Análisis A Boy and His Blob

Partiendo de la misma premisa, controlaremos a un inocente niño al que seguirá durante toda la aventura Blob, un esponjoso extraterrestre cuyo deseo es regresar a su planeta para salvarlo de una grave amenaza. Habiéndonos situado en la historia, es a partir de aquí donde la desarrolladora ha convertido el difícil, y a veces frustrante, juego original en una aventura mucho más llevadera y planteada de la forma realmente inteligente que vamos a comentar a continuación.

Jugabilidad

Es aquí donde A Boy and his Blob se convierte en un producto a tener en cuenta gracias a su simpático y original desarrollo. Nos ofrece la oportunidad de disfrutar del título con diferentes configuraciones de control que no afectan a la jugabilidad ya que todos y cada uno de ellos se controlan al más puro estilo tradicional.

Lo primero que llama la atención es la ausencia de todo tipo de menús y textos durante el juego. Entrando directamente a jugar desde la pantalla de título, manejaremos a nuestro protagonista, de identidad desconocida, moviéndolo por la pantalla, saltando y, la base de todo el juego, lanzando unas extrañas píldoras a la distancia que más nos convenga para que Blob se alimente de ellas. Estas píldoras trasformarán a nuestro pequeño alienígena en diferentes formas que, utilizándolas en el lugar y momento adecuados, nos permitirán avanzar evitando los innumerables obstáculos y gelatinosos seres oscuros que nos encontremos.

De esta forma durante los 40 niveles que deberemos recorrer utilizaremos esta técnica para resolver los puzzles que nos impedirán avanzar hasta superar la misión. Por si esto no fuera suficiente, en forma de secreto, podremos encontrar tres tesoros ocultos en cada uno de los niveles, Blob debe comérselos por lo que intentaremos hacerle llegar hasta ellos. Si lo conseguimos se nos abrirá una nueva mini-misión mucho más rápida y directa que los niveles normales que nos desbloquearán diferentes sorpresas a lo largo del juego.

Teniendo clara la estructura del título, lo siguiente a tener en cuenta es el ritmo del mismo. Y es que mucha gente se piensa que su desarrollo debe ser muy plataformero clásico y no es así, en absoluto. De hecho, es más bien lo opuesto ya que A Boy and his blob es un juego lento, muy pausado y que requiere saber que transformación de Blob es la adecuada para cada situación y nos permita avanzar con el niño sin que te toque un enemigo o caigas sobre unos pinchos.

Es precisamente en este punto donde está el inconveniente del juego, en su mayor virtud. Y es que, en cada nivel disponemos de unas píldoras de transformación determinadas por lo que tampoco se nos da una excesiva libertad, que es menor si tenemos en cuenta los carteles que encontramos muchas veces por los escenarios mostrando la forma de Blob a utilizar. En muchas ocasiones sabemos lo que tenemos que hacer porque no tenemos otras opciones y tan sólo nos hace falta descubrir el lugar o momento necesario para tener éxito en una determinada zona. Está bien porque se hace accesible para todo tipo de público, pero quizá convierta al juego en un título más fácil de lo que debería en algunas ocasiones.

Entrando directamente en el control, como antes hemos comentado, elijas la opción que elijas, el manejo será el mismo ya no incluye ninguna función que aproveche el mando de Wii…Y sí que lo podría haber hecho. Algunas transformaciones de Blob están pidiendo a gritos ser controladas de una forma diferente con el Wii Remote, pero no es así y además, precisamente es en esos momentos donde más de uno se puede desesperar a causa del poco intuitivo control y su excesiva sensibilidad. Paciencia y práctica serán suficientes para una pequeña parte del título que de otro modo podía haber conseguido unos puntos extra.