Pre-Análisis De paseo a otros pueblos de 'Animal Crossing: New Leaf'

¡Bienvenidos al pueblo de mi amigo japonés!

Han pasado ya un par de semanas desde mi llegada a Castilla, y aun parece que fue ayer cuando no tenía siquiera casa. El pueblo ha evolucionado mucho. Ahora tenemos farolas en las calles, bancos, fuentes, e incluso un centro de reseteo para mantener controlados a los jugadores tramposos.

Pero llega el momento de ver mundo, de conocer a otros jugadores. Gran parte de 'Animal Crossing’ es la parte social de un videojuego, la sensación de relacionarse con otros jugadores de una u otra manera. Todo comienza al abrir la puerta del pueblo que se encuentra en la vía del tren.

En ese momento, algunos amigos comienzan a llegar, uno a uno, a Castilla. Lo primero que se le ocurre a uno es la posibilidad de intercambiar objetos, como por ejemplo fruta; en este caso, cada pueblo dispone de un fruto distinto y único, así que nuestra primera acción en el modo multijugador es intercambiar fruta con nuestros amigos para después plantarla por nuestro pueblo.

Los jugadores disponen de un chat en todo momento en la parte inferior de la pantalla táctil con el que comunicarse, tanto en el modo online como en el local. Y es que una de las ventajas de ‘Animal Crossing: New Leaf’ es que aprovecha todo el potencial de la Nintendo Network.

¡Que morro! ¡La nave de Olimar en Pikmin!

En la isla que ya os comentamos en el anterior artículo, os narrábamos cómo podríamos ir a una ‘isla internacional’ con gente de otros países y del nuestro propio, y que no se encuentran en nuestra lista de amigos. Para agregarlos tendremos que intercambiar nuestros códigos de amigo de forma manual. En cualquier caso, ‘New Leaf’ puede servir para conocer gente con quien compartir intereses.

Una vez registrados, los jugadores podrán pasar de un pueblo a otro en el modo online siempre y cuando las puertas estén abiertas, paso que no se demora mucho.