Según Phil Spencer, Xbox Series X no será la última consola de Microsoft

Xbox Series X

De cara a esta nueva generación, el ángulo con el que las tres grandes compañías lo enfocan es distinto en cada una. Mientras Nintendo va por su cuenta como es habitual, y Sony plantea más iteraciones numeradas y cierta retrocompatibilidad, Xbox ha estado tomando decisiones más orientadas a dejar las consolas como tal atrás. Xbox Game Pass y Project xCloud son una muestra de que para Microsoft lo importante ya no es el dispositivo en sí, sino los juegos y la plataforma en la que jugar esos juegos, bien sea descargado o en la nube. El propio nombre de la Xbox Series X indica una trascendencia en cuanto a generaciones, siendo Xbox un nombre genérico para los distintos modelos de consola, que pueden variar mucho en capacidad, como es el caso del rumoreado proyecto Lockhart.

Sin embargo, y como ha aclarado Phil Spencer en una entrevista a Wired, esto no significa que Microsoft vaya a salir del mercado de fabricación de consolas en un futuro cercano, aunque sí se plantea un futuro en el que las consolas no sean el centro de la experiencia. Phil sabe que mucha gente aún no está interesada en jugar a juegos AAA en su móvil o en una tablet, y que la experiencia en la televisión va a seguir siendo importante, y no piensa que la Series X vaya a ser su última consola. "Creo que haremos más consolas que hagan que la experiencia de jugar en la televisión funcione y sea agradable", indicó el jefe de Xbox. Aún así, también indica que "nos centraremos en el jugador y los dispositivos que tienen y que encajan en su estilo de vida", refiriéndose a iniciativas como xCloud o Play Anywhere, que permite comprar un juego para Xbox y jugarlo en PC.

La intención de Xbox es que la experiencia de los videojuegos no dependa del dispositivo en el que se juega, al igual que "tú y yo vemos algo en Netflix, yo no sé dónde lo ves, tú no sabes donde lo veo, pero podemos hablar sobre las series que vemos. Quiero que los videojuegos estén en ese mismo nivel."

Fuente: Wired