Broody: también se le da bien esto de matar.

En este momento de la demostración, se inicia una secuencia de acción trepidante que nos recuerda a la primera entrega de la saga. Tenemos que asaltar un campamento, y aunque los desarrolladores optaron por la opción más directa, al parecer en estos casos tendremos cierto margen de maniobra para elegir cómo queremos afrontar cada una de las situaciones. Podemos actuar con sigilo y matarlos uno a uno por detrás, o armarnos hasta los dientes y entrar por la puerta principal, o quizás nos apetezca hacer un híbrido entre ambas y disparar pero con sentido común y teniendo en cuenta la inferioridad numérica que siempre tendremos en contra.