El latido del jugón: ¿Un futuro sin pasado?

Reportaje

Y entonces sonó...

04/04/2011 22:00
El tiempo se paró durante unos instantes, mientras el sol se recolocaba en su lugar y la vida cobraba forma ante mí. Aturdido, aparté las sábanas de mi cama en busca del dichoso sonido que hacía que me preguntara si conservaría los tímpanos intactos al apagarlo.

ELDJ + BY [1]

Al fin, de un zarpazo, hice callar a mi ensordecedor enemigo y pude preguntarme qué malvado y cruel archienemigo mío podría haberme tendido semejante trampa... ¿Quién osaba despertarme, a mí, en mi único miércoles libre del mes, a esa hora? ¿Ganondorf? ¿El profesor Oak? ¿El Inquisidor? ¿O podría haber sido mi madre?

Contemplé como el recién estrenado móvil lucía orgulloso su primera marca de guerra, fruto de la reciente batalla e, incrédulo, leí el nombre de la exterminada alarma, titulada "Recolecta de HYPE". ¿Podría ser cierto? ¿Podía haber terminado la larga espera a la que me había visto condenado desde que se anunciara algo de tal envergadura?

Ante mis ojos habían pasado, durante numerosas ferias y días de lluvia docenas de noticias, rumores, análisis, imágenes y vídeos. Desde descalificaciones por parte de otros desarrolladores a insultos de fanboys sin cerebro, pasando por charlas de alabanza vacías o lemas incoherentes. Mi HYPE había subido y bajado como mi propio estómago al montar en una lanzadera. ¿Podría, de verdad, tener al fin tan preciado bien en mis manos?

Me levanté de un salto al más puro estilo Mario, pisando al aterrizar a un curioso Koopa blanco con forma de calcetín que se volvió, recordándome que la cama de mi hermano, y lo más importante, él mismo, aún residían allí mismo, debajo de la mía, descansando tras haber arrasado a mi lado a un ejército de Helghast entero esa misma noche.

Disculpándome por el pisotón arroje la puerta de mi habitación abajo, en busca de mi cartera, mientras mentalmente hacía los últimos cálculos acerca del presupuesto a gastar, pero al comprobarlo... ¡horror! ¡No tenía suficientes rupias para mi capricho!

Me dirigí en busca del pequeño Koopa blanco que había dejado atrás hacía apenas unos minutos mientras maldecía el momento en el que me crucé con esa máscara de Splicer de oferta... sí, con la cartera llena.  Éste, temeroso y ansioso porque le devolviera la oscuridad de su mazmorra no tardó en soltar el dinero que me faltaba haciéndome prometer, creo que ya entre sueños, que cuidaría de Albión.

Abri la puerta de mi casa, comprobé, como siempre hago, que Tom Nook no estaba por allí y me dirigí al ascensor. Cuando abrí la puerta de  éste, por un momento, creí ver el reflejo de Kratos, escena que se desdibujó para mostrarme a mí mismo en ropa interior (que la opinión personal acerca de mi cuerpo puede estar un poco exagerada no es debatible).

Tras el pequeño incidente, que sorteé sin demasiada dificultad pude llegar al portal de mi bloque, donde, tarareando la canción de Epona, esperé a que esta apareciera pero al ver que no lo hacía decidí marchar con un amigo que pasaba por allí, que se define a sí mismo como un exterminador de zombies profesional (y de infectados, que la cosa en este sector está muy mal y ha habido que adaptarse). Tras comentarle la epicidad de la odisea que me disponía a emprender se apuntó a ella, engañado, sí.

El camino fue corto y rápido, sin darme cuenta y en parte gracias al curioso debate mantenido sobre NGP y 3DS llegué al centro comercial, dónde me acerqué al plano de éste esperando poder colocar un marcador rápido al que teletransportarme. No fue así, y tras dos horas deambulando por el centro llegué a mi tienda de juegos predilecta, donde dejé a mi compañero dispuesto a cumplir la ardua tarea de encontrar un Dead Rising en su embalaje original.

El dependiente me miró con desdén, sabía a lo que venía, y a mí no podía engañarme, había visto como les llegaba el juego hacía escasos minutos dispuesto para su venta. Mientras el me contemplaba, envuelto en un torbellino de envidia, ¡y cuántos no lo harían si no pudieran disfrutar, hasta aproximadamente ocho horas después de lo que yo iba a disfrutar en minutos!, yo saqué el dinero, lentamente, disfrutando del momento. Fue entonces cuando caí, mal hecho por mi parte, en la cuenta de que había una edición especial...

Dejé al dependiente regondeandose en el mostrador y fui en busca de mi amigo. Si mi señor, Kojima, lo había puesto ahí a él en vez de a Epona sería por algo. Me lo encontré frente a Kinect, peleando a muerte con un curioso tigre de bengala que parecía no rendirse. Prometiendo guardar su secreto me dió el dinero justo para la compra.

De vuelta con el dependiente éste se resignó a darme mi preciado bien, dejó la caja en la bolsa de un golpecito leve (que casi le cuesta la vida) y me lo entregó pero antes de volver busque a mi compañero al que, lamentablemente, no encontré allí y del cual, a día de hoy, sigo sin saber nada de él... por lo que me temo lo peor.

Decidí volver en autobús, asique tuve media hora a un pobre conductor acongojado porque en su vehículo había montado un psicópata que reía, aplaudía, lloraba y sonreía, todo al mismo tiempo, mientras leía un pequeño manual. Y esque para mi aquello era como inyectarme HYPE. Entre la carátula, el disco y el manual acabe en un estado algo bochornoso de explicar.

Por fin en casa, deje atrás a una familia que comía tranquilamente viendo de lejos como se habían decidido a cambiarme por un cactus, pues según ellos les hacía más caso que yo y tras esperar una tediosa instalación y un parche de varios gigas, coloqué el juego en un cuarto que había nacido para albergar su saga, que no dudaría en comprar en un futuro y me dispuse a jugar a algo por lo que había nacido, mientras oía el suave ronroneo del lector de mi consola.

Y entonces llegó la era de la descarga digital...