Análisis Razer Wildcat

¿Rival para el Xbox One Elite Controller?

No cabe duda de que Xbox One Elite Controller es el rival más directo para Razer Wildcat. Pero puede el periférico de Razer supera al sobresaliente mando de Microsoft. Lo cierto es que Wildcat conserva sus propias ventajas, pero también defectos. En cualquiera de los casos esa es una pregunta que responderemos en líneas posteriores.

Como buen periférico pensado para uso profesional, el Razer Wildcat incluye todo lo necesario para poder llevarnos el producto de viaje y personalizarlo a nuestro en pocos segundos. Salta a la vista la robusta funda, ideal para transportar el mando, así como otros útiles que serán de gran importancia para dar mayor eficiencia al pad.

En este aspecto se incluyen dos pegatinas, o Green-grip, para situar en los cuernos del mando y con ello ofrecer un mejor agarre. ¿Útil? Sí, pero no es una opción que quede en buen lugar debido al material “barato” de los adhesivos, así como un proceso de instalación incómodo y que se traduce en que no queden cuadradas como deberían. Por otro lado, en un pequeño sobre se adjuntan un destornillador (para quitar los gatillos inferiores), además de dos setas opciones para los sticks y que difieren de las originales en su color y textura.

Rendimiento y control

Ahora sí, toca hablar del Razer Wildcat y el rendimiento que nos ha proporcionado tanto en Xbox One como PC.

Salta a la vista que además de conservar el mismo diseño que el gamepad de la plataforma de Microsoft, en esta ocasión Razer ha querido dotar de ciertas ventajas a su producto con respecto a lo que tenemos en su competidor el Xbox One Elite Controller. Sin duda lo más destacable es la inclusión del control de volumen, party y por ende el mini-jack para auriculares. Pueda parecer un detalle sin importancia, pero ya con ello os habéis ahorrado los 20 euros que cuesta el de Xbox One.

Una de las cosas que sorprende nada más tener el Razer Wildcat entre las manos es su peso, muchísimo más ligero que el Xbox One Elite Controller, lo cual ayuda a que nuestras manos se cansen mucho menos. Dicha característica tiene truco, pues al contrario que el pad de Microsoft, el de Razer no incluye baterías por lo que deberemos depender por entero de jugar con cable. Algo que puede no gustar a todos, pero la longitud de éste es lo suficientemente extensa como para no tener que preocuparnos.

Los botones, grandes protagonistas de todo mando profesional, dejan una cal de y una de arena. En la parte positiva encontramos los gatillos inferiores, los clásicos A, B, X e Y con tacto similar a las teclas mecánicas, además de los sticks. No hay que olvidar tampoco los gatillos RT y LT, con opción a personalizar totalmente el recorrido de éstos, dándonos cierta ventaja en los juegos competitivos.

No es así el caso de los botones RB y LB; algo incómodos debido a su tacto, dureza y posición. Por desgracia, la peor parte se la lleva el D-Pad. Si algo ha hecho muy bien el mando de Xbox One ha sido implementar un D-Pad apto para todo tipo de juegos, tanto plataformas como juegos de lucha. El Razer Wildcat ofrece esta característica, pero dividida en cuatro teclas que resultan algo incómodas.

Buen rendimiento, pero con elementos descuidados

Razer Wildcat está disponible en el mercado al precio de 150 euros; mismo precio que el Xbox One Elite Controller. La pregunta “¿Es mejor que el mando profesional de Microsoft?” es poco más que obligada sabiendo que conservan características, público e inclusive coste.

Siendo sinceros, sí, Xbox One Elite Controller es superior al Razer Wildcat. El gamepad de Razer hace cosas muy, pero que muy bien. Es más ligero, los botones de colores clásicos de Xbox responden a la perfección además de dar una sensación agradable, así como unos sticks que cumplen su función. En definitiva, la personalización es una de sus características básicas, pero en este sentido Xbox One Elite Controller es superior.

Tal vez por 100€ el Razer Wildcat hubiera sido una opción poco más que imprescindible, pero por el mismo precio el periférico de Microsoft eleva aún más las opciones de personalización al incluir diferentes D-Pad, hasta tres tipos de sticks entre otros elementos. Sin duda Razer Wildcat es un gran mando, de eso no cabe duda, pero tal vez los jugadores más exquisitos y que gusten de disponer de innumerables elementos a configurar y no quieran complicarse con pegatinas que mejoren el agarre o jugar con cable se decanten por otras variantes. 

A favor

En contra